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Paca Blanco: “Nos metieron presas para hacer de nosotras mujeres sumisas y católicas”

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

Aristóteles Moreno

18 de octubre de 2025 20:01 h

1

La de Paca Blanco es la historia de la España en blanco y negro. Su biografía está plagada de reformatorios, fugas, palizas y coraje. Mucho coraje. Es dueña de una vida trepidante. Agreste. Indómita. Fue una de las miles de mujeres secuestradas por el régimen de Franco para ahormarlas como buenas católicas. Sumisas y obedientes. Pero sobrevivió a la persecución y el sometimiento. Y emergió como ecologista comprometida, activista antinuclear y okupa ingobernable.

Acaba de publicar sus memorias. Pura dinamita para acomodaticios. Y ha hecho escala en Córdoba para presentarlas en el Rey Heredia. Aparece en los Jardines de Orive apoyada en un andador junto a Pepa Bonilla. Cabello violeta, camiseta de Stop Desahucios y, cómo no, pañuelo palestino. Es pura energía. “Nací en 1949 en la Calle de la Paloma en Madrid. Tiraron casi todo el barrio para hacer una avenida y me mandaron a San Cristóbal de los Ángeles. Allí pasé mi adolescencia problemática”.

PREGUNTA. ¿Problemática por qué?

RESPUESTA. Porque era un barrio periférico y soy una barriobajera. Me he criado ahí. ¿Y qué quiere que le diga? Me ha marcado el barrio.

Las monjas intentaron quitarme a mi niña para dársela a una buena familia

P. ¿Qué es ser una barriobajera?

R. Ser una barriobajera es vivir en la calle. Tener amigos de todo tipo. No juzgar a la gente ni por su condición, ni por su dinero, ni por nada. Era un barrio pobre, obrero, trabajador, con mucha delincuencia. Y tratas a todo el mundo igual.

P. ¿Qué se aprende en un barrio pobre?

R. A vivir. Es una universidad. Yo no pude ir a la universidad, pero tengo la universidad de la calle. Por eso digo que soy barriobajera y con mucho orgullo.

P. Su padre era preso político republicano.

R. Era rojo.

P. Ya empezamos torcidos.

R. Claro. A ver, ¿qué quiere?

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. ¿Y cuál era la historia de su padre?

R. Tenía la pena de muerte en Cuelgamuros. Y le conmutaron la pena por varias razones. Una es que mi madre trabajaba en una sastrería de fascistas. Y como estaba en la sastrería horas interminables y además limpiaba, fregaba y le cuidaba al niño, pues le tenían mucho cariño a la pobre mujer. Y entonces deciden ayudarla con un novio rojo al que van a matar. Mi padre era ebanista y barnizador. Y entonces había que restaurar Madrid. Lo sacan de Cuelgamuros y lo llevan a un campo de trabajo en el centro donde tiene que trabajar ocho horas para el Estado y otras ocho para su casa.

P. O sea: cuando usted abre los ojos ya estaba en una familia de perdedores.

R. Yo vivo en una buhardilla del Madrid antiguo. En una habitación duermen mis abuelos, en otra mis padres y en una cama mueble del comedor duermo yo. Ahí me crié. En una corrala del Madrid castizo. Eso sí: no me ha faltado de nada. Yo era la hija de un señor que estaba preso y sus hermanas lo tenían en palmitas.

P. Y la llevaron a Alemania.

R. Me voy a Alemania porque mi madre dice que no puede conmigo y me manda con unos tíos que estaban allí de emigrantes.

P. ¿Con cuántos años?

R. Con 16. Tuve mucha suerte porque era pelirroja con pecas. Los alemanes no me tenían por española. Iba a la discoteca y donde me daba la gana. Y daba el pego hasta que abría la boca. Me fue muy bien. Tengo un carácter abierto y he sido muy libertaria de siempre. Para mí, Alemania estaba mucho más avanzada que Madrid.

