El baloncesto vuelve a estar de moda en Córdoba. Un deporte, siempre, muy aclamado por una ciudad que no ha logrado encauzar todos sus esfuerzos en un proyecto único que aúne a todas estas vertientes, a todos esos intentos que, pese a prolíficos, también han sido en muchas ocasiones efímeros. Los proyectos han sido muchos, y no cabe duda de que la calidad en las bases, en los deportistas, está ahí. Hay claros ejemplos tanto en baloncesto masculino como en femenino. En esta ocasión, Ateneas de Cordópolis fija su mirada en una de esas promesas con gran proyección en el mundo del baloncesto, que tuvo que mirar hacia otros lugares en busca de un club que aspirara a lo máximo. Y vaya si lo consiguió.
Clara Cáceres (Córdoba, 1997) es una de las mejores baloncestistas de su generación. Maristas la vio crecer y le dio la oportunidad de su vida en un deporte que siempre ha estado arraigado a su familia, pero en el que es complicado progresar. Tras decidirse a dar el salto a una categoría superior como la Liga Femenina 2, los estudios obligaron a la cordobesa a volver de nuevo al club de su infancia. Sin embargo, lo que no se esperaba Cáceres es que otro club de la élite del baloncesto español, el Embutidos Pajariel Bembibre, se fijase en ella para comandar el equipo desde su posición de base-escolta. Y esto es, tan solo, el inicio de una prolífica carrera que aún tiene muchos más capítulos por delante.
Así, retomando sus inicios, Clara Cáceres apenas tenía seis o siete años cuando comenzó a interesarse por el baloncesto. Como suele ser habitual en muchos casos, las actividades extraescolares jugaron un papel trascendental, aunque lo cierto es que la vida de la baloncestista cordobesa pudo ir por otros derroteros completamente diferentes, puesto que su madre, lo que buscaba en un principio para ella, era apuntarla a ballet. “Menos mal que tiró un poco más el deporte de equipo, que yo creo que es lo mejor que he podido hacer”, reconoce Clara a Cordópolis, recordando cómo, en esa apuesta por el deporte de equipo, se acabó decantando por el baloncesto.
Era el germen de una prolífica carrera que la llevaría a competir en la élite nacional de baloncesto femenino. Maristas, uno de los equipos más emblemáticos de la ciudad en la mencionada disciplina, llamó la atención de una Cáceres que, viendo también cómo sus amigas se apuntaban, se decidió a ello. “Nos apuntamos todas, y ahí ya empezó un poco toda esta locura”, recuerda con una sonrisa de oreja a oreja. Otra de sus pasiones en el ámbito deportivo es el voleibol, que reconoce que siempre le ha gustado, desde que comenzó a dar las primeras clases en Educación Física, y que siempre ha sido su “opción B”, pero, afortunadamente, nunca ha tenido que recurrir a ella puesto que una vez que entró en el mundo del baloncesto, su calidad la llevó siempre hasta donde quiso.
Y es que el basket tuvo algo que le llamó la atención desde el principio: “creo que al final, para mí, por mi forma de ser, creo que los deportes de equipo son el sitio donde más encajo realmente”. Eso le llevó a adaptarse más rápidamente al deporte que si hubiese sido una disciplina individual, ya que es consciente de que hubiese sido “bastante más duro, también por el nivel de autoexigencia” impuesto por ella misma. Así, compartiendo eso con el resto del equipo, siempre es según ella “mucho mejor”. Esto, sumado a su tradición familiar de amor por el baloncesto, le hizo decantarse de por vida.
Precisamente su familia y sus amigas fueron los grandes impulsores de los inicios de esta carrera. Por un lado, siempre tiene presente en sus recuerdos cómo, de pequeña, junto con su padre y su hermano, acudían a las canastas del Colegio Cervantes -Maristas- durante los fines de semana; o cómo su madre, que jugaba a baloncesto en el equipo de su colegio de pequeña, pasó a ser entrenadora de cantera durante una época. Eso comenzó a meterle ese 'veneno' en la sangre, que despertaría años después junto con sus amigas: “la época del colegio, con mis amigos, es la época que recuerdo con más cariño. Nos tirábamos 24 horas al día en el colegio. Nos quedábamos al comedor, teníamos clases por la tarde, y en esos ratos entre horas jugábamos todo el rato a baloncesto. Aquí siempre había gente entrenando, y a mí me encantaba venir a ver entrenamientos, partidos y a jugar con mis amigas”.
