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Arturo López: “El primer equipo debe ser la selección cordobesa”

Arturo López, jugador de baloncesto | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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El baloncesto cordobés es un paisaje caótico, un universo de secretos y mentiras en el que todo el mundo se queja de un destino que se muestra incapaz de forjar. Ya sea por incapacidad, por falta de medios o por la aplicación -de forma directa o sibilina- de códigos tribales que incitan a destruir al vecino para encontrar una rara paz interior, este deporte se ha enmarañado de un modo tragicómico. A Arturo López Fernández (Córdoba, 1992) le ha tocado vivir desde dentro la sucesión de proyectos para elevar la posición de la ciudad en el ranking andaluz. El capitán del Yosiquesé Cordobasket ya ha visto lo suyo. Y lo cuenta.

Cuando el deporte de la canasta vivía sus mejores días -aguantaba bien en la LEB Oro, segunda división del país, con presupuestos modestos y obligado tino en los fichajes-, Arturo era un niño que acudía con su familia al pabellón Vista Alegre. “Recuerdo las gradas llenas, la pasión con la que se vivían los partidos”, dice. En primera década del siglo, Córdoba tenía cierto peso en el baloncesto andaluz. Más allá de la poderosa Málaga y de Sevilla, capitales como Granada o Huelva habían logrado tocar de modo fugaz el cielo de la ACB. En Córdoba se llegó a hablar de eso sin que pareciese un chiste. El Cajasur, por entonces el estandarte del basket local -siempre criticadísimo, como corresponde a quienes se sitúan, ya sea por mérito o por casualidades del destino, en la cima del escalafón-, llegó a jugar un play off para entrar en las semifinales de ascenso a la ACB. El entrenador por entonces era Rafa Sanz. Sí. El mismo que ahora, 17 años después, entrena en el mismo sitio pero ni a las mismas horas ni con los mismos medios.

El Cordobasket, nacido en las pistas de un colegio público -el Al Andalus-, es a día de hoy el abanderado del baloncesto de Córdoba. Juega en la cuarta división nacional, la Liga EBA, un conglomerado de noventa equipos entre los que hay nombres legendarios en decadencia y un buen puñado de filiales que compiten con sus formaciones juveniles. Un sitio raro. Ahí, junto a nueve compañeros cordobeses y extremadamente jóvenes, reforzados por un par de extranjeros -un escolta de Cleveland, Ish Sanders, y un reboteador venezolano que mide menos de dos metros, Albert Arias-, está Arturo López. El crío que aplaudía a Joe Alonso. Un viejo de 25 años. El capitán.

PREGUNTA. Ser el capitán del club más representativo de la ciudad en baloncesto en este momento, ¿es un estatus o una carga?

RESPUESTA. Una carga, nunca. Poder jugar al deporte que te gusta en el club de tu ciudad más representativo es un privilegio. Pero vamos, tampoco creo que sea alguien conocido. Tampoco creo que la Liga EBA sea una competición que apasione a la gente. Si no lo hace ni a la del propio baloncesto, difícilmente podrá ser un espectáculo de masas con los ciudadanos que están ajenos a él. Pero es lo máximo que tenemos ahora mismo y hay que luchar ahí al máximo.

P. ¿Y por qué está Córdoba ahí?

R. Es una competición impropia de esta ciudad, totalmente. Es una liga que está muy por debajo de donde debería estar Córdoba. Y cuando digo Córdoba me refiero a la ciudad, al baloncesto de esta ciudad, no a un club ni a otro. Es lo que hay. Espero que alguna vez seamos capaces de trabajar todos para que la ciudad esté representada a un nivel más alto, que es lo que se merece. Además, creo que hay capacidad humana para hacerlo y una afición fiel que crecería. Estoy seguro. Es difícil entender por qué Córdoba no sube, pero todo es cuestión de entenderse. Y de trabajar muchísimo, por supuesto. Nadie regala nada.

