crónica
Dos universos literarios y feministas unen sus almas en Cosmopoética
Una bonaerense, otra cordobesa. Ambas del 78. Pero con un nexo de unión aún más fuerte, ser mujer en un mundo en el que aún reina el patriarcado, indistintamente de cuál sea su país de origen. A Rosario Villajos y Dolores Reyes les unen vivencias y relatos desgarradores que las han empujado a escribir novelas como Cometierra, Miseria o La Educación Física. Las dos, junto con la periodista Marta Jiménez que ha sido el hilo conductor del encuentro, han compartido con el público sus experiencias y opiniones en la cuarta jornada de la XX edición de Cosmopoética.
Desde Buenos Aires ha llegado Dolores Reyes, quien escribió su primera novela mientras ejercía la maternidad de sus siete hijos y sin pensar en convertirse en escritora. Sin embargo, como adelantaba Jiménez, se ha convertido “en una de las grandes voces de la nueva literatura latinoamericana”. Su ópera prima, Cometierra, ha llegado a ser declarada por el New York Times como una de las novelas del año e incluso a ser recomendada por la célebre periodista Oprah Winfrey. Ahora presenta la continuidad de esta, Miseria, que ha llegado con la editorial española Alfaguara.
Villajos ha llegado a su ciudad natal desde Alcobendas -donde reside actualmente- para participar una vez más en Cosmopoética. La primera vez que lo hizo fue hace unos diez años (ha perdido ya la cuenta) “poniendo música a los poemas que yo quisiera”, como ha adelantado en una conversación previa con los periodistas. Para la cordobesa, “la poesía es una forma de escuchar y sobre todo de intentar captar los silencios. Pero ahora acaba de recibir el LXV premio Biblioteca Breve con su novela La Educación Física. Aunque ha asegurado que la literatura no es su modo de vida, ya que actualmente tiene un ”trabajo de oficina“ y la escritura como ”una pasión“.
En una charla que ha comenzado con una breve entrevista a cada una de las autoras para finalizar con una conversación entre ambas, Dolores aseguraba que en lo referido a intuición o intelecto en la literatura, esta le gusta en sí como ejercicio intelectual “que dialoga con la tradición y con momentos de arte propio”, pero también es amante de “la literatura que conmueve”. “La ficción tiene la posibilidad de atraer al lector, incluso a él, que se piensa que estos temas le pasan muy lejos”. Por ello, Miseria ha sido escrita “por la vivencia de un trama duro”, exponía.
La argentina defendió la amistad entre mujeres como un tema poco recurrido en los libros y que ella trata en Cometierra ya que “es algo central en nuestra vida”. Algo que ha atribuido también a “las violencias y los prejuicios machistas”. En relación a esto, Villajos destacaba un proyecto en el que participó el pasado año junto con otras autoras elaborando un conjunto de relatos, Querida Teresa, que va ya por su segunda edición.
Las desapariciones tienen también una gran presencia en las novelas de la argentina, una preocupación que viene intrínseca en ella porque cuando nació, Argentina vivía la dictadura de Jorge Rafael Videla con el que se vivieron innumerables atrocidades y desapariciones de jóvenes. “Crecí viendo a asociaciones de mujeres que se juntaban para buscar a sus hijos en la tierra”, contaba Reyes. Después, con la democracia, se pasó a “una sangría de mujeres, una por día en Argentina, 14 por día en México...”, apuntaba. Una “tristeza y bronca profunda” que se le sumaba a las cifras de desapariciones y feminicidios que “se incrementaron en Latinoamérica tras la pandemia”. Otra de sus inquietudes actuales: el neofascismo que acecha a su país en las futuras elecciones.
Madre de siete hijos, Reyes tiene claro que lo que más le preocupa es echarlos tanto de menos con la gira de presentación de su novela, más que no encontrar tiempo para escribir con ellos. De hecho, aseguraba haber “escrito pasajes con mi hijo pequeño encima, mirándolo a través de la pantalla, alzando la vista y observándolo”. Ahora, ellos “comprenden que esto es un trabajo” y comparten ratos en la habitación de su madre mientras ellos juegan o realizan otras tareas y su Reyes escribe.
El personaje principal de Villajos es Catalina, una adolescente que sufre las presiones de la sociedad sobre su cuerpo. Pero, a su vez, ambientado en la época de la desaparición de las niñas de Alcásser, la cordobesa refleja los traumas “por el miedo” provocado por los padres de la época, asustados tras el suceso. Algo que relacionaba con la actual noticia del incendio en una discoteca de Murcia, “se me venía a la mente lo asustados que estarán los padres ahora, pensando lo peligrosas que son las discotecas”. Aunque también en La Educación Física intenta “hablar del germen del machismo y el comportamiento que tenemos desde que somos pequeños”.
Los abusos heredados por las mujeres de una familia y la transmisión del miedo a las nuevas generaciones así como el comportamiento de los jóvenes actuales han sido otros temas barajados en el encuentro. Villajos señalaba que “la diversidad tiene de fondo el dinero que el patriarcado tiene de su parte”. Además, añadía que “el empoderamiento” actual es “un poco falso” ya que “no se está estudiando más para saber sobre enfermedades que pueden afectarnos, o de cosas que hacen que nuestra vida sea más difícil. Solo se está haciendo la ropa más grande o las influencers están diciendo cosas que realmente son superficiales”.
En otro punto de la charla, la cordobesa confesaba haber escrito su última novela “desde el rencor” a personas, a cosas que no ha hecho por miedo “pero que me ha permitido que esté aquí viva”. Aunque también nació de la envidia a gente que no tiene que ir con la llave en la mano cuando vuelven a casa, envidia por no poder “ocupar el mismo espacio público que ellos”. Utilizar esos miedos, confesó, le sirvió para sentirse más aliviada y quitarse un peso.
Pero las cosas no han cambiado, confesaba. “El problema es que las emociones que intentan poner siguen basadas en protegernos a nosotras como si fuéramos porcelana, en lugar de educarlos a ellos, a los niños varones desde el principio”. Villajos relacionó esto con la noticia de las menores de las cuales se han difundido fotografías editando su cuerpo con inteligencia artificial. “¿Por qué en ningún momento a las chicas se les ocurre grabar a los chicos y pasárselo a sus amigos? Porque a nosotras no se nos educa para joderle la vida a nadie, sino para proteger. Me gustaría que se educara también a los niños a proteger la autoestima de las chicas”. A lo que Reyes añadía que “el mensaje social es mucho más grande” que la educación que también se da por parte de profesores o padres.
Desde dos perspectivas distintas, desde dos países distintos, dos mujeres distintas han trasladado lo mismo, la preocupación por un mundo que avanza en ciertos aspectos pero que continúa igual en muchos otros. Lo han hecho hablando de dos novelas diferentes, desde dos universos literarios distintos, pero como dijo Jiménez, “con acentos diferentes, expresando un lenguaje común y universal”.
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