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Cinco Scorpions en berlinas para antes de un concierto

Scorpions, en el Gran teatro | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Los miembros de la banda heavy metal y hard rock ofrecen una rueda de prensa antes de su actuación este sábado en Córdoba dentro de la gira por su medio siglo de carrera

Han pasado más de cinco décadas desde que se fundase en Hannover (Alemania) la banda que hoy es Scorpions. 50 años que los celebran con una gira internacional que les ha llevado a Córdoba, donde tocarán este sábado en la Plaza de Toros, dentro del Festival de la Guitarra. El grupo ha llegado en un jet privado proveniente de Bilbao, donde sus integrantes tocaron el jueves. Un jet solo, que se sepa. Porque han sido cinco las berlinas de alta gama -marca germana y de color negro- que les han llevado al Gran Teatro para ofrecer una rueda de prensa en el escenario mismo.

Cinco taburetes altos y acolchados les esperaban. Allí se han sentado de espaldas al escenario. Gafas de sol, vaqueros, cuero, tal vez algo de maquillaje. ¿Tinte? Son muchos años de rock and roll. No dicen nada. Miran a través de los cristales ahumados y esperan a que los periodistas empiecen a preguntar.

La primera cuestión no es para Scorpions propiamente dicho. Es para Mikkey Dee, exbatería de Motörhead que ha dejado su banda de toda la vida tras la repentina muerte de su líder, Lemmy Kilmister. Dee se ha integrado en la banda alemana después de que su batería titular, James Kottak, se diese de baja por problemas de salud. “La gira está siendo espectacular y estoy muy a gusto tocando con ellos”, señala Dee. ¿Y cómo está Kottak?, insisten los periodistas. “Se está recuperando ingresado en Crossroads, la clínica que Eric Clapton tiene en la isla de Antigua”, responde Dee.

El exclusivo centro médico está especializado en recuperar a los pacientes del alcoholismo y la drogadicción. Ante la tercera pregunta acerca de Kottak y si se reintegrará en Scorpions cuando se recupere, el guitarrista Matthias Jabs corta por lo sano. “No hemos venido a hablar de baterías, éste es un festival de guitarra”, zanja en un inglés con marcado acento alemán y sin alterar el rictus. Y no se vuelve a sacar el tema.

Scorpions están en plena gira mundial. Han tocado en América, ahora andan por España y en un par de semanas lo harán en Tel Aviv. En Bilbao han visto lo que en todos sus conciertos: tres generaciones de seguidores aplaudiendo sus temas. “Tenemos a gente que nos sigue desde antes de los años ochenta y chicos que no llegan a los 20 años. Creo que eso solo les pasa a los Rolling Stones y a nosotros”, señala con media sonrisa el guitarra Rudolf Schenker.

La cosa se pone un poco más divertida cuando le preguntan al cantante, Klause Meine, por el concierto del sábado. “Va a ser la actuación más caliente de todas las de la gira”, dice riéndose y subrayando el caliente un par de veces. Calor, desde luego, no les va a faltar, pues las máximas que se esperan mañana son superiores a los 38 grados. A pesar de todo, Meine advierte de que, dado que es un festival dedicado a la guitarra, tocará el instrumento, al menos, en una canción.

Tras unas pocas preguntas más, los Scorpions se levantan. Bajan al patio de butacas, salen a las puertas del teatro y uno a uno se van montando en sus respectivos coches de alta gama conducidos por chófer. Nadie les espera, la verdad, pero uno de ellos baja un poco la ventanilla negra y decide asomar el brazo derecho para hacer el signo de la paz con la mano. ¿O es el símbolo de la victoria?

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