Eso sí, si hay un recuerdo grabado a fuego en su memoria, es precisamente de esta época del colegio. Así, Cáceres recuerda cómo, junto con sus amigas, llegaron en una ocasión a las fases finales del torneo que disputaba Maristas en categorías inferiores. “Llegamos a jugar la final contra Montilla, y recuerdo de verla en el patio del colegio, que hubiese muchísima gente y cómo nosotras vivíamos aquello como si fuese un partido de la NBA. Estábamos como 'flipadillas' con ello, y la verdad es que es un gran recuerdo que siempre tengo presente”, reconoce la cordobesa.
Esta época en Maristas duraría hasta que, con 17 años, recibe la llamada de un equipo de Liga Femenina 2 (LF2): el Club Baloncesto Almería. Maristas, en ese momento, se encontraba compitiendo en Primera División Nacional Femenina, categoría que estaba por debajo de LF2, por lo que Clara Cáceres decidió dar el salto. “Fue muy ilusionante. Se te abre un poco la mente en el sentido de que te das cuenta de que hay cosas más allá de lo que es Córdoba”, rememora la cordobesa, remarcando que era ya “categoría nacional”, por lo que se le planteaba un reto que nunca había sentido: el de salir de Córdoba, y el de llevar el baloncesto a un terreno más profesional, más allá del hobbie.
De esta manera, y con la suerte de poder contar con un amiga en su nueva andadura por tierras almerienses, Clara Cáceres puso rumbo hacia Liga Femenina 2. Las dudas, eso sí, demoraron su decisión. Mientras cursaba segundo de Bachillerato, con las Pruebas de Acceso a la Universidad a la vuelta de la esquina, la presión de los estudios era máxima. Sin embargo, ello no privó a Cáceres de poder disfrutar de esta experiencia de la que, a día de hoy, aún reconoce que se alegra por haber tomado esa decisión.
Pese a ello, la andadura por LF2 con el CB Almería duró tan solo un año. La mencionada problemática de los estudios, sumada a que “deportivamente, tampoco fue un año muy bueno, ya que era el primer año de ese club en la categoría”, hizo que, después de tan solo una temporada, Clara Cáceres pusiera rumbo de nuevo a Córdoba. Esta decisión, una vez superada la Selectividad, trajo consigo otra más complicada: “Me centré más en los estudios, la verdad, y empecé a cursar el Grado de Fisioterapia. Fue entonces cuando empecé a plantearme el futuro, y me centré más en la carrera y en los estudios. Además, como Maristas tenía aquí también equipo de Primera Nacional, siempre compitiendo a buen nivel, pues tire por ese camino”. De esta manera, Cáceres acabó volviendo a Maristas, equipo de la por entonces tercera división. La acogida, como no podía ser de otro modo, fue “súper buena”.
De vuelta en Córdoba, Clara Cáceres había vuelto a cambiar el chip completamente. Su idea era la de seguir jugando como hobbie, centrarse en sus estudios y disfrutando, en la medida de lo posible, del deporte de su vida. Así paso los dos primeros años de fisioterapia, hasta que una nueva llamada volvió a cambiarle los esquemas. “Recuerdo que estaba en la playa de vacaciones y, cuando se pusieron, lo primero que escucho es que son un equipo de Liga Femenina 1 -máxima categoría nacional-. Fue, en un primer momento, muy impactante para mí”, explica la base-escolta cordobesa. Corría el año 2018, y la oportunidad de su vida se plantaba frente a Clara Cáceres.
