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El Prendimiento de Pozoblanco, una Madrugada muy diferente

Acto del Prendimiento en Pozoblanco

Rafael Ávalos

28 de marzo de 2024 06:00 h

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Todavía es de noche. Lo dice el cielo oscuro. Pero viene la mañana. Así lo determina el reloj. En la hora confusa entre un momento y otro una multitud se congrega en uno de los puntos más importantes de la localidad. Centenares de personas se reúnen en la plaza de Santa Catalina, ante la parroquia homónima y, frente a ésta, la capilla de Jesús Nazareno. Madrugada de Viernes Santo, seis de la madrugada. Se produce el Prendimiento de Jesús en Pozoblanco con un acto que es identificativo.

“Yo Poncio Pilatos, presidente de la inferior Galilea, aquí en Jerusalén. Regente por el Imperio Romano. Juzgo y sentencio a muerte a Jesús llamado por la plebe Nazareno”. Éste es el inicio del dictamen del prefecto de Judea. O más bien de la persona que lo interpreta. Judas ruega que no se ejecute tal veredicto y la soldadesca aguarda para el prendimiento del decretado culpable. Acabada la representación comienza una salida procesional muy especial, con cuatro imágenes que no forman un mismo cortejo.

Ésta es quizá la mayor singularidad de la Semana Santa de Pozoblanco, que realiza la Cofradía de Soldados Romanos y Penitentes. Son los populares Sayones, cuya Banda de Cornetas y Tambores actuó en alguna que otra ocasión en la capital. La cofradía es tan antigua que se remonta a principios del siglo XVII, probablemente 1605. Nació con estrecho vínculo con la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Juntas fueron una hasta la escisión, en torno al siglo XVIII, pero siempre con devoción a la imagen.

Cuatro procesiones que confluyen en una

El Prendimiento es el principal acto que celebran los Sayones, que aporta a la Semana Santa de Pozoblanco sus momentos más característicos. En la localidad se conoce la teatralización y todo cuanto la sigue como “el Pregón”. Así se le llama generación tras generación, que disfruta después de una procesión, en efecto, muy distinta a todas las demás. De su capilla parte Nuestro Padre Jesús Nazareno a las siete de la mañana y recorre la Carrera Oficial antes de continuar por el resto del municipio.

La imagen, de autoría y fecha desconocidas, datada históricamente en el siglo XVI va en soledad. Como lo hace no mucho después desde Santa Catalina Nuestra Señora de los Dolores. Cada paso toma un camino diferente. Mientras, también marchan por las calles, en parihuelas, San Juan Evangelista y María Magdalena. Con la última se encuentra Nuestro Padre Jesús Nazareno tras alguna hora ante Salesianos. Se da en ese instante la limpieza del rostro del Señor, que queda reflejado en el paño.

Otro lugar distinto es el que acoge el encuentro entre San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores. Se escenifica en este momento el anuncio del joven discípulo a la Madre de la sentencia hacia Jesús. El tiempo transcurre, la gente sigue en la calle. Y en la avenida Villanueva de Córdoba tiene lugar el otro hecho fundamental. Al fin la Virgen y el Nazareno se ven frente a frente. Arranca entonces una procesión completa, ya con todas las tallas en un mismo cortejo.

El tradicional ritual de los Sayones

Todo acaba a las 10:45 con la entrada en templo de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y Pozoblanco desayuna, si no lo hace entre encuentro y encuentro o durante el tránsito compacto, antes de que por la tarde los Sayones acompañen a Jesús Yacente a razón del Santo Entierro. Sin lugar a dudas, el Prendimiento da forma a una Madrugada muy diferente. Nada tiene que ver con lo que se conoce en otros escenarios de Andalucía, sobre todo Sevilla, y sí todo con la tradición.

Y al comienzo… Todo tiene su principio con la llamada puerta por puerta en las casas de todos los hermanos. Se les compromete a acudir al Prendimiento y la Sentencia del Señor. Todos, tras toques de cornetas del sargento y recoger al teniente abanderado, han de marchar en busca del capitán. Éste haría las veces de hermano mayor en otras corporaciones, por cierto. Conjuntados van hacia el huerto de los olivos, representado en la plaza de Santa Catalina. Allí juzga Poncio Pilatos y Judas se lamenta.

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