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Viva Belgrado: “A Córdoba le hace falta un espacio que genere cultura”

Viva Belgrado

Alejandra Luque

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Fue a finales de 2011 cuando Viva Belgrado irrumpió en la música local cordobesa gracias a su primer concierto. Desde aquel momento, la banda ha recorrido más de una decena de países llevando su screamo europeo -siempre en castellano- a aquellas salas que le han abierto las puertas. Francia, Italia, Eslovenia, Eslovaquia o Polonia son algunos de los lugares a los que Viva Belgrado ha llevado su furgoneta y su música.

Gran parte del trabajo del grupo se debe a la autogestión y su primer LP, Flores, Carne, fue editado en CD por el sello japonés Tokyo Jupiter Records. Sin embargo, fue a finales de 2015 cuando Viva Belgrado decidió formar parte del sello barcelonés Aloud Music, firma que ha editado el segundo álbum: Ulises. El próximo jueves 23, la banda cordobesa se reencontrará con su público en la sala Hangar. Y vienen con ganas. “Hemos tocado más veces en Madrid que en Córdoba”, apuntan. Tras este concierto, Viva Belgrado ya ha preparado una gira que los llevará por Reino Unido en marzo.

PREGUNTA. ¿Habéis vivido una auténtica odisea hasta llegar a Ulises?

RESPUESTA. En algunos sentidos, sí (risas). Con el disco anterior empezamos a salir fuera y dimos casi 100 conciertos en 13 países. Hay muchísimas aventuras de absolutamente todo, desde furgonetas que se han roto a la mitad del camino o que, incluso, nos han dejado tirados. Hay aventuras loquísimas.

P. Y Ulises ha querido dar voz a esas aventuras.

R. Con este nuevo disco buscábamos hacer una referencia al héroe de la Odisea y hacer una especie de paralelismo o símil con la interpretación que James Joyce hizo en su obra homónima. Según dicen, lo que quería hacer Joyce es contar la odisea del hombre moderno, ¿no? Pues lo que nosotros hemos querido con Ulises ha sido narrar nuestra propia epopeya a base de las experiencias de unos chicos de 25 y 26 años.

P. ¿Cuántas horas de furgoneta gastáis entre concierto y concierto?

R. Uff (risas). Muchísimas. Depende del trayecto también pero cuando estamos de gira, una media de tres horas al día. Ya lo llevamos bastante bien porque son muchos años juntos y ya nos conocemos. Durante el viaje, cada uno se pone a hacer sus cosas. Quien no conduce, lee, escucha música o simplemente juega. Intentamos tener un momento para nosotros porque, al fin y al cabo, dentro de la furgoneta no hay muchas posibilidades para hacer algo y lo mejor es tomárselo con humor.

P. Muchos viajes y muchas horas para llevar vuestra música siempre en castellano. ¿Es una forma de luchar contra ese monolingüismo en el rock?

R. Totalmente. Aunque suene un poco drástico, decimos que el inglés es el lengua del esclavista. La cultura en general y el rock en particular deberían intentar ser herramientas para luchar contra lo que pensamos que puede cambiar. ¿Pero por qué siempre hay que utilizar el inglés?

P. ¿A este lucha se unen otras bandas?

R. Bueno, nosotros no hemos inventado nada. Sólo seguimos una senda que ya dejaron otros grupos. Berri Txarrak es un grupo que canta en euskera y eso sí que tiene mérito. Lo nuestro es bastante más fácil. También es verdad que al ser tan minoritario no te queda más remedio que escuchar música en otros idiomas. Esto hace que todas las bandas nos conozcamos, tanto a nivel nacional e internacional, y sabemos quién está actuando, dónde y cuándo.

P. El próximo día 23 presentaréis en Córdoba vuestro nuevo disco pero mantiene la misma línea que ya se vio en Flores, Carne.

R. Un poco sí. Desde hace años venimos haciendo lo que comúnmente se denomina como screamo europeo y Ulises es un disco continuista. Pero hemos intentado meter nuevos registros y hay acercamientos al hip-hop y coqueteamos con la electrónica. Esto, hace dos años, nos parecía impensable.

P. ¿Este aumento de registro es una prueba del avance que ha experimentado la banda desde 2011?

R. Completamente. Empezamos haciendo el género de screamo europeo porque era el lenguaje que nos interesaba utilizar para expresar lo que en aquel momento queríamos expresar. Según nos hacemos mayores escuchamos otro tipo de música y como público disfrutamos de ella. Además, eso hace que la queremos incorporar a la nuestra. Creemos que eso es lo que mola. Ves esos lenguajes y tu banda va mutando.

P. Actualmente una de las bandas más consistentes del panorama nacional. ¿Cuál ha sido el punto de inflexión?

R. Nosotros hemos sido muy claros desde el principio: queríamos salir y tocar lo máximo posible. Al final, cuando tocas tanto, la agente te acaba conociendo. Sabemos que hay bandas mucho mejores que la nuestra y con un directo más potente y más técnico. Pero, al final, a base de tocar y ser pesados estamos donde estamos.

P. Tras los primeros conciertos de Ulises, ¿cómo ha percibido el público el nuevo disco?

R. La verdad que, sorprendentemente, muy bien (risas). Dentro de lo que aspiramos nosotros, que es un estilo de música tan underground y tan minoritario, está yendo todo muy bien. En Madrid o Barcelona hemos tocado para 400 personas o así y en algunos lugares ya se han agotado las entradas. La verdad es que muy bien.

P. En relación a la forma de tratar a las bandas, ¿España tiene mucho que aprender de otros países?

R. La verdad es que sí. En Centroeuropa, por claros motivos históricos, este tipo de música está mucho más arraigada y el punk y el hardcore tuvieron una mayor difusión. Allí tocas en centros de juventud o de okupas, salas que hace la gente para la gente y que no están tan mercantilizadas. Ésta es la principal diferencia con respecto a España, donde se tiende mucho a entrar en el circuito de las salas comerciales.

P. A nivel local, las bandas se mueven cada vez más por reivindicar esto mismo y la importancia de la creatividad.

R. Así es. En Córdoba lo que falta es una plataforma, un local o una sala, autogestionada por la gente y a la que se una la gente que quiera. Un espacio que genere cultura. Éste sería un elemento primordial para que se dé salida a los grupos locales y para que entren otros de fuera. Así es como crece la música y como se ayuda. Las salas comerciales son necesarias, es verdad, pero en cuanto hay dinero, el propietario quiere traer bandas que les den beneficios. Por eso tiene que haber otro espacio independiente a este tipo de salas. Un lugar que no sea para generar dinero sino cultura.

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