P. Con 25, eres el veterano del club. Hay quien te pone más años encima...

R. (Risas) No me digas, será por el tiempo que llevo jugando aquí. Es raro que alguien con 25 años sea el más veterano, pero así es el proyecto que hay y lo asumimos. No me he movido de Córdoba nunca. Empecé en el LEB Plata entrenando cuando era júnior y desde entonces no he parado. Igual estoy ya muy visto (risas).

"Espero que alguna vez seamos capaces de trabajar todos para que Córdoba esté más arriba"

P. Cuando llegaste al primer equipo había otras perspectivas. Era 2010 y hubo una fusión entre dos clubes y una idea de progresar. Eras el joven en un grupo veterano. Ahora, en 2017, eres el veterano en un club que afronta su segundo año en una liga senior nacional con la edad media más baja de toda la competición exceptuando los filiales.

R. Ése es el proyecto que hay ahora y tenemos que ir a por todas con él. Mira los refuerzos: es gente que no llega a los 20 años, dejando aparte a los dos foráneos.

P. La filosofía es cercana a un filial, con mucho acento en la formación, pero el Cordobasket es el representante de una capital de provincia, la de mayor población de toda la liga, juega en un Palacio de Deportes... ¿No es un poco paradójico?

R. Tenemos un equipo por debajo de donde tendría que estar Córdoba. Lo ideal, como mínimo, es estar en LEB Plata y dar un paso más en busca de la profesionalización. Eso es lo que queremos todos y sinceramente pienso que es posible, no estamos hablando de una utopía. Se puede, pero por la vía de trabajo que se ha tomado. No se puede correr más ni hay que acelerarse en el objetivo. Sabemos que se puede hacer y que hay que trabajar en un proyecto a medio-largo plazo, sustentado en gente de Córdoba. Es verdad que deberíamos estar más arriba, que la Liga EBA es muy corta para Córdoba, pero hay que aguantar y seguir adelante para crecer sin saltarse ningún paso. Es duro, no es fácil, pero estamos en ello.

P. De ACB ni hablamos...

R. ¡A mí me gustaría estar en ACB! Claro que sí, pero hay que ser realistas. Si estamos en EBA, lo primero es dar un paso adelante y el siguiente escalón es LEB Plata. Si Córdoba estuviera en la ACB, yo seguramente estaría en la grada comiendo palomitas. Siendo sincero, me encantaría eso. Que tuviéramos un equipo en ACB, aunque yo no jugase, y estar viéndolo como espectador. Pero esto es lo que nos ha tocado vivir en Córdoba. Ves a otras ciudades y te da envidia.

"Si Córdoba estuviera en la ACB, yo seguramente estaría en la grada comiendo palomitas"

P. Rafa Sanz, tu entrenador, suele decir que una de las claves para competir y progresar en estas ligas menores es actuar como profesionales aunque las condiciones de trabajo no lo sean.

R. Estoy plenamente de acuerdo con él. Yo siempre les digo a los compañeros, al equipo, que aunque no seamos profesionales hay que comportarse como tales porque en esta vida hay que saber honrar lo que haces, tener una ética. Si dices: bueno, esto es semiprofesional, así que... Para qué vas a cuidar la alimentación, para qué vas a entrenar más fuerte, para qué vas a ir al gimnasio... Tanto en el baloncesto como en la vida tienes que hacer lo máximo en cada momento y que eso te reconforte. Tener tranquilidad de conciencia. Yo al menos lo veo así. Es para mí lo más importante.

P. Al no ser el dinero la motivación en un equipo de EBA, el componente emocional y la ética personal resultan claves para llegar a un buen nivel de rendimiento.

R. Yo nunca he querido asociar el dinero al esfuerzo. Eso lo considero, entre comillas, un poco degradante. Hay que dejarse siempre la piel con lo que haces. En la cancha y en mi trabajo intento hacer lo mejor que puedo hacer, que me llene.

P. ¿El hecho de ser cordobés es un plus?

R. Soy cordobés y me enorgullece jugar aquí y representar a mi ciudad en todos los sitios a los que vamos. La gente te conoce, tienes a tu familia y amigos... Sí, es un plus que se añade al de ser capitán. Me siento bien personalmente por eso y es una responsabilidad bonita, no me pesa.