P. Volvió de Alemania y la metieron en el Patronato de Protección a la Mujer.

R. Volví y estuve unos meses en casa. A mí me pilla una Transición política sangrienta, una revolución musical de la hostia y todas las hormonas revueltas. Y pretendían hacer de las chicas de aquella época mujeres como Dios manda: sumisas y católicas. Y no éramos así ya. En los sesenta, la mayoría estábamos viviendo algo que estaba por llegar.

A las lesbianas les daban electroshock para curarlas

P. ¿Y quién la mete en el reformatorio?

R. Mi familia. Fallece mi padre y empiezo con la adolescencia. Vivo en San Cristóbal de los Ángeles y acudo a las huelgas, las manifestaciones y todo lo que se empieza a mover políticamente. Ya tenía unas ideas que me venían de antiguo. Esperaba en la carretera de Andalucía a los obreros de Marconi, de Telefunken, de la Standard y armábamos unas huelgas cojonudas reclamando derechos. Entonces, las mujeres de mi familia consideraron que yendo a manifestaciones por el día y a bailar con minifalda por las tardes yo no tengo solución. Me tienen que reformar no vaya a ser que termine en la cárcel como mi padre. Y casi me meten porque acabé con la Ley de Vagos y Maleantes.

P. Y entra en el año 67 en el reformatorio.

R. Sí. Me pilló todo de sorpresa. Yo soy atea, como mi padre, y cuando vi lo que había allí dentro, miré por todos los sitios a ver por dónde me podía marchar. Era mi obsesión. De todos los sitios donde me han metido me he escapado.

P. La llevaron a las Adoratrices.

R. Adoratrices fue después. Primero me llevaron a un reformatorio que hay en Collado Villalba en Madrid. Después descubrí que era un reformatorio de castigo con unas monjas italianas. Nos sometían a castigos físicos enormes. Nos cortaban el pelo, nos metían en celdas de castigo, nos dejaban sin cartas, sin visitas y sin comer a chicas de 16 años que no habíamos cometido ningún delito. Estábamos presas solo porque había que hacer de nosotras mujeres del régimen y devotas.

P. Buenas católicas.

R. Exactamente.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. Y se fugó.

R. Yo me he fugado de todos los sitios donde he estado. De todos. No he parado en ninguno. Luego estuve en las Adoratrices, que no eran tan violentas como las de Villalba, pero eran sibilinas. Una lavada de cerebro desde que amanecía el día hasta que te acostabas. Y por la noche hacías guardia en la capilla con un angelote que tenían allí con una antorcha. Adoratrices significaba adoración. Y teníamos que adorar a quien fuera de día y de noche.

Me llevaron a las Adoratrices de Zamora, donde hacía un frío que pelaba. Nos levantaban rezando y nos acostaban rezando. Te encontrabas con una amiga por el pasillo y no le podías decir “hola, Mari Pili”. Le tenías que decir “bendito sea el santísimo sacramento del altar”. Y te contestaba: “Bendito sea por siempre y adorado”. Eso es todo lo que podíamos hablar entre nosotras. Así que cuando todas las monjas estaban dormidas nos íbamos a las pilas de lavar y allí, heladitas de frío, hablábamos. Te podían castigar sin desayunar, sin comer o sin lo que fuera por estar allí hablando. O te podían considerar lesbiana y te llevaban a Ciempozuelos.

P. Que era peor.

R. Era el Psiquiátrico. Y allí te daban electroshock porque a las lesbianas había que curarlas.

P. A usted no la llevaron allí.

R. No. No me llevaron allí porque me escapé. Yo me he escapado de todos los sitios donde he estado.

P. Pero, ¿en cuántos reformatorios ha estado?

R. No va por reformatorios. Va por congregaciones. Están las Adoratrices, las Trinitarias, las Coeli de Villalba, las del Buen Pastor, las Esclavas de no sé qué. En Collado Villalba me he llevado 24 chicas en una fuga. No me querían en ninguna congregación y querían aplicarme la Ley de Vagos y Maleantes.