“Yo ya tenía otra idea en la cabeza, de asentarme en casa y tal. Pero claro, esa oferta y en ese momento fue, otra vez, mucho pensar y mucho replanteamiento de las cosas. Al final, el pensamiento final era claro: siempre voy a tener tiempo de estudiar, pero esto es una oportunidad que es, o ahora, o nunca. Si hubiese sido otra oferta de LF2, sí me lo hubiese pensado más todavía, pero siendo de Liga Femenina 1, no me lo pude pensar mucho”, recuerda la baloncestista. La oportunidad era enorme, pero el salto era aún mayor: la cordobesa pasaría de competir en el tercer escalón nacional, a pelear por un hueco en el quinteto inicial del CB Bembibre, equipo de la máxima categoría española.
Cáceres recuerda aquella etapa como una en la que hubo muchos, muchos cambios. “Creo que han podido ser los años en los que más cambios ha habido en mi vida en general. Allí, en Bembibre, es donde me doy cuenta de que quiero otra cosa, de que quiero algo más en mi vida que estar en casa, estudiar y jugar al baloncesto por hobbie. Tenía esa oportunidad de dedicarme a lo que de verdad me gusta, y eso me cambió el chip totalmente en mi cabeza. Me di cuenta de que quería eso, y de que podía competir a un nivel como ese”, confiesa la jugadora cordobesa.
Eso sí, la adaptación no sería nada sencilla para Cáceres. “El cambio se nota mucho”, confiesa. Más aún cuando, por aquél entonces, aún no existía la Liga Femenina Challenge -actual segunda categoría-, y en una Clara Cáceres que solo había degustado las mieles de Liga Femenina 2 durante un año. Así, en primera instancia, el cambio fue “más que nada, a nivel físico”, y aunque no le costó en exceso ponerse a tono, sí que recuerda cómo le sorprendió, durante los primeros duelos, la altura y la fuerza de muchas de las jugadoras. “Impacta mucho, la verdad”, asevera. Por otro lado, a nivel técnico-táctico, la diferencia también es amplia. Para paliar todo ello, los entrenamientos también aumentaron en frecuencia y exigencia, algo que le encantó a la cordobesa, que confiesa que “cuantas más horas entrene, mejor”.
Pero la diferencia más grande fue, quizás, a nivel mental. El cambio de rol que sufrió la base-escolta cordobesa, de ser titular indiscutible a jugadora de rotación, es difícil de asimilar al principio. “En cuanto a cabeza, fue un poco complicado esos dos primeros años. Tuve que asumir un rol completamente diferente pero, al final, nada más que por el hecho de estar ahí, estaba súper ilusionada y lo sentía como un premio. Lo estaba disfrutando, aunque fuese desde el banquillo, pero entrenando a muerte y muy contenta a nivel mental”, explica, añadiendo que no le costó adaptarse a ello porque “sabía perfectamente a lo que iba”, y “con los pies en el suelo”.
Aquí es donde entra en juego una cualidad crucial en el deporte de élite: la salud mental y la psicología deportiva. Clara Cáceres, que comenzó a trabajar con un psicólogo deportivo el pasado año, reconoce que no se había “dado cuenta de, quizá, lo importante que era”, ya que se percató de que “no tenía las herramientas para poder afrontar todo lo que tenía en mi cabeza de la mejor manera posible”. Por lo tanto, valora que es “súper importante” el estar “tanto físicamente, como mentalmente, preparada para cualquier reto en la liga que estés. Cada vez que vas más allá a nivel deportivo, cada vez que vas más allá a nivel profesional, que la exigencia es mayor, es cada vez, más importante”.
Con el aumento de la presión y la exigencia, las dificultades comenzaron a aparecer en Clara Cáceres, en lo referido a los estudios. “No se compagina”, reconoce directamente la cordobesa, que recuerda cada verano como un “constante comerme la cabeza”, ya que “al final, eres consciente de que, de esto, no se va a vivir a día de hoy, ni siquiera siendo una jugadora super top. Todo se puede acabar en un año por una lesión o por cualquier contratiempo, y se te puede venir todo abajo”. Por lo tanto, era fundamental para ella “tener un plan B, ya que además no era una de las jugadoras top de la categoría”.