P. Resulta curioso que sin salir de Córdoba haya jugado en tantos clubes distintos, que al final siempre son el mismo o una variación. El Salsas Musa Ciudad de Córdoba, el Baloncesto Córdoba 2016, el Cajasol Córdoba, el Bball Córdoba... Y ahora en el Cordobasket Yosiquesé.

R. Primero tuve mi etapa de formación en cantera en varios clubes. Empecé en el Navial, porque vivo aquí al lado del pabellón. Luego pasé al Salesianos, un año, y luego al Maristas como segundo año de alevín, y llegué como primer año júnior al Salsas Musa. Y ya aquí siempre.

"Yo nunca he querido asociar el dinero al esfuerzo"

P. Jugando ya en Vista Alegre con quien tocara.

R. Exacto. Ya siempre en el primer equipo desde que acabé juvenil. El entrenador era Rafa Gomáriz. Empecé a entrenar con ellos a finales de diciembre y tenían nueve fichas, para cubrir el resto con gente de cantera. A mí eso me vino muy bien, no sé si a ellos también (risas). Pero bueno. Echaba la mano que podía y siempre me llamaban para entrenar. Era muy motivante. Los veía como a profesionales. Estaban Pepe Ferrer, Luis César Garrido, Adolfo Santos... Y éste hombre que luego estuvo en la NBA, que jugó aquí unos meses, portorriqueño... Ricky Sánchez. También estaba aquí Eloy Almazán, un histórico de la LEB Oro con el Melilla. Cuando llegaba a mi casa estaba contento, pero reventado. Ahí seguí otro año más, con el nombre de Cajasol, o CBC Córdoba, ya no recuerdo bien ni cómo se llamaba, y luego ya salió el Bball.

P. Aquello fue una irrupción importante. En el proyecto estaban nombres como los de Jesús Lázaro, un histórico del baloncesto andaluz, además de Rafa Gomariz, Bill Masterson... ¿Cómo lo recuerdas?

R. Había cuatro o cinco veteranos, pero también una plantilla bastante joven. Lo recuerdo como algo bastante emocionante, algo nuevo, y sobre todo lo que más agradezco es que consiguieron que la gente volviera al pabellón para ver baloncesto. Yo recuerdo los años de antes, incluso en LEB Plata, que había cincuenta personas en la grada. Y veinte eran familiares míos. Cuando llegó el proyecto del Bball sí vi un cambio significativo. La gente venía en muchísimo mayor número incluso en una categoría inferior a la EBA, porque empezamos en Primera Nacional. Había partidos con 600 espectadores y eso es un mérito enorme. Eso es algo que hay que agradecerles a ellos y que sobre todo introdujo Bill Masterson, que para mí es una persona a la que no se le ha reconocido todo lo que ha hecho. Yo recuerdo decirle a Luis César Garrido, en un partido en el que las gradas estaban vacías, decirle: 'Para el próximo voy a llenar el pabellón?. Luis le contestó que ojalá fuera así. Y al siguiente partido había mil personas en las gradas. Todavía no entiendo cómo lo hizo. Se pasó de tener como mucho cien personas a mil espectadores, con una categoría además inferior.

"He jugado en Vista Alegre delante de 50 personas... y 20 eran familiares míos"

P. Igual es que nadie en la ciudad sabía que existía un equipo de baloncesto. Después de la caída del Cajasur en la LEB Oro, coincidiendo justamente con la salida de Rafa Sanz, el baloncesto en Córdoba se dispersó y perdió a una referencia clara. De hecho, han pasado más de quince años y aún está en ello.

R. Es verdad que tenía poca promoción. A la gente hay que ponérselo fácil y, sobre todo, darles baloncesto. Que se diviertan. Yo no creo que los mil que vienen ahora sean todos del Cordobasket, ni que los mil que venían el año pasado sean del Bball...

