Lorca es inmortal
Que todos sepan que no he muerto/ que hay un establo de oro en mis labios/ que soy el pequeño amigo del viento Oeste/ que soy la sombra inmensa de mis lágrimas. A Federico García Lorca lo asesinaron pero, antes de que ocurriera, dejó escrito cuál sería su legado: la inmortalidad. A Lorca le callaron la vida pero no consiguieron eliminar lo que de él quedó: más de 19.000 documentos que son hoy Bien de Interés Cultural. El poeta es para España una de las figuras más importantes de su historia. Pero no hay peor amor que el no correspondido. Porque España ha tratado al poeta granadino con desprecio. Y la comparsa 'Fuego' lo dejó claro en su pase de semifinales, una función en la que aunó una mejora de voces, guitarra y música.
El segundo pasodoble de la comparsa fue la mejor letra que este viernes se pudo escuchar en el Gran Teatro. Lejos de un tono bronco y de reproche, estos dragones cantaron los primeros versos de Romance sonámbulo a los que siguieron la crítica -y la sinrazón- de que aún se desconozca el paradero de los restos del poeta. Y como él, miles de fusilados durante el franquismo que todavía yacen en las cunetas. El primer pasodoble de 'Fuego' giró en torno al divorcio de una mujer “tras tantos años de matrimonio”. Una historia vista desde los ojos de esa hija que alienta a su madre a la separación para “librarse de un cabrón”. Los cuplés y el popurrí finalizaron un pase realmente bueno de la comparsa sevillana de Ángel Porras.
La primera sesión de semifinales comenzó de la mano de la chirigota infantil 'Los extraordinarios extraescolares'. En su repertorio, estos superhéroes de entre 4 y 17 años le cantaron a la cantera, “la que parte su garganta por amor a nuestra fiesta”, y a cómo van conociendo su ciudad de camino a las clases de inglés: la Torre de la Calahorra, el Puente Romano, la Puerta del Puente o el Patio de los Naranjos. “No sé si aprenderé idiomas pero sí seré el número uno cuando hablen en mi clase de las cosas de mi tierra”. A esta agrupación le siguió la chirigota 'Nos pierden las formas', de Pozoblanco, que arrancó de nuevo las risas del público con su particular versión del juego Tetris.
La comparsa 'De mis manos a tus sentidos', de Pepe Martínez, también dio un paso de “gigante” con respecto a preliminares. La armonía de voces y música permitió al público disfrutar aún más que en su anterior función. Destacables los dos pasodobles de la comparsa. En el primero, la agrupación recordó algunos de los grupos que ha abanderado Martínez, un histórico comparsista del Carnaval de Córdoba. Agrupaciones como 'Fantasía', 'Sentimiento andaluz', 'Algarabía' o 'Panameños' que le han llevado a ser una de las figuras más destacadas del Carnaval de Córdoba. El segundo pasodoble fue una letanía de críticas a la actual situación del concurso que ha llevado al Gran Teatro -y a la fiesta- a perder aficionados.
Al grito a la libertad de 'Fuego' se unió también la comparsa 'Los patitos feos', una legión a la que no “le pesan los prejuicios” de la sociedad. La agrupación, que ya gustó en preliminares, llevó a cabo un buen pase en el que destacó también su segundo pasodoble. En esta letra, estos patitos feos pusieron las orejas coloradas al público -y a todo aquél que lo escuchara- al cantarles a la cara las miserias y la cobardía de un “pueblo que no se mueve por nada”.
La penúltima chirigota de la noche fue 'Enemigo público numero 1', los tan odiados controladores que disimulan delante su mujer ante determinados anuncios de televisión y que tienen una vecina con la que tienen más que palabras. La agrupación llevó a cabo en su primer pasodoble un alegato a la amistad de verdad que, a juicio de esos controladores, sólo reside en la familia. Ya en su segunda letra quisieron despejar la incógnita sobre qué es la libertad e hicieron mención a todo aquello que la impide: la ley mordaza, la religión, el dinero y una mala mujer. Ahí es nada.
La agrupación que levantó las risas del público durante todo su repertorio fue el cuarteto de Santa Cruz bajo el nombre 'Dos reales y pico', renovado en sus componentes pero a la escritura y a la dirección, Manuel Serrano, Manolete el de Santa Cruz. El Gran Teatro pudo disfrutar de nuevo de un matrimonio realmente malavenido, el de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. El cuarteto supo ganarse al público desde su pase en preliminares ya que, en su segunda función, el respetable ya coreaba una de las piezas destacadas del repertorio: “Ay, ay, ay qué tonto eres Fernando”. Pobre rey, con su madre allí presente.
Con risas se despidió el público del Gran Teatro gracias a la actuación de la chirigota 'La comunidad', una agrupación que regaló dos letras de pasodobles que dieron el broche final a la primera sesión de semifinales. En el primero, esta comunidad de Amish le puso nombre y voz a todas aquellas personas que también están detrás del Carnaval. Aquellos que no son los grandes autores, ni directores ni músicos pero los que, a pesar de todo, se siguen subiendo al escenario. El segundo pasodoble puso sobre el escenario la cruel situación de aquellas familias asfixiadas por las cláusulas suelo. La chirigota de Javi Salazar trató este tema alrededor de la historia de Manuel, pero que podría haberse llamado Juan, María o Francisco. Manuel puede ser cualquiera que, ante la imposibilidad de pagar la hipoteca, sólo ve el suicidio como la única salida. La triste realidad.
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