El día después, entre la tristeza y la preocupación
El Córdoba ha realizado este lunes la habitual sesión de recuperación envuelto en una atmósfera de tristeza y dudas. La dolorosa, y casi definitiva, goleada recibida frente al Lugo ha dejado muy tocado a un plantel que ha llegado a la Ciudad Deportiva mostrando rostros serios y de preocupación. Flaño, Vallejo y Carrillo no han participado con el resto de sus compañeros mientras que el guardameta Llamas y el defensa Kevin, del filial, han completado la labor sobre el verde.
Rafa Navarro, muy pensativo durante toda la matinal, se ha limitado a explicar los ejercicios a acometer y a dar ánimos a sus pupilos en los mismos. El vestuario, una vez acabada la activación, se ha dividido en dos grupos atendiendo a los minutos disputados contra los lucenses. Así pues, el grueso de titulares ha ejecutado series de carrera y estiramientos antes de marcharse de las instalaciones deportivas. La excepción ha sido la de un Quintanilla que fue suplido en la primera mitad del envite liguero y que ha estado con los menos habituales.
Apenas una decena de aficionados han presenciado la labor de los jugadores en el Camino de Carbonell, muestra inequívoca de las pocas esperanzas que existen entre los hinchas para evitar el descenso de categoría. El plantel, mientras tanto, ha intentado mantener la tensión a lo largo de la calurosa mañana y se ha reflejado en el partido con el que se ha cerrado la jornada. Dicho ejercicio ha contado con varios sustos como el golpe de Quintanilla a Manzambi en su tobillo o el recibido por Carbonell en un balón dividido. Además, Javi Lara y Alfaro han estado corrigiendo constantemente al resto de compañeros para que no perdieran la concentración, uno de los principales problemas que arrastra el Córdoba esta temporada.
El equipo descansará el martes y regresará a la actividad el miércoles para afrontar la salida a Oviedo, otra cita más para un Córdoba cuyo latido está próximo a apagarse.
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