Me he fugado de todos los reformatorios donde me han metido

P. Usted se quedó embarazada.

R. Hombre, claro. De tantas fugas. ¿Qué quiere que le diga? Llega un día y el novio que te ayuda o el chico que te gusta te lleva al huerto. Cuando entramos nos clasifican entre enteras y no enteras. Yo entré entera, pero con el paso de todo este follón, pues ya no estaba entera. Y como estaba viviendo en un sistema donde no había ni condones me quedé embarazada. Una de las veces que me cogieron me llevaron a la maternidad y de ahí me fugué también embarazada de ocho meses. Me dijo la superiora: “Si te vas de aquí ya no vuelves a ningún convento. Vas directamente a la cárcel por vaga y maleante.

P. Y, si no estabas entera, estabas en pecado,

R. Claro. La maternidad de Peñagrande era el horror de los horrores. Las chicas de 14, 15, 16 años embarazadas cuando tenían los dolores de parto las metían en una habitación que solo cabía una cama con un cristo de una dimensión de toda la pared. Y a ese tenías que estar todo el rato diciéndole: “Soy una pecadora y una golfa”. Según las monjas, tenías que pedir perdón para que tu niño viniera bien.

El terror continuaba porque yo escuchaba a las adolescentes madres el miedo que tenían de que los niños se pusieran malitos. Subían a la enfermería y ya no bajaban. A las monjas los niños se le morían. Y yo no me he visto nunca el cadáver de ningún niño. O sea: los daban en adopción, los vendían o trapicheaban con ellos. Y eso era lo que había en Peñagrande. Era el terror de los terrores. Ya no eras tú sola. Eras tú y otra vida que traías. Y había que defender eso con uñas y dientes.

P. Y usted parió en fuga.

R. Sí. Yo parí en fuga. Me fui al equipo quirúrgico, a la calle Montesa de Madrid, donde se paría gratis. Y ahí tuve la niña. También me la intentaron quitar las monjas. Intentaron convencerme de que yo era una fulana. Que la vida que llevaba no se la podía dar a mi hija y que lo mejor era dársela a una buena familia. Pero yo me quedé con mi hija. Y seguí luchando por ella hasta el punto de que la única manera de salir del Patronato era meterte a monja o casarte.

P. No la volvieron a ingresar.

R. No. Tengo un tío que era del Partido Comunista y dio un puñetazo a la mesa. Dijo: “Hasta aquí hemos llegado. A ver si por querer reformarla la vais a meter vosotras en la cárcel. O le damos una oportunidad o la echamos a la calle, pero se acabó reformatorios y todo este rollo”. Y me fui a mi casa con mi madre.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. ¿Cuántos años tenía?

R. Dieciocho. ¿Qué pasó? Pues que la policía del Patronato no dejaba de atosigarme y de estar todos los días en mi casa con la única intención de llevarse a la niña. Hice lo que hacíamos la mayoría de nosotras: buscar un marido rápidamente y casarnos porque era la forma de salir de ese infierno.

P. El padre de la niña desapareció.

R. Desapareció en combate. Era un novio que estaba haciendo la mili en Alcalá de Henares. Con él me quedé preñada y punto. Yo no me quería nada con él y creo que él tampoco conmigo. Y entonces me buscaron un marido en el barrio, donde había mucho delincuente. El hombre que buscaron acababa de salir del penal de Ocaña. Era un atracador de bancos. Yo dije: “A este le viene bien casarse y a mí también”. Y llegamos a un acuerdo. Lo que no contaba yo es que el tío se enamorara.

P. Era un matrimonio de conveniencia.

R. Sí, pero luego no salió así.

P. Le gustaste.

R. Le gusté.

El capitalismo es el que nos está jodiendo la vida

P. ¿Y qué pasó?

R. Pues como todos los tíos: te gusta una mujer por lo libre y lo valiente e intentas cambiarla. ¿Y cómo la cambio? Pues le hago otras dos niñas, le ato la pata a la cama y le meto una paliza de vez en cuando.

P. ¿Qué me dice?

R. Pues sí. Me casé con un maltratador. Tuve con él dos niñas seguidas y luego un niño.

P. Y se libró del Patronato.

R. No me libré de él, pero me libré del Patronato. Hay que recordar que la presidenta del Patronato era la mujer de Franco. Y la secretaria Pilar Primo de Rivera.

