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Proyecto Hombre incorpora la cuestión de género a las adicciones y abre la Unidad de Atención a la Mujer

Un total de 161 personas reciben tratamiento en centros públicos de Córdoba por adicción al juego

Europa Press

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Proyecto Hombre Córdoba, entidad creada en 1985 y especializada en la “atención integral a personas con problemas de adicciones, promoviendo su autonomía, desarrollo personal y su adecuada integración en la sociedad”, ha dado un paso más en este campo y ha incorporado la cuestión de género al tratamiento de las adicciones, con la creación de la Unidad de Atención a la Mujer.

En concreto y según la información facilitada a Europa Press por Proyecto Hombre Córdoba, “a partir el próximo 14 de marzo entrará en funcionamiento” la nueva unidad, “con el fin de hacer más accesibles nuestros programas dirigidos a mujeres”.

Este era ya un paso necesario, a juicio de la entidad, pues “la cuestión de género también se refleja en las adicciones”, ya que “ser mujer y tener una adicción supone enfrentarse a una doble vulnerabilidad y desventaja social: por acercarse a la ilegalidad y por incumplir los roles tradicionalmente asignados a las mujeres”.

Por eso, para Proyecto Hombre Córdoba “es urgente tomar medidas, desde la perspectiva de género, que permitan promover y reducir la brecha de acceso a los tratamientos para las mujeres, facilitando la asistencia terapéutica”.

De esta forma, Proyecto Hombre Córdoba pone en marcha a partir del 14 de marzo la Unidad de Atención a la Mujer, que estará “atendida por un equipo de mujeres profesionales, con amplia formación y experiencia en la asistencia a mujeres en situaciones de vulnerabilidad y conductas adictivas”.

Mujeres sin recursos

En Proyecto Hombre tienen claro que es preciso considerar “las circunstancias particulares de cada mujer”, para así aminorar “la dificultad de decidir abordar un tratamiento, que debe adaptarse a las necesidades de cada perfil” y, “dependiendo de todo esto, proporcionamos recursos de distinta índole”, mediante una asistencia, “en parte financiada por organismos públicos, que brinda la oportunidad de ofrecer tratamiento terapéutico a mujeres sin recursos o en riesgo de exclusión social, víctimas de violencia machista o trata y de entornos rurales”.

El propósito de Proyecto Hombre es que la puesta en marcha de este recurso “facilite el acceso a las mujeres a los tratamientos que ofrecemos, dentro de un entorno seguro, confidencial y especialmente destinado a ellas”, teniendo ya en cuenta que “las mujeres que atendemos, que son el 15 por ciento del total de personas que nos solicitan asistencia, tardan de media dos años más que los varones en dar el paso y pedir ayuda”, pues temen más la “estigmatización social”.

Por eso, “es esencial transmitir que la cuestión de sexo o género no es una cuestión exclusiva de la mujer, sino que incluye al hombre, que ha de participar para cambiar los estereotipos, expectativas y comportamientos y así construir juntos un nuevo modelo social más igualitario”.

Datos estadísticos

Algunos datos estadísticos apoyan, en opinión de Proyecto Hombre, “la necesidad de la intervención con mujeres desde una perspectiva distinta”, pues, por ejemplo, “en relación con la sustancia de consumo, en el caso de las mujeres adquiere mayor protagonismo el consumo problemático de alcohol (46,8 por ciento) como sustancia principal, seguido del consumo de cocaína (28,9 por ciento), y el consumo de hipnosedantes es comparativamente superior entre las mujeres, casi quintuplicando a los hombres”.

En cuanto a la salud mental, hay que “destacar que existe una mayor incidencia entre las mujeres de sufrir problemas emocionales y psicológicos, depresión severa, e intentos de suicidio”.

Por lo que se refiere a la situación económica, las mujeres atendidas también muestran mayores dificultades: su principal fuente de ingresos a lo largo de 2020, y de acuerdo con los datos obtenidos a través del informe del Observatorio de Proyecto Hombre, han sido los subsidios, con un 40,8 por ciento, muy alejado del 28,6 por ciento que representan los hombres, cuya fuente principal sigue siendo el empleo.

Estas cifras se invierten en el ámbito asistencial de Proyecto Hombre, pues, “si tenemos en cuenta el número de voluntarias que colaboran con Proyecto Hombre Córdoba, ellas representan el 62,5 por ciento del personal voluntario”, mientras que “a nivel de personal laboral, el 53 por ciento de la plantilla de Proyecto Hombre Córdoba son mujeres”.

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