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Un sello británico recupera una guajira de El Niño de Cabra en un recopilatorio de flamenco

Cayetano Muriel, Niño de Cabra, en una lámina.

Juan Velasco

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El sello británico Dead is not the end, especializado en reeditar música perdida y desconocida y llevarla a nuevos públicos, ha recuperado una guajira del cantaor cordobés Cayetano Muriel, El Niño de Cabra, y la ha incluido en uno de sus últimos recopilatorio.

My Greatest Revenge: Flamenco Recordings, 1904-1938 vio la luz en cassette, digital y vinilo a principios de primavera. Según el sello, es una recopilación que recoge y documenta temas de las primeras estrellas del cante.

Es, en palabras de sus curadores, “una colección de inquietantes y melancólicas grabaciones flamencas tomadas desde principios del siglo XX hasta finales de la década de 1930”, centrada en el cante jondo. Y en ella aparecen efectivamente, algunas de las más grandes figuras de la época: Pepe Pinto, Juanito Mojama, Juan Breva, Tomás Pavón, La Andalucita, La Niña de los Peines y Niño de Cabra, entre muchos otros. 

El tema que incluyen del cantaor cordobés es una guajira que grabó con Manolo de Badajoz a la guitarra, y que ya había aparecido en otros recopilatorios centrados en su cante, que quedó registrado en discos de pizarra a principios del siglo pasado.

Porque Cayetano Muriel Reyes (Cabra, 1870-Benamejí, 1947) conocido artísticamente como Niño de Cabra, fue uno de los cantaores flamencos más importantes de su época. Proveniente de una familia humilde, fue el menor de cinco hermanos. Desde pequeño su padre lo inició en el mundo del cante junto a su hermano, aunque fue él quien comenzó a adquirir relevancia. 

Muriel trabajaba como molinero para el conde de Cabra en el molino del Duque, donde el conde le escuchó cantando. El noble le pidió que cantase delante de un diplomático inglés en representación del flamenco. Así fue cómo abandonó su profesión de molinero por el cante, y cómo, con 20 años, se marchó a Sevilla donde escuchó por primera vez a Antonio Chacón, con quien estuvo muy conectado artísticamente.

El cantaor cordobés viajó por toda Andalucía, Madrid y Barcelona, y no cruzó el charco porque se negó a viajar a América cuando tuvo la oportunidad. Pese a la huella de Chacón en su cante, se considera que consiguió generar un estilo propio, del que mamaron otros cantaores, como Fosforito. Entre sus principales aportaciones al cante, fue el primero que grabó fandangos de Lucena, y creó su propia malagueña, su guajira y su peculiar caña.

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