P. Quizá estés tocando la clave del asunto. Se trata de enganchar a los aficionados al baloncesto, que son muchos, para que la ciudad tenga una representación en un campeonato más atractivo. ¿Pero cómo se consigue? Ningún club de Córdoba, por sí solo y con sus medios exclusivamente, puede generar financiación económica y un caudal de jugadores propios que le permitan competir en puestos altos en la Liga EBA. ¡Pero si eso no lo hace nadie! Es imposible. Si ni siquiera las canteras de ACB producen jugadores para abastecer a sus equipos EBA sólo con gente de su propia provincia, ¿cómo puede hacerlo un solo club de Córdoba?

R. Exactamente. El apoyo se debe dar al baloncesto, si realmente nos gusta este deporte y queremos disfrutar de él, como jugadores y como aficionados. Es una tarea de todos los que quieran al baloncesto. Mira, ahora mismo el equipo más representativo porque está en EBA es el Cordobasket, pero aquí estamos jugadores que venimos de muchos sitios distintos. Todos de Córdoba.

"A Bill Masterson no se le ha reconocido todo lo que ha hecho"

P. Parece hasta milagroso.

R. Es que un poco sí que es. Aquí, en el baloncesto, no tenemos un equipo de referencia que sea como en fútbol es el Córdoba. Ahora mismo es el Cordobasket, que ojalá que esté mucho tiempo y cada vez más arriba, pero la labor de que crezca el baloncesto en Córdoba no es asunto solo del Cordobasket, sino de todo el mundo del baloncesto. De quienes realmente quieren tener buen baloncesto en su ciudad para que los jugadores prosperen y los aficionados disfruten. Debe haber afición por un deporte, más allá de un equipo o de otro.

P. El hecho de estar tan abajo en categoría es un freno. Al no haber referente, todos compiten entre sí y nunca salimos de las batallas locales.

R. Es bueno que haya equipos en Primera Nacional, porque le dan la oportunidad de seguir jugando a mucha gente que a lo mejor no tiene la oportunidad de estar en una categoría más arriba. El tema es que hay que poner por delante el baloncesto si a uno de verdad la gusta, ya sea como jugador o como espectador. Yo venía aquí cuando era un niño para ver al Cajasur cuando no venía nadie.

P. ¿Tienes algún recuerdo de la época de Rafa Sanz en el Cajasur?

R. Me acuerdo de venir a partidos y Vista Alegre estaba petado, con mucho ambiente. Yo era un nene. También me acuerdo más tarde, cuando tenía 15 años y el equipo ya estaba abajo, que venía con mi madre y había diez o doce personas más. Siempre he venido a ver el baloncesto.

"No nos tenemos que poner camisetas porque no creo que sirvan para nada. La cantera es toda: de aquí y de la provincia"

P. Y ahora que tanto se habla de la cantera como vía para que crezca un club...

R. Pero cantera es todo. Cantera es Córdoba y la provincia. No nos tenemos que poner camisetas que, entre comillas, no creo que sirvan para nada. No vas a vivir de ganar un campeonato provincial. Yo esto lo veo como una selección cordobesa, que creo que es lo que debería ser el primer equipo de la ciudad y más en un proyecto como el que se está haciendo ahora. Porque eso es lo que se dijo y eso es lo que se está haciendo, sin engaños. Ahí está a la vista de todo el mundo. Iba a apostar por jugadores jóvenes de Córdoba y eso es lo que se está haciendo, dando la oportunidad y a ver hasta dónde se llega. Se abren las puertas a los que se comprometen y quieren crecer como jugadores. Da igual que vengas del Carmen o de Maristas. Todos somos compañeros. Así es cuando éramos más jóvenes en categorías base y se hacía la selección cordobesa y así es como debería ser ahora en un equipo sénior. Llegar con el mismo espíritu. Estamos juntos en un equipo, somos cordobeses y representamos a Córdoba.

P. No hay muchos clubes en EBA, y diríamos que en ninguna otra categoría, que tengan tantos jugadores de su tierra. Ni siquiera los filiales de ACB. ¿Eso es valentía o que no hay más remedio?

