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'Ghost' y su amor entre dos mundos embrujan al Gran Teatro de Córdoba

Estreno del musical 'Ghost' en el Gran Teatro de Córdoba

María Berral

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Casi una hora antes, los más impacientes han formado este jueves una cola en la puerta del Gran Teatro de Córdoba para no perderse el musical de una de sus películas favoritas, Ghost. Tal es la mella que esta obra cinematográfica, de 1990, hizo en el público que su versión musical a su paso por Córdoba ha conseguido hacer sold out en todas sus funciones. Minutos antes de las 20:00, las puertas del teatro se han abierto para albergar a todos aquellos que, sin saberlo, estaban a punto de caer bajo el embrujo y la magia de la historia de amor entre Molly y Sam.

Con todos en sus asientos, las puertas del piso de la pareja de jóvenes, interpretados por David Bustamante y Ana Dachs, se han abierto. El Gran Teatro se ha convertido así en el mítico salón de la obra cinematográfica, aunque rápidamente se ha transformado en las oficinas donde trabaja el protagonista y su amigo Carl -interpretado por Christian Sánchez-; lugares que en ocasiones han compartido las tablas.

En una calle de Nueva York se ha producido el primer efecto que ha dejado boquiabiertos a los asistentes: la aparición del fantasma de Sam. Una de las escenas memorables del film que ha sido posible llevar al directo gracias al ilusionista Paolo Carta. Al igual que este, el momento en el que el fantasma de Sam atraviesa a Oda Mae, otro de los míticos que ha dejado perplejos a quienes ocupaban las butacas.

Con una puesta en escena sencilla, limpia y con unos cambios rapidísimos, el escenario se ha transformado en el despacho de Oda Mae, el hospital, el metro de Nueva York o la casa de Willy -el asesino de Sam-. Diferentes ubicaciones que se han distribuido en las 41 escenas que han compuesto un espectáculo lleno de ilusiones ópticas, belleza vocal, energía y unos cambios de vestuario en segundos. Para esto, sobre las tablas han pasado un elenco formado por 17 artistas.

Tras un breve descanso, los protagonistas han aparecido al otro lado del escenario, pillando de imprevisto las miradas enfocadas al frente. Igual ha ocurrido cuando el público ha visto a varios objetos sobrevolar sus cabezas. Una sorpresa tras otra llena de efectos especiales y las distintas ilusiones ópticas, tanto que algunas de ellas han llegado a arrancar los aplausos del público.

Y entre las 41 escenas que han representado fielmente la película no ha podido faltar su escena más mítica. Oh my love, my darling ha sonado mientras en el salón Molly trabajaba en su nueva escultura de arcilla. Lo demás ya está en la mente de todos.

Con la ayuda de la dicharachera Oda Mae -interpretada por Ela Ruiz- y, finalmente, el voto de confianza hacia esta de Molly, Sam ha podido vengar su muerte. Pudiendo dejar así entre una enorme luz blanca que ha iluminado al Gran Teatro, y deslumbrado a los asistentes, el mundo de los vivos. Una despedida de su ya amiga Oda; de su gran amor, Molly; y, hasta la próxima función, de los cordobeses.

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