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El diario y las fotos inéditas de Aldo Morandi, uno de los míticos brigadistas internacionales

Aldo Morandi, en el frente, con su inseparable cámara fotográfica.

Alfonso Alba

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Riccardo Fornica, alias Aldo Morandi, fue uno de los dirigentes de las Brigadas Internacionales más importantes. Y también de los que mejor documentó la Guerra Civil española. Solo que hasta ahora la mayor parte de sus documentos y fotografías habían permanecido ocultos.

La reciente aparición del diario original mecanografiado del coronel Aldo Morandi —unos 400 folios— titulado, Guardando il Passato. Un Diario della guerra di Spagna (1936-1939), así como de casi un centenar de nuevas fotografías, ha impulsado la publicación de Brigadistas internacionales por la España democrática, del historiador cordobés Francisco Moreno Gómez, un testimonio hasta ahora inédito de los brigadistas internacionales que participaron en la guerra civil española.

Riccardo Formica, conocido por su pseudónimo, Aldo Morandi, y descrito como antifascista indómito por sus biógrafos, se uniría a los voluntarios que acudirían en defensa de la democracia tras el golpe militar. Después de su llegada a España el 30 de noviembre de 1936, recogería en sus escritos los frentes de Andalucía (1936), Las Rozas, El Jarama (1937), Bajo Aragón (1938) así como su exilio (1939); pero, muy especialmente, en el Norte de Córdoba (1937).

El historiador Francisco Moreno Gómez rescata en Italia estos documentos para cerrar con este libro un ciclo de reconstrucción histórica sobre la tragedia de España, basándose en estas fotografías y textos hasta ahora inéditos de Aldo Morandi.

El libro, editado por Utopía Libros, será presentado el próximo 25 de julio en el interior del refugio antiaéreo de Villanueva de Córdoba, en un acto en el que participará el alcalde y también el historiador Martín López Vacas, junto al propio Moreno Gómez.

Los brigadistas

Uno de los fenómenos colaterales de la guerra civil fue el de las Brigadas Internacionales, uno de los casos de voluntariado internacional más importantes de la historia en la lucha contra el fascismo. Al mismo tiempo, en torno a la Guerra Civil surgió, entre tantos otros temas, la colateralidad del fotoperiodismo, cuya máxima expresión fue Robert Capa. Pero no sólo los periodistas ejercieron de notarios de la realidad traumática, sino también los propios protagonistas de aquellos años de lucha y sangre.

Este fue el caso de Aldo Morandi, suboficial italiano antifascista, llegado a España a primeros de diciembre de 1936 con un buen número de voluntarios italianos. Morandi llegó al frente de Lopera-Porcuna como capitán a finales de 1936 y apareció como comandante en el frente Sur (Pozoblanco), a finales de marzo de 1937, al mando del 20 Brigada Internacional. En mayo del mismo año fue ascendido a teniente coronel en el mismo frente Sur, al mando de la 86 Brigada Internacional. A finales de octubre de 1937 mandó en el mismo frente la 63 División, y en marzo de 1938 fue puesto al mando de la División de Maniobras, al Bajo Aragón, con las mejores tropas cordobesas, para tratar de contener, sin éxito, la avalancha de los franquistas hacia el mar, según consta en su libro de memorias In nome della libertá (Milán, 2002). De toda su gran experiencia trató de salvar para la posteridad una muestra de campaña a través de la fotografía.

La historia de los inéditos

El álbum particular de Aldo Morandi estaba en manos de su sobrina Miuccia Gigante (Milán) y de su estudioso Pietro Ramella (Turín), que han cedido una buena selección para esta edición en España. Dar con estas fotografías ha sido un verdadero azar. A manos de Pietro Ramella llegó el libro de Francisco Moreno Trincheras de la República (Córdoba, 2013), y la familia de Morandi se ofreció altruistamente para esta cesión.

Las fotografías son muy significativas de lo que fue la vida bélica detrás de las trincheras, con múltiples aspectos como el suministro, reclutamientos, refugiados o la sanidad, a través del hospital americano del doctor Friedman. La salvación de estas fotos, ahora descubiertas para la posteridad, fue en su día otro azar, en 1939, cuando a primeros de febrero Aldo Morandi, con sus garibaldinos, pasó la frontera de Francia. Su máquina de fotos le fue robada por los esbirros franceses, pero los negativos los había salvado antes, entregándolos a su compañera Vincenzina Fonti, de nacionalidad suiza, que pudo pasar la frontera sin dificultad.

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