R. Es lo que debe ser. Sobre todo en la Liga EBA. Tener más de dos extranjeros me parece... no te digo una burrada, pero es una muestra de que no se apuesta por el producto nacional. Debería ser una salida para jóvenes y eso es lo que se hace en el Cordobasket. Veo a muchos equipos que prefieren tener un montón de extranjeros.

P. ¿Te ha sorprendido el desembarco masivo de jugadores extranjeros esta temporada en la EBA? Además, en muchos clubes que tradicionalmente tenían a todos sus jugadores nacionales.

R. Sí, me parece raro. Cada vez hay más extranjeros. El Cazorla, el Plasencia del año pasado... Yo entiendo reforzar un equipo con algún extranjero, pero debería haber un límite. Lo que está pasando es que los de las canteras, que necesitan más tiempo para progresar, no lo encuentran. Y no todos son Ricky Rubio. Si no, estaríamos todos en la ACB. Por algún sitio tienes que empezar cuando terminas júnior. Pero si llegas a un equipo de Liga EBA y ves que tiene ocho extranjeros... pues ya me dirás. Y si los traen es para jugar. Eso desmotiva mucho.

"Da igual que vengas del Carmen o de Maristas. Todos somos compañeros"

P. La salida para los jugadores de casa...

R. Es inexistente.

P. El tema viene de largo. También lo comentaba Jorge García, un cordobés que ha hecho su carrera lejos de casa.

R. Terminas de juvenil y no apuestan por ti. Es más fácil fichar a un extranjero y si no funciona, dices que no se ha adaptado. En vez de decir que es malo o que te has equivocado fichándolo. A un español no le puedes decir eso, los clubes no quieren pringarse las manos en la formación de los jugadores cuando terminan de juveniles y quieren seguir progresando. Será que no les interesa o no sé, nunca lo he entendido. Es un poco el cortoplacismo. Quieren resultados ya y no apuestan por lo poco que puede haber en sus canteras, o lo bueno que puede haber si se trabaja con ellos.

P. Viviste en primera línea el proyecto del Bball Córdoba. Unos años intentos, con una salida impactante y una caída final.

R. Sí, lo viví en directo. Es un proceso curioso. Empezaron con una idea como la del Cordobasket ahora, apostando por gente joven y alguno veterano. El primer año hubo ilusión, se hicieron cosas... Pero duró poco tiempo. Yo creo que el problema empezó cuando se desviaron y no tuvieron clara cuál era la idea. Empezaron con un proyecto, pero no fueron hasta el final con él. Hubo mucha impaciencia. Creo que no miraban a largo plazo y no sabían cuál era su proyecto en realidad. Si es con gente joven, pues con ellos. No puedes cambiar de un año para otro. Primero jóvenes, después vienen veteranos. Luego gente de fuera... No sé. Iban sin mirar el futuro, sin tenerlo claro. Y eso se notaba. Yo, personalmente, les agradezco que contaran conmigo y también que hubiera un grupo de personas que diera el paso en aquellos momentos tan complicados. Si ellos no hubieran estado, creo que difícilmente habría salido otro club.

P. La trayectoria del baloncesto cordobés desde que se hundió el Cajasur ha sido eso. Proyectos y más proyectos que se quemaban rápido. Ahora está Cordobasket. Otro club local que dio un paso para entrar en EBA, una categoría muy lejana a la élite pero que igual ni siquiera hubiera tenido representación de Córdoba si no se produce su entrada en verano del 2016.

R. Seguramente sí. En Córdoba es difícil asentarse. No encuentras apoyos, desconfían... Es difícil que los proyectos cojan firmeza. Y la única manera que veo es no desviarse de los objetivos, ser consecuentes con lo que se hace y tener paciencia. A todos nos gustaría subir muy rápido, pero creo que con los medios que tenemos hay que darle tiempo para madurar. Y ayudar en lo que se pueda. Sin grandes presupuestos, la única manera es así. Con gente joven y mejorando día a día. No hay que pensar en maldades. Hay que juzgar las cosas después de que hayan sucedido y no antes.

