Nuevo hallazgo prehistórico: descubren un chrómlech y una estela con petroglifos
La Asociación Turdulia ha informado del hallazgo de un chrómlech y una estela prehistórica con petroglifos de cazoleta en este municipio del norte de la provincia de Córdoba.
Según ha informado esta asociación, aunque su cronología es imprecisa, la probable datación del hallazgo arqueológico se sitúa en la Edad del Bronce (1750 a.C. - 850 a.C.), lo que le confiere una antigüedad aproximada de más de 3.000 años.
Según la asociación, el lugar del hallazgo, además de estar bañado por el afluente del Zújar –“con cuyo nombre hemos bautizado a la estela”–, se encuentra a escasos metros de uno de los caminos históricos que atraviesan la localidad y lugar de paso natural entre Andalucía y la Meseta para trashumantes y comerciantes desde los tiempos más remotos. Lo cual convierte a esta región en un enclave óptimo para el encuentro y las relaciones entre las diferentes poblaciones y culturas a lo largo de los siglos, a la par que en dinamizador de su desarrollo cultural y económico, siendo sin duda un lugar estratégico para todo tipo de asentamientos a lo largo de la historia, como poco a poco iremos demostrando con diferentes yacimientos encontrados.
El chrómlech identificado está formado por losas de piedras de pizarra que, aun siendo de un tamaño más bien reducido, se encuentran amontonadas en clara disposición circular, formando una perfecta circunferencia de 21 metros de diámetro, exponen. “Revisando las piedras que lo conforman, destaca sobre el resto una por su mayor dimensión: nuestra referida estela, que al ser inspeccionada con mayor detenimiento pudimos observar que cuenta con gran cantidad de petroglifos de cazoleta esculpidos decorando una de sus caras”, agregan.
En arqueología, se denomina cazoleta a un pequeño hueco artificial excavado en la superficie de algunas rocas, teniendo generalmente una sección semiesférica y planta circular. Pueden encontrarse tanto aisladamente como formando agrupaciones, con otras cazoletas o con otros grabados rupestres. Aunque el caso más común es que se encuentren grabadas en las superficies de formaciones rocosas naturales, también pueden aparecer en ortostatos megalíticos, como es el caso que se refiere.
La estela Guadamatilla I cuenta con al menos 35 petroglifos de cazoleta de diferentes tamaños identificables a simple vista en una de sus caras, encontrándose la otra sin pulir.
Las hipótesis existentes sobre la funcionalidad de dichas cazoletas siguen siendo múltiples y diversas, y comprenden desde colectores para ofrendas, receptáculos de sacrificios, cartografías estelares, marcadores de caminos, usos mineros o simples motivos ornamentales, entre otros. En el caso de nuestra estela, cualquiera de estos motivos podría ser perfectamente válido como posible función dada su estratégica localización antes expuesta.
“Difícilmente podamos llegar a conocer con certeza la funcionalidad auténtica para la que, varios milenios atrás, nuestros antepasados la tallaron. Lo que está claro es que desde nuestra asociación seguiremos luchando por difundir la cultura, divulgar la importancia de estos monumentos megalíticos que enriquecen nuestro pasado, pero también nuestro futuro, y continuar aumentando el interés popular por ellos con tal de que algún día logremos un estudio más pormenorizado de los mismos que traten de solventar algunas de las dudas que aún hoy en día generan”, concluyen.
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