P. Una buena junta directiva.

R. Una junta directiva buena. Sí.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. Y usted se separó.

R. No. Hice como en los reformatorios. Cogí a mis hijos y desaparecí.

P. Se fugó otra vez.

R. Me he fugado siempre.

P. ¿Y se fue con sus hijos?

R. Eso sí. Mis hijos conmigo. Son míos.

P. ¿Y qué le dijo el marido?

R. No estaba en ese momento. Sí sé que estuvo buscándome. Tuve que cambiar de ciudad a menudo porque venía a matarme. Era un delincuente común y una persona violenta. Lo decía a boca llena. Si me cogía me metía seis tiros en la cabeza. Él era más bruto, pero yo era más lista. Me he tenido que cambiar muchas veces de sitio hasta que se murió.

Hay 10.000 toneladas de residuos radiactivos que dejamos a las futuras generaciones

P. ¿No tenía miedo?

R. Miedo siempre tengo. Pero no puedes vivir con miedo. Tienes que afrontarlo. Si te quedas en casa con la cabeza tapada no vives.

P. Ha tenido usted una vida de película.

R. Pues que venga Netflix y me haga una serie.

P. Decenas de miles de mujeres como usted fueron secuestradas en el Patronato para reeducarlas conforme a la moral católica. ¿Tenemos una deuda con todas esas mujeres?

R. Tenemos una deuda con todas nosotras. Ha estado oculto. Y el Patronato ha estado funcionando hasta el año 85. O sea, con dos partidos en democracia, uno de ellos el PSOE. Y eso hay que saberlo. Por eso ahora el PSOE nos va a reconocer como víctimas de la dictadura franquista y nos va a meter en la memoria histórica.

P. Paca Blanco La Brava. ¿Se reconoce en este apodo?

R. Me lo llamaban en el barrio de jovencilla. Yo me meto en la asociación de vecinos, me tomo cañas con los delincuentes y pego carteles. O sea, estoy en la calle todo el día. Y me llamaban La Brava porque parecía que tenía menos miedo que las demás. Y si lo tenía, no se me notaba.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. Usted ha sido una superviviente.

R. Soy una superviviente.

P. Lo sigue siendo.

R. Lo sigo siendo.

P. He leído sobre usted: “Se ha metido en todos los charcos”.

R. En todos los que puedo.

P. ¿Y qué busca en los charcos?

R. Justicia. Yo llamo los charcos a que tú vas andando por la vida y, de repente, no tienes un techo. Soy okupa.

P. Ha sido okupa también.

R. Me han puesto el título de okupa y lo llevo con mucho orgullo.

Pepe Larios ha sido un referente que ha sabido explicarnos las cosas

P. ¿Y qué ha ocupado?

R. Pues no he ocupado nada. La verdad es que me han puesto un título que no me lo merezco, pero lo llevo con orgullo. Yo viví en un pueblo de Extremadura y, por defender lo que es de todos y denunciar una urbanización en un espacio protegido, me tiran hasta cócteles molotov dentro de mi vivienda. Casi muero como Juana de Arco.

P. Los charcos la han ido persiguiendo.

R. Me han ido persiguiendo. Pues mire: cada vez que intento ser como Dios manda, meto la pata.

P. ¿Y usted quiere ser como Dios manda?

R. En ese pueblo yo fui a vivir con gente sana del campo y a envejecer feliz con mi marido. Y fíjese la que me busqué.

P. No la dejaron.

R. No me dejaron.

P. ¿Quien no se mancha de barro no tiene corazón?

R. Exacto. Como dicen en Madrid, para coger peces hay que mojarse el culo.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. Usted ha sido y sigue siendo militante de base. ¿El verdadero compromiso empieza por la base?

R. Claro. Yo siempre he tenido unas ideas y las defiendo a muerte. Y he querido vivir de acuerdo a como yo pienso. Eso me ha traído muy malas consecuencias y también muy buenas. Ser como soy me ha traído muchos problemas, pero también estoy rodeada de una gente maravillosa que no te la encuentras por la calle. Te la encuentras en los charcos donde me meto.