"El Bball empezó con ilusión, pero se desvió y ya no tenía clara la idea: había impaciencia"

P. Bball y Cordobasket son proyectos distintos.

R. Sí, bastante. Yo creo que el gran cambio es que ahora hacen lo que dicen. Está todo claro.

P. Eres el capitán del Cordobasket. También lo fuiste en el Bball. ¿Qué relación tenéis los jugadores con los que mandan en el club, con la directiva?

R. Bueno... Tampoco es una relación ni muy fluida ni poco fluida. A no ser que sea necesario por algún asunto, el contacto es poco. ¿Un cambio con respecto al Bball? Pues la verdad es que ahora tenemos un presidente que ha jugado y eso se nota. También lo teníamos antes con Guti [Francisco Gutiérrez, presidente del Bball], pero de otro modo. Yo, personalmente, no he tenido problemas con ninguno de los presidentes que he tenido. Sobre todo sincera. Sin malos rollos.

P. ¿En qué momento empezaste a darte cuenta de que el Bball no iba bien?

R. Hombre (resopla). Yo creo que cuando cambiaron su idea. El primer año estaba claro, en el segundo un poco menos y en el tercero... Hubo cosas que no me gustaron.

P. Vino gente de fuera y hubo incumplimiento en los pagos.

R. Sí. Hubo cierta tensión. Nosotros entre los jugadores siempre nos hemos llevado bien, pero hablé con ellos (los directivos) un tema mío particular. Me dijeron una cosa y luego vi que me estaban engañando, sinceramente. La verdad es que eso me dolió mucho. Yo lo que quiero es sinceridad. A mí el dinero, y más en Liga EBA y en Córdoba, que no es casi nada, no me importa. Yo lo que quiero es que me digas lo que hay, cuáles son las condiciones, y se aceptan o no se aceptan. Pero que no me engañen. Yo no quiero que me digas unas cosa y que hagas otra. Y cuando salió el Cordobasket te puedo decir que ellos ya si tenían más interés en que me quedase. Aquí empezaron a entrenar en pretemporada un año y a mí ni me llamaron. Se les olvidó llamarme. Llevo ocho años aquí y nunca antes me habían hablado de nada. Ni preguntarme si quería jugar o no, o qué expectativas tenía o algo. Nada. Daban por supuesto que yo estaba ahí y ya está, que iba a seguir.

"El gran cambio en el Cordobasket es que aquí hacen lo que dicen, son claros"

P. Es dura esa situación.

R. Sí que lo ha sido. A mí nunca me había llamado nadie como hizo Rafa Sanz. Me dijo lo que quería, quedamos, hablamos... Eso es importante para un jugador, para su confianza.

P. ¿Cómo viviste el verano de 2016 y el célebre y polémico trasvase de jugadores del Bball al Cordobasket?

R. Hubo polémica, pero todo es muy claro. El que apostó por mí fue Rafa Sanz. Y el que no lo sepa o no lo entienda, que opine que lo que quiera. En cuanto tuvimos la primera conversación le dije que sí, sin ninguna duda.

P. A Sanz le conocías ya del último año de Bball.

R. Hicimos una temporada bastante buena. Yo venía de un año muy duro, por decirlo así, y al siguiente fue importantísimo estar con Rafa y contar con su confianza... Y, sobre todo, aprender. Tanto del baloncesto como de la vida. Es un entrenador que va todos los días antes del entrenamiento a rellenar los botes de agua. Y él ha estado muchos años entrenando en categorías superiores, en LEB Oro. Cuando ves eso... Ya te digo yo que no creo que ningún entrenador de su nivel haga estas cosas. Es un tío normal, sencillo y un gran trabajador. Todos tenemos que estarle agradecidos por haber vuelto a su ciudad y haber roto un poco los esquemas del baloncesto en Córdoba.

P. No le conocías personalmente antes.

R. No. Sabía que era entrenador muchos años en LEB Oro y que había estado en el Cajasur, pero no te voy a engañar. Más allá de eso, poca cosa. Sé que venía a veces a vernos jugar.