Aún con todo ello, en su etapa en Bembibre, Clara Cáceres se vio obligada a detener sus estudios de Fisioterapia por dos años, en gran parte debido a las prácticas necesarias que exigen todas las carreras de Ciencias de la Salud. Se le sumó, además, las complicaciones arrastradas por los traslados de expedientes, aunque ni eso impidió que Cáceres siguiera estudiando cada año, consciente de “la importancia que tiene”, por lo que “cada año intentaba buscarme las habichuelas para así poder seguir mis estudios”. Es por ello por lo que también exige que haya “más facilidades”, ya que pese a que entiende que “en Ciencias de la Salud, las prácticas son muy importantes, creo que es verdad que, en ese aspecto, tendrían que dar más facilidades”. Por ello, tuvo que optar por la universidad privada, que le dotase de la posibilidad de cursar formación online o semipresencial.
Ante la falta de minutos, sumado a todo esto, Clara Cáceres decide dar un paso atrás, a Liga Femenina 2, en busca de liderar un proyecto en la que fuese punta de lanza. Se embarca pues en una nueva etapa, con destino Estepona, pero no todo salió como esperaba, pues fue “otro año complicadillo”. Era el año tras la pandemia, y todo estaba “muy condicionado”, aunque ella coge esa temporada “con ganas, porque ese segundo año en Bembibre ya sentí que mi etapa había acabado allí. Había sido una esponja que había asimilado todos los aprendizajes que pudo y más, y ya me sentía preparada para dar un pasito atrás, pero tener un rol un poco más importante, y ver así cómo podía seguir desarrollando mi juego y hasta dónde podía llegar”. Así, completó una temporada “muy, muy buena a nivel personal”, en la que se sintió “super bien con el equipo, con un buen rollo increíble”, aunque reconoce que “a nivel deportivo quizás podríamos haber llegado un poco más lejos en lo que es clasificación y tal, pero estuve muy bien. Creo que no termino de explotar del todo, pero estuve cómoda”.
Esa bajada desde Liga Femenina 1 a Liga Femenina 2, con la llegada a Estepona, sentó muy bien a nivel individual a una Clara Cáceres que completó un gran año, con más de 700 minutos a sus espaldas, 77 rebotes, 5 tapones y un total de 197 puntos. Aún así, haciendo balance, la cordobesa siente que, para asentarse en la categoría y en el panorama nacional, necesita un nuevo cambio de aires. Tras recibir varias ofertas, hubo una que le llamó especialmente la atención, sobre todo “a nivel de proyección en un futuro”: Castellón. Así se fraguó su salida de Estepona con destino al Nou Básquet Femeni Castelló.
Clara Cáceres estuvo en Castellón durante dos temporadas. En ambas, jugaron fase final, siendo la cordobesa una de las grandes baluartes del equipo, con una media de 24,9 minutos por partido, 10,7 puntos anotados, 3 rebotes y 2 asistencias por partido en su primera temporada, mientras que en la segunda promedió, de nuevo, 26,4 minutos por partido, con 6,9 puntos por duelo, 3,8 rebotes y 1,56 asistencias. Unos números notables en un proyecto que le ilusionaba, y con “muy buena pinta”. “Para mí fue una experiencia increíble, jugando la fase final en ambos años”, reconoce.
Pero, como ella misma se considera, Clara Cáceres es una persona inquieta, y cada verano es para ella “un poco incertidumbre de pararme a pensar todo”. Al igual que ocurriese entonces en Bembibre, al finalizar la segunda temporada, Cáceres siente que su “etapa ahí podía haber terminado”, por lo que en busca de “seguir creciendo y adquiriendo más experiencias, algo que me motiva a seguir formándome”, acabó aceptando la oferta del Unicaja Mijas de Málaga, siendo esta la temporada 2023-24. En Málaga, Cáceres ha gozado de un buen puñado de minutos, superando los 350, y ha acumulado un total de 107 puntos, 57 rebotes y 32 asistencias a lo largo de 22 duelos.
