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LOS PATIOS DE CÓRDOBA, TESTIGOS DE LA HISTORIA
Juan Carlos I anuncia una nueva etapa entre patios

Especial LosPatios1976

Rafael Ávalos

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Ya acumulaba 15 ediciones consecutivas. Superar la década era un hito, ir más allá era trascendental. Más que nada para determinar el futuro del certamen, que además vivía una época casi dorada. Sin embargo, el evento va a sufrir un período de declive en los últimos años del régimen franquista y ante las puertas de otro sistema político. La democracia está por llegar, y llega de hecho, en el momento en que el Concurso de Patios atraviesa una coyuntura difícil, de nuevo. Aunque en esta ocasión no pone en peligro su continuidad en el calendario de cada Mayo Festivo de Córdoba, que siente al fin plena identificación por la cita, hoy día ineludible y de enorme valor en el plano internacional tras declararse la tradición Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

A lo largo de la década de los setenta, la celebración se desarrolló con números muy discretos de participación. Tanto es así que entre 1971 y 1978 nunca se alcanzó, al menos, la cifra de 20 casas inscritas. De hecho, ese período concluyó con el peor dato desde 1956. Sólo 13 recintos intervinieron en la última edición de un ciclo que trajo a Córdoba, al igual que al resto de España, un cambio esencial. De la monarquía de Alfonso XIII, de carácter constitucional, se pasó a la dictadura de Miguel Primo de Rivera, con la aprobación del rey. Tras la tiranía llegó la Segunda República, que fue sucedida, tras una cruenta Guerra Civil, por un largo período de falta de libertad de la mano de Franco. De todo el proceso fueron testigos los patios, que en estos años lo serían también de la instauración de la democracia.

El 20 de noviembre de 1975 falleció Franco y esto abría una puerta al advenimiento de otro régimen. El dictador creía tenerlo todo atado, como se suele decir, pero desde las instituciones se promovió un estado de soberanía popular, en forma de monarquía parlamentaria. Fue la jugada, si así se quiere ver, de Juan Carlos I, nombrado como heredero en la Jefatura de Estado por el tirano. Eso sí, el aperturismo fue pausado y las urnas no se volvieron a colocar en los colegios electorales, desde 1936, hasta 1977. Entre medias, los reyes ya ofrecían pistas sobre la intención de romper con el franquismo y devolver al país al terreno democrático. Corría 1976 y Córdoba apareció en la senda del monarca y su consorte, Sofía.

Los reyes inauguran el Hospital Reina Sofía

Desde los últimos días de marzo de 1976, los reyes Juan Carlos I y Sofía realizaron un viaje por Andalucía. En ese trayecto no faltó la parada en Córdoba, y no sólo en la capital. Porque los monarcas, ya como tales, se aproximaron antes a Puente Genil, Aguilar de la Frontera, Montilla, Fernán Núñez y Montemayor. Después se trasladaron a Pozoblanco en helicóptero. Sea como fuere, el 3 de abril el jefe de estado y su mujer entraron en la ciudad con una enorme expectación. Eran miles las personas que se congregaban en las calles para darles una calurosa bienvenida en una jornada que sería intensa para ellos. Todo comenzó en la plaza de Las Tendillas -entonces aún de José Antonio, por Primo de Rivera-.

La visita a Córdoba llevó a Juan Carlos I y Sofía al Palacio de la Merced, sede de la Diputación Provincial, donde se celebró un acto con agasajo y juegos florales. Cada movimiento, como en otras ocasiones, quedó recogido por las cámaras del Noticiario Documental, el No-Do. «También se le entregó a don Juan Carlos la medalla de oro de la provincia y el título de hijo adoptivo», se narraba en el reportaje con las imágenes de la cita. Con todo, lo más destacado del viaje oficial, el primero ya como reyes, fue la presencia del monarca y su consorte en el que se convertiría en principal espacio sanitario de la capital y de la provincia. Éste no era otro, como es a día de hoy, que el Hospital Universitario Reina Sofía, que fue inaugurado ese 3 de abril de 1976.

Transcurrió la visita del centro, principalmente, por la zona de Materno-Infantil, con una innumerable colección de saludos a enfermeras, médicos, etcétera. Primero, como es lógico, tuvo lugar la apertura oficial. Como es habitual en este tipo de compromisos, se desveló una placa en el acceso al mencionado sector del edificio. Y después hubo palabras del ministro de Trabajo, José Solís. El desplazamiento institucional esta vez resultó importante pues significó el legado de un hospital referente en España en no pocas materias. Lo cierto es que Juan Carlos I y Sofía, que de algún modo anunciaron en Córdoba el comienzo de otra etapa histórica, también quisieron disfrutar y no sólo trabajar, por así decirlo. Acudieron al Parque Figueroa, que inauguraron años antes, y a la Mezquita Catedral, que sería parada ineludible en cada uno de sus viajes.

Emblemas del Concurso en tiempo de aletargamiento

Sólo unas semanas después de la visita real, la capital volvió a gozar del que ahora es uno de sus principales reclamos en el panorama mundial. El Mayo Festivo de 1976 no se ausentó el Concurso de Patios, que, sin embargo, afrontaba su etapa más delicada de las últimas dos décadas. Ejemplo de ello es que durante ese período nunca logró la veintena de participantes y que, de hecho, en 1978 las inscripciones cayeron al punto más bajo desde 1956. En cualquier caso, el año que ocupa este relato terminó con el primer premio para el número 4 de la calle Parras, en el barrio de San Agustín. Dentro del palmarés estuvieron también el 5 de Siete Revueltas -en Santiago- y el 14 de Cristo -en San Lorenzo-.

Lo cierto es que durante esa etapa de decrecimiento tuvieron protagonismo algunas casas-patio que sin duda fueron y son de las más emblemáticas en la ciudad. Sin ir más lejos, el número 4 de Trueque, la calleja que es cruce de Jesús del Calvario y María Auxiliadora, se impuso en dos ocasiones. Hoy alberga, de forma infrautilizada, el Centro de Interpretación de la Fiesta de los Patios. Mientras, en 1971 venció el 84 de San Juan de Palomares, que en la actualidad se data como el número 11. Tampoco faltó el primer galardón para el memorable Montero, 12, que por desgracia, con las décadas como apisonadora, quedó en el olvido y la ruina. Igual que sucedió a otros de los más señalados recintos de Córdoba.

Fue época de emblemas en el salto de la dictadura a la democracia, que no terminó de llegar hasta 1977. E incluso un poco después. Ese año tuvieron lugar las primeras elecciones en España después de 41 años. Aunque no fue hasta 1979 cuando se hizo plena la libertad en el país, ya que entonces se celebraron los comicios municipales. En ellos, la victoria en Córdoba fue para el Partido Comunista de España. Al frente estaba uno de los personajes más relevantes de la ciudad en los últimos tiempos. Se trata de Julio Anguita, que dinamizó e impulsó el certamen del Mayo Festivo. Pero ésta es otra historia, sin duda, con otros apuntes, la siguiente relacionada con el Concurso de Patios…

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