P. ¿Qué papel tiene para ti Rafa Sanz?

R. Es el motor de esto. Si él no hubiese llegado no sé si tendríamos baloncesto de EBA en Córdoba. Creo que no. Y, desde luego, no podríamos pensar en dar un paso más para ir escalando categorías.

"Rafa Sanz es el motor de todo esto: sin él no tendríamos baloncesto en EBA"

P. Él tenía más o menos tu edad cuando entrenó al Cajasur y lo llevó a unos cuartos de final de los playoffs de ascenso a la ACB. Quizá siente que aún tiene algo que terminar por aquí...

R. Sí, me lo ha contado. ¿Una deuda con la ciudad? No lo creo. Ilusión sí que tiene. Él pensó en una idea y hay que agradecer al Bball que lo llamase. Yo estoy seguro de que si Rafa le hubiera propuesto su plan al Bball y le hubieran dicho que no, pues no hubiera venido. Todos le conocemos. Tiene un nivel de exigencia muy alto.

P. Quizá eso choque a mucha gente, incluso a jugadores...

R. Bueno (se ríe). Siempre he tenido entrenadores exigentes y me gusta entrenar duro. Yo creo que debe ser así. Para estar haciendo el tonto te quedas en tu casa. Si yo no pensara que esto sirviera, habría dejado de jugar. O estaría con mis amigos comiendo pipas.

P. ¿Crees que hay jugadores de Córdoba para construir un equipo que aspire a una categoría superior?

R. Yo creo que sí. Mira, te voy a confesar algo. Al principio, cuando Rafa Sanz me propuso esto y me explicó sus planes, yo tenía mis dudas. La verdad es que no veía jugadores de Córdoba que pudieran estar ahí, pero más que nada por desconocimiento. Ahora salen algunos como por ejemplo Unai Friscia, que era importante en Maristas, y este año está con nosotros. Ahí creo que está la fórmula. En ver a los que destacan y si ellos quieren, pues aquí pueden tener la oportunidad de seguir creciendo como jugadores. También hay que rascar, que buscar y conocer. Y que los jugadores quieran, claro. Que ahí veo yo también un problema. Porque ves a muchos que juegan porque son altos, o porque están ya habituados desde niños... Pero para progresar hay que tener ambición y deseo de hacerlo, porque hay que sacrificarse bastante. Hay gente que le gusta para estar un rato. De los que tienen un nivel de compromiso alto hay menos. También hay chavales de Córdoba en canteras de ACB que están fuera y que cuando terminen su etapa júnior pueden venir. Mira Carlos García, Carlos Gracia... Los jóvenes que están en canteras potentes saben que hay en su ciudad un proyecto de gente que les va a valorar. Creo que es una suerte para ellos. En otras ciudades y otros clubes no sucede lo mismo.

"Es importante que los jugadores quieran, para progresar hay que sacrificarse"

P. Después de dos años seguidos jugando fase de ascenso... ¿Toca dar un salto?

R. Así debe ser, pero no es algo que dependa exclusivamente de nosotros. Hace falta un presupuesto. Tenemos que ser sinceros y si no hay dinero, pues poco se puede hacer. Eso es lo que al final marca la diferencia entre equipos cuando llega el momento de la verdad. Córdoba puede estar en una división superior, pero a todo el mundo le gusta gastarse lo mínimo.

P. ¿Eres consciente de que el baloncesto cordobés choca contra su propio techo? ¿Puedes llegar a entenderlo?

R. Sé que somos muy especiales en Córdoba, que aquí se vive mejor sin aspirar a nada. Es difícil hacer proyectos para crecer porque no se encuentran apoyos económicos, pero sí que te encuentras con críticas y trabas. Aquí hay una afición al baloncesto importante, jugadores jóvenes y con posibilidades... Faltan medios económicos para dar un salto adelante porque no hablamos de presupuestos bestiales.

P. ¿Qué me dices si te digo que un futbolista suplente de Segunda División gana lo mismo que todo el presupuesto de tu club?

R. Que el fútbol lo genera porque así está montado esto. Es otro mundo.

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