P. ¿Cómo descubrió el ecologismo?

R. Yo descubro el ecologismo en un ateneo libertario en Madrid y gracias a Ladislao Martínez, que ya no está entre nosotros. Y creía que yo era un diamante en bruto y que limándome un poco podía hacer un buen papel dentro del medio ambiente. Y me voy dando cuenta de que en ese mundillo hacen falta intelectuales y también esa base de la calle. Todavía sigo luchando con eso. Y les digo a mis compañeros: “Ese lenguaje que tenéis no es para la calle”. Y a los de la calle les digo: “Así no vamos a ningún sitio”. Si queremos una casa, hay que salvar primero la común, el planeta, y luego reclamar.

P. O sea: usted es un eslabón entre los intelectuales y la gente de la calle.

R. Lo intento por lo menos.

P. Fue fundadora de Ecologistas de Acción.

R. En Extremadura. Y con más gente. No sola.

P. ¿La lucha obrera está antes que la lucha verde?

R. Está en el mismo nivel. Yo soy ecologista y anticapitalista. Antes de ayer tuve una bronca con uno de Ecologistas en Acción que hablaba mal de las placas solares. Y yo le dije: “¿Qué coño te han hecho a ti las placas? Cuando hables mal de las placas solares, lo primero que tienes que hacer es hablar mal del que las pone. Cuando hables mal del oligopolio eléctrico y de los capitalistas y de los fondos de inversión, dices lo que quieras, pero no puedes hablar mal de las placas sin hablar mal de estos antes”. Las placas no se meten con nadie. No hay derecho a que se sacrifiquen unos territorios para alumbrar a otros. Por ejemplo, Madrid. Que la alumbra tres reactores nucleares. No hay derecho. Madrid puede tener comunidades energéticas y placas en los tejados. Puede tener mogollón de historias que los fachas de la Comunidad y del Ayuntamiento no van a hacer.

El hombre que buscaron para casarme era un atracador de bancos

P. ¿Por qué hay que acabar con el capitalismo?

R. Porque es el que nos está jodiendo la vida. Así de claro. El capitalismo explota tanto en la agricultura como en la ganadería. Son explotaciones para ganar dinero. Es un negocio. No miran la tierra, ni el agua, ni el aire. Le importa una mierda todo. Solo quieren dinero, dinero, dinero.

P. ¿Usted sigue siendo un diamante en bruto o ya está pulida?

R. Yo creo que me he pulido mucho, pero me apetece seguir siendo yo.

P. ¿Nuclear. No, gracias?

R. Nuclear no. Ni con gracias ni sin ella. Con la nuclear ahora mismo hay una propaganda para confundir a la gente. Le voy a poner un ejemplo muy sencillo: el oligopolio eléctrico, que son las propietarias de las centrales nucleares, generan una basura. Tú y yo para sacar la basura a la calle tenemos que pagar un impuesto al Ayuntamiento. En las centrales nucleares no. Las centrales nucleares van acumulando en la puerta residuos radioactivos de alta que duran activos miles de años. Y no hay ningún camión que se lleve la basura. De momento hay 10.000 toneladas de residuos que dejamos a las futuras generaciones y no sabemos qué hacer con ella.

P. La Unión Europea ha declarado la energía nuclear verde.

R. Como si la pinta de rosa. Los gobiernos europeos han invertido un dinero en centrales nucleares. Sobre todo Francia, que tiene 56. España las tiene amortizadas y Francia no. Vamos a ver qué hacen con los residuos, porque si tenemos 10.000 toneladas en España, ¿qué tiene Francia?

P. ¿Y qué vamos a hacer con esos residuos?

R. Eso pregunto yo: ¿qué vamos a hacer con los residuos? Yo tengo una propuesta.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. ¿Cuál?

R. La mía es agresiva y con muy mala leche. Yo quiero que el cementerio nuclear en profundidad, donde se alojen todos los residuos de alta radiactividad, vaya a Madrid.

P. ¿Por qué?

R. Pues porque Madrid está generando esos residuos y no está atendiendo a poner renovables para evitarlo. Por lo tanto, como no está haciendo los deberes, por lo menos que se lleve lo que ha generado.

