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Una luz en pandemia en el Club de Campo

Imagen de un golfista en el Real Club de Campo.

En la situación del coronavirus, los deportes minoritarios se acogen a la premisa ineludible de superar las vallas de la adversidad. En el caso de la provincia de Córdoba, aunque también aplicable al resto del panorama nacional, las actividades al aire libre han adquirido muchas papeletas para ser los escogidos de la gente en plena recta final de la pandemia, marcada por el alto ritmo de vacunación que está realizándose en Andalucía y, concretamente, en Córdoba.

Javier Fernández, gerente del Real Club de Campo de Córdoba, atiende a CORDÓPOLIS para analizar el presente del golf en este recinto, situado en pleno enclave de Sierra Morena y, por ende, convirtiéndose en un emplazamiento idóneo para los amantes de este deporte en la provincia. El confinamiento, como a todos, afectó a su economía, y el retorno al flujo de gente se tuvo que digerir, entiéndase, de la mejor manera. “La vuelta no fue fácil, adaptarnos a la nueva medida con limitaciones a los no socios, dificultades en cuanto a aforos, pero poco a poco nos fuimos adaptando a la gran afluencia de jugadores que hemos tenido, tanto de nuevos socios como de personas con interés en el mundo del golf; otras motivadas por la salida a espacios seguros y que llegan a un entorno seguro como es el campo de golf al aire libre, buscando un nuevo espacio donde no tener las complicaciones de los contagios”, explica, añadiendo que “en líneas generales, tanto socios como visitantes han sabido adaptarse a un momento donde la responsabilidad personal tenía especial papel”.

La previsión, además, es una de las características y valores fundamentales para que el Club de Campo sobreviva en tiempos de coronavirus. Fernández detalla que “se ha hecho un trabajo excepcional en estos últimos años para obtener una situación económica saneada y que permite pensar en nuevos retos e inversiones; siempre gracias a las cuotas de socios fundamentalmente y a los servicios prestados a nuevos jugadores, tanto en cancha de prácticas como en el campo (green fees)”. Es por eso que no precisan en tanta medida de las ayudas municipales como sí lo hacen desde la parte del socio. Tanto del nuevo socio como del ya establecido, “esperamos ligar el interés de ciudad y provincia como destino turístico a nuestro campo y contar con apoyo de las administraciones”, apunta. “Hemos tenido la gran suerte obtener el fruto del trabajo de los últimos años, acompañado por haber conseguido una mejora continua del campo y acoger a grupos de novatos y principiantes que, poco a poco, iban enganchándose a un deporte seguro y saludable”.

Al menos en confinamiento, la naturaleza demostró su importancia en el desarrollo del planeta. En un deporte tan dependiente de ella como el golf. El gerente del Club de Campo explica que el futuro de la entidad “debe apoyarse en garantizar el suministro de agua, pues el agua nos permitirá ser un referente entre los campos a nivel nacional. Además, nos permite garantizar al entorno natural un espacio seguro frente a incendios y como posibilidad de ser una reserva para muchas especies vegetales y animales' todo ello afectando al volumen de gente que acude a practicar el golf. ”Esa mejora que se viene produciendo en el campo es un valor que percibe el socio y el jugador visitante y ello nos da seguridad para afrontar los próximos años con nuevos retos deportivos y de inversión en mejoras de nuestro club“. Siempre de la mano de la Real Federación Española de Golf (RFEG) y de su homóloga andaluza, se aplican medidas que perdurarán en el tiempo, todo en beneficio de las competiciones que se pueden celebrar en un Club de Campo que sigue brillando con luz propia.

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