De hecho, estos números podrían ser muy superiores, si no llega a ser por una lesión que le mantuvo durante varias semanas apartada de los terrenos de juego. “Cogí esta temporada con muchas ganas porque es verdad que yo, después de haber jugado esas dos fases de ascenso, y habiendo aparecido la Liga Femenina Challenge entre LF1 y LF2, tenía muchas ganas de jugar esa liga”, remarca la cordobesa. Hoy, tras haber jugado en LF Challenge, considera que es una categoría “súper, súper buena porque es un punto intermedio, muy competitiva y que ofrece hueco para jugadoras más veteranas, así como jugadores muy jóvenes con mucha proyección. El nivel es muy bueno y, la liga, muy bonita”. Estas experiencias en diferentes equipos marcaron la búsqueda constante de Clara Cáceres por crecer en el mundo del baloncesto.
Ya finalizando la entrevista, toca el turno de hablar de la ciudad que la vio nacer, donde el baloncesto ha adquirido una relevancia especial en estos últimos años con proyectos como el del Milar Córdoba en femenino, o el Coto Córdoba en masculino. ¿Podremos ver a Clara Cáceres, próximamente, en las canchas de Córdoba? Pues es una pregunta para la que ni ella misma tiene respuesta. “No lo sabemos todavía”, reconoce entre risas, recordando que sus veranos son “un poco incertidumbre”, por lo que ya se verá con el paso de los días. Eso sí, ella sigue fervientemente toda la actualidad de los equipos de la ciudad, y se alegra de los éxitos de equipos como el Coto Córdoba.
Para mí, cada noticia que recibo en la que veo cómo va creciendo el baloncesto aquí en mi casa, me resulta muy ilusionante“, reconoce la base-escolta cordobesa, explicando que cree que ”van saliendo proyectos que, bueno, de mejor o peor forma, al menos confirman esa apuesta por el baloncesto“, que debe existir en una ciudad como Córdoba. Por ello, siempre tiene en mente su ciudad, y es ”otra pieza más en el panorama“ de destinos deportivos para Cáceres, aunque sí que es cierto que actualmente el único equipo que compite en categorías altas, estando los más punteros en Liga Nacional 1 -cuarta categoría- tras la renuncia a la plaza de LF2 de Milar Córdoba.
Así, toda vez resuelta esta encuesta, es momento de fijar las miradas en el futuro. “A día de hoy, tengo claro lo que quiero”, asevera Cáceres, reconociendo que en su cabeza sólo estar “el seguir jugando”, por lo que tiene claro que “mientras pueda seguir y hacer de mi hobbie, mi trabajo, voy a intentar continuar con eso, hasta que cierto día ya vea que no, o lo tenga que encaminar de otra forma”. En cuanto a equipos, reconoce que “no está cerrada a nada”, y está a la espera de “lo que vaya surgiendo cada año”, que será bienvenido, como siempre, en una nueva aventura.
Eso sí, a nivel profesional, Clara Cáceres sigue formándose y, tras completar los dos primeros años de Fisioterapia, recientemente ha completado un ciclo superior y, actualmente, está a un año de completar el Grado en Nutrición y Dietética. Todo ello mientras compagina sus entrenamientos de baloncesto para competir en Liga Femenina Challenge, segundo máximo escalón del baloncesto femenino español. “Una vez que me estabilice en un sitio que me lo permita, me gustaría terminar mi carrera en Fisioterapia. Al final todo ha ido, un poco, guiado hacia eso”, reconoce la baloncestista, que tiene claro que su futuro profesional irá de la mano, siempre, de las Ciencias de la Salud.
Y es que el recorrido de Clara Cáceres en el baloncesto es una historia de valentía y dedicación, que recuerda la importancia de perseverar en la búsqueda de sueños y metas, de conjugar el deporte de élite con la importancia de los estudios y el tener un 'plan B' de futuro.. Desde sus comienzos en Maristas hasta su última temporada en Mijas, Clara Cáceres ha demostrado una determinación inquebrantable y un amor incondicional por el juego. De esta manera, ha logrado superar todos los desafíos, llegando a la élite del baloncesto femenino e inspirando a todos los que la rodean con su compromiso y pasión. Su legado es una muestra de que, con determinación y perseverancia, no hay límites para lo que podemos lograr en la vida y en el deporte.
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