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Por el camino difícil

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Paco Merino

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Tal día como hoy, en 2000, el Córdoba entró líder al Vicente Calderón y con los mismos galones salió después de empatar (1-1) con el Atlético de Madrid, por entonces rumiando su añito en el infierno -que, al final, fueron dos- con un equipo en el que estaban Kiko Narváez o el cordobés Juan Carlos, que ahora triunfa como entrenador en el Écija Balompié. En las filas blanquiverdes había iconos como los centrales Robert -ahora director deportivo del FC Barcelona- y Juanito -que después fue concejal socialista-, el goleador Alfonso Espejo o el fino centrocampista Ariel Montenegro, que se afincó en la ciudad y ahora dirige al histórico Ciudad Jardín. Hace 17 años de aquel partido. El Córdoba fue líder de una Segunda en la que el Atlético no fue capaz de ascender a Primera. Lo hicieron el Betis y el Sevilla. De ese palo era la Liga de plata.

La efeméride -oportunamente recordada por algún nostálgico en las redes sociales- lleva a una reflexión sobre la realidad actual del Córdoba y sus circunstancias en Segunda, la liga más igualada de Europa según cuenta una voz con entusiasmo en la promoción de los partidos televisados de pago. El campeonato en el que cualquiera gana a cualquiera, una pelea entre equipos que no son iguales pero sí muy similares. Ahí vive el Córdoba, en puesto de descenso a Segunda B y con la etiqueta de equipo más goleado en todo el mapa de fútbol profesional español. Con esa carga trabaja para convertirse en algo parecido a un candidato a pelear por el ascenso. De momento, bastante tiene con mantenerse a flote en el fango. Ante el Numancia dio un paso adelante. Ganó un punto, el primero en la era Merino, y bien pudieron ser los tres si se traduce en gol cualquiera de los dos tiros al palo de Sergi Guardiola o alguna de las incontables llegadas al área soriana. Pero al final amarraron la mitad del botín gracias a un riguroso penalti. Algo es algo. El equipo permanece en posición de descenso y confirma que ha escogido -no por propia voluntad, pero sí por méritos contraídos- el camino difícil para sobrevivir en esta Segunda en la que un día fue líder.

A Juan Merino le han traído para reparar una avería. El linense ha dado un baño de realismo a todo el mundo. Señaló rápido el objetivo -“salir del descenso”- y tomó determinaciones: acorazar la defensa -más junta con los mediocentros- y colocar dos puntas. Lo hizo así en Oviedo y el Córdoba perdió, pero él se fue -o así lo dijo- con “buen sabor de boca”. Ante el Numancia calcó el once. Otra vez sin Lara, con extremos punzantes y un par de arietes de percusión. El arranque fue intenso por parte local. No cabía otra puesta en escena ante la situación. Al primer minuto, Jaime Romero lanzó un tiro cruzado a  pase de Galán. Antes de los diez minutos, Joao Afonso había hecho trabajar a Aitor Fernández para detener un disparo y Jona Mejía, enrachado por la parte mala, armó de manera deficiente el golpeo cuando Jaime Romero le dio un buen balón dentro del área. Lo intentó el Córdoba de todas las maneras. Dani Pinillos ensayó desde lejos y volvió a provocar el griterío en una grada que avistaba el gol. El Córdoba lo estaba mereciendo, pero...

En el minuto 32, Pablo Valcarce agarró la pelota y vio que era un buen momento para enfilar el camino hacia la meta cordobesa. Progresó sin apenas oposición hasta que llegó al borde del área, donde se desató un ataque colectivo de nervios en la retaguardia. Se fueron tres hacia el extremo, entonces la soltó con pericia en los pies de Manu del Moral, que le acompañaba. El veterano delantero jiennense le pegó fuerte en carrera y la mandó lejos del alcance de Pawel. El 0-1 dejó estupefacto al estadio en una tarde de lo más raro. Balón de invierno, temperatura de verano y un equipo en eterno entretiempo: ni frío ni calor. No lo hacían mal los de Merino, pero no eso no era suficiente. El Córdoba estaba alejando de esa imagen mortecina y desganada en la que se enquistó durante la etapa anterior.

Dos minutos después, los locales pudieron empatar en un centro largo de Pinillos que remató de cabeza Sergi Guardiola con un gesto perfecto. La pelota salió despedida por el poste derecha de la meta de un Aitor que ya estaba batido. Y el Córdoba se ganó su derecho a tener suerte. Porque la tuvo cuando el árbitro decidió señalar penalti tras una caída en el área de Sergio Aguza tras un tibio contacto con Alberto Escassi. El caso es que Díaz de Mera señaló el punto ante los gestos de incredulidad de los rojillos y Jona Mejía se fue a por el balón. El hondureño lo lanzó con tranquilidad y engañó al portero. Lo celebró con más alivio que alegría. Al menos, los de Juan Merino se retiraron al vestuario con el marcador equilibrado. Pudo ser mejor, pero el estar acostumbrados a lidiar con la desgracia hizo que los jugadores tuvieran un último subidón.

En la reaparición se mostraron con brío. Metiendo la pierna, apretando a sus pares, sin rifar la pelota, con apoyos... Les costaba bastante convertir ese control en ocasiones claras, pero no bajaban los brazos. A los 57, Sergi Guardiola mandó el balón al palo por segunda vez en el partido después de un forzado remate cercano cuando los defensas numantinos reclamaban un fuera de juego inexistente. Poco después, Jona cabeceó fuera un centro de Guardiola. Los blanquiverdes lo hacían todo ante un Numancia reservón.

A doce del final, Merino metió a Sasa Markovic en lugar de Javi Galán. El serbio, en su primera acción, hostigó al portero en un balón colgado. Iba a iniciar el arreón final de un Córdoba al que le entraban las clásicas dudas sobre qué hacer: si lanzarse con todo a por la victoria o ser prudente con el punto agarrado y no ponerlo en riesgo. La grada, obviamente, reclamaba la heroica. Javi Lara, ovacionado, salió a falta de seis minutos. Y en este tramo final la tuvo el Numancia en un latigazo de Luis Valcarce que detuvo bien Pawel Kieszek. En medio de un clima de nerviosismo, Alfaro salió a falta de dos minutos en sustitución de Sergi Guardiola. En El Arcángel se respiró tensión hasta el final. Un punto, tímidos silbidos y a seguir remando.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA CF, 1: Kieszek, Fernández, Caro, Joao Afonso, Pinillos, Jaime Romero, Edu Ramos, Aguza, Javi Galán (Markovic, 78'), Sergi Guardiola (Alfaro, 88') y Jona (Javi Lara, 84').

NUMANCIA, 1: Aitor Fernández, Elgezabal, Dani Calvo, Carlos Gutiérrez, Luis Valcarce, Escassi (Diamanka, 65'), Iñigo Pérez (Larrea, 87'), Pablo Valcarce, Pere Milla, Marc Mateu y Manu del Moral (Guillermo, 75').

ÁRBITRO: Díaz de Mera Escuderos (Comité Castellano-Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla a Carlos Gutiérrez, Luis Valcarce, Pere Milla y Diamanka, del Numancia, y a Sergi Guardiola y Fernández por parte del Córdoba.

GOLES: 0-1 (32') Manu del Moral. 1-1 (41') Jona, de penalti.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la décimo segunda jornada de La Liga 1|2|3 disputado en el Estadio Municipal El Arcángel, ante 8.165 espectadores.

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