P. ¿Las energía renovables han ganado la partida?

R. Por supuesto. Es el futuro. De momento, no tenemos otro. No sé si con el tiempo se inventará otra cosa.

P. Donald Trump quiere volver al carbón y al petróleo.

R. Pero es que Donald Trump es un psicópata. Nos están gobernando viejos seniles psicópatas. ¿No se ha dado cuenta? Si hacemos caso a las tonterías de estos viejos seniles psicópatas estamos perdidos. No saben ni lo que dicen. No sé cómo les han votado.

P. ¿Qué le debemos a Pepe Larios?

R. Yo le debo mucho. Y el medio ambiente también. Nos ha enseñado muchísimo. He estado con Pepe Larios en muchos charcos. Y en todos los charcos ha sido un referente que ha sabido explicarnos las cosas. Nos ha dado una conferencia, una charla, un taller y nos ha explicado los pros y los contras de todo. Todos estos grandes que ya no tenemos han sido mis maestros y los echo muchísimo de menos.

He sido una barriobajera y con mucho orgullo

P. ¿Hay relevo para ellos?

R. Sí. Yo estoy en la Comisión de Energía de Ecologistas en Acción en Madrid. Y ha entrado una cantidad de gente joven que estoy flipando. Son chicos que vienen preparadísimos. Quizás no tengan esa base anticapitalista y rebelde de la calle, pero yo se la estoy metiendo. Los meto en todos los charcos conmigo.

P. ¿De qué es símbolo el Algarrobico?

R. Del capitalismo. De una depredación total que se ha cargado el litoral y que ahora viene a por el interior. Esto no se puede consentir. El Algarrobico había que derruirlo y al Marina de Valdecañas también.

P. ¿La batalla de Valdecañas está ganada?

R. Acaba de salir una sentencia del Constitucional que dice por unanimidad que hay que derribar Valdecañas.

P. También hay una sentencia pidiendo el derribo del Algarrobico y ahí está.

R. Vamos ganando sentencias. A mí me va a pillar muy mayor para ir con un pico y una pala. Y lo mismo que estamos saliendo a la calle por Palestina, un día habrá que salir con pico y pala para tirar aunque sea un cacho.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista

P. ¿No siempre ganan los poderosos?

R. No siempre ganan. A veces pierden. En Extremadura tenemos una batalla ganada que siempre la pongo como ejemplo. Querían ponernos una refinería de petróleo y la tumbamos con lucha todos los días en la puñetera calle.

P. Usted sigue siendo optimista.

R. ¿No se me nota?

P. ¿Qué batalla le queda por dar?

R. Esta del Patronato no contaba con ella. La asociación Las Desterradas Hijas de Eva me llamaron: “Oye, que tenemos una asociación de supervivientes. ¿Te quieres meter?”. Y dije: “Venga, otro charco”.

P. ¿La vida de Paca Blanco cabe en un libro?

R. No. Se murió mi marido de cáncer y me fui a una caravana que tengo debajo de un árbol en Extremadura a lamerme mis heridas. Y empecé a escribir. Llevaba escritos tres libros de batallas y una amiga y compañera que sabe lo que se hace, Yayo Herrero, me dijo: “¿Dónde vas con la pelea, pelea, pelea?”. Que esto no es un libro de peleas. Es una autobiografía. Y tienes que contar más cosas tuyas“. Entonces me fue quitando peleas del libro, aunque algunas salen.

Me mudé de ciudad a menudo porque mi ex marido venía a matarme

P. ¿Y se ha curado ya de las heridas?

R. He conseguido superarlo. Llevábamos 40 años de novios y nos casamos porque se moría. Me hicieron los ecologistas hasta pancartas que decían: “Vuestro amor dura más que el permiso de Almaraz”. Y lo pasamos muy bien. La cuestión era hacerlo feliz y creo que lo he intentado.

P. O sea: al final ha sentado la cabeza.

R. No. No he sentado la cabeza. He sentado el culo. La cabeza no se sienta hasta que no se mueren los pájaros. Y mis pájaros yo los oigo todavía.

Entrevista N&B a Paca Blanco, ecologista
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