La Córdoba vampira se refugia en los cines de verano
La ciudad conserva cuatro salas al aire libre en solares del casco histórico que abren la semana que viene
Córdoba en verano es una ciudad vampira. Sus vecinos salen a la calle de noche, cuando el sol ha dejado de torturar las aceras y el asfalto. Deambulan inquietos saludándose con la alegría de quienes saben que han sobrevivido a una nueva jornada infernal, refugiados en el búnker térmico de sus casas. Y como no apuestan a que la dicha se repita, emprenden su caminar oscuro y sudoroso. Pero hay un tipo de cordobés que sabe adónde va y recala siempre en solares antiguos donde se escuchan conversaciones amplificadas sobre superhéroes, naves espaciales, rupturas sentimentales, problemas de trabajo; y donde se respira un agradable olor a pimientos fritos, carne a la plancha, pipas, palomitas... Sí. Nuestro cordobés de pro lo ha logrado. No solo ha vivido un día más de para contarlo, sino que, además, ha encontrado su cine de verano donde reposar su alma.
Cines que, por cierto, abren la semana que viene. El 25 de junio.
Córdoba cuenta con cuatro cines de verano en el casco viejo de la ciudad, en solares en los que no se puede construir y en los que las actividades están muy limitadas. Unos espacios donde la empresa de Martín Cañuelo vio en 1986 una oportunidad de negocio. Y no la desaprovecharon. Desde entonces gestionan los cines Coliseo, Delicias y Fuenseca. A los que, más adelante, incorporaron el cine Olimpia.
Cañuelo se encuentra estos días enfrascado en los arreglos de cada unos de los establecimientos al aire libre. “Tenemos que hacer trabajos de poda, pintura, allanar los terrenos, blanquear las paredes, ajustar las instalaciones eléctricas. Son inmuebles muy antiguos y hay que mantenerlos”, explica. “La gente cuando viene lo ve todo arreglado pero llevamos tres meses trabajando para ponerlo todo a punto”, prosigue.
Cada verano, los cordobeses -y quienes no son de Córdoba- redescubren el placer de ver cine a la luz de las estrellas con una buena cerveza en el regazo y un bocadillo de lomo con pimientos entre los dos carrillos. Pipas con sal de postre... Y más cerveza para acompañar. Pero la crisis se ha dejado notar. “Tenemos un 15% menos de público. Más o menos nos hemos mantenido, pero se ha notado. Y especialmente en los bares de los cines, que eran un buen complemento del negocio. Ahora la gente tiende a traerse las bebidas y los bocadillos de casa”, apunta Cañuelo.
Sea como sea, los cines de verano de Córdoba son los únicos cines que restan en el casco de la ciudad y a los que uno puede ir dando un paseo. Hoy las salas que quedan están en centros comerciales a las afueras de la ciudad y para los que el coche se convierte en un elemento imprescindible. “Eso es cierto y es una pena que se hayan perdido los de cines del centro. Pero creemos que, como en el casco hay tantos problemas de aparcamiento, muchos vecinos de los barrios no se acercan”, se queja Martín Cañuelo.
Para aquellos que sí lo hagan, los cines de verano garantizan un completo cartel de películas recientemente estrenadas, estrenos actuales y alguna que otra sorpresa cinematográfica de reestreno -muy de reestreno- que siempre es un placer ver en pantalla grande. Y más con una cerveza y un bocata aceitoso.
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