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CARNAVAL DE CÓRDOBA
De gala en la noche más larga del Carnaval

Comparsa 'La última canción'

Rafael Ávalos

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Se acabó, que cantaría la ya añorada María Jiménez. Aunque sólo lo que se daba en el Gran Teatro, pues la fiesta continúa. La próxima semana será en la calle, donde las citas se sucederán hasta el 18 de febrero. Lo cierto es que la noche del sábado, y casi más la madrugada del domingo, tuvo lugar la final del cuadragésimo primer Concurso de Agrupaciones Carnavalescas. Una última función, que siempre será la penúltima porque el año que viene habrá más, que toda una fiesta.

La final tuvo un prólogo entrañable. Más allá de los premios, el Carnaval es diversión. Sin edad además. Por eso volvieron a pisar las tablas los tres grupos infantiles que en esta edición intervinieron. El telón se abrió por primera vez para ‘Los pequegrinos’, una chirigota de Almodóvar del Río con autoría y dirección compartida por Javi Lonene y Juan Moral. Muy numeroso, el grupo entretuvo al público, que a esa hora todavía era escaso. Sobre todo, el más pequeño de los niños, que vivió una natural improvisación.

A pesar de que el patio de butacas estaba semivacío, a los pequeños y pequeñas no les faltó el calor de los espectadores. Después fue turno para el cuarteto ‘Pa gustos, los colores’, dirigido por Gregorio Canto y con repertorio de Miguel Mestanza. También divirtieron, como lo hizo la chirigota ‘Vaya tardecita’, una formación de la que surgió este año la comparsa juvenil ‘La Banda Calavera’. Música y letra eran de David Reyes y al frente estaba Cristóbal Fernández. Los tres grupos tuvieron premios especiales.

Un comienzo muy festivo

Pero fue poco después, a las nueve de la noche, cuando comenzó realmente la última función del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas de Córdoba. En ese momento el Gran Teatro no estaba repleto, pero presentaba una magnífica afluencia. También el ambiente era inmejorable. Como una auténtica fiesta se vivió la primera actuación, a cargo de la chirigota ‘Las 14 de Europa’. Su primer cuplé versó sobre una pareja que iba al fornicio, pero él no tenía látex y utilizó una bolsa de pipas. La historia acabó mal.

En el segundo, su hermano les averiguó una casa rural que en realidad era una tienda de campaña del Decathlón. El relevo se lo dio la comparsa ‘La última canción’, de Javi Lonene. Las vibraciones en el auditorio eran magníficas aún. Y así siguió después. La agrupación cerró su tanda de pasodobles con uno acerca de la vida, que se escapa, como la niñez de los hijos, y otro sobre la deriva del Carnaval cordobés. Con guiño a la cantera y desde la perspectiva del autor, que no encuentra la fiesta en que comenzó.

A todo esto, el grupo de Lonene hizo un guiño a la chirigota ‘Borrón y cuenta nueva’ en su segundo cuplé. Esto tendría continuidad después. Si bien el ambiente decreció un poco, el Gran Teatro continuaba cerca del lleno. Así recibió a la chirigota pozoalbense ‘De cordobés a cordobés’. Si bien la tanda importante en su caso es la de los cuplés, lo mejor de su pase en la final fue el segundo pasodoble. Por aquello de ser una letra de las que deberían ser más frecuentes, con un mensaje ligado a la actualidad.

Pepín Carrillo recuerda a Miguel Amate

Concretamente, la formación abordó el grave problema con el agua en el norte de la provincia. Que además no es reciente sino de años. Más de 80.000 personas pagan sus impuestos para no tener potabilización. La noche avanzaba y la animación lejos de decrecer persistía. Ésta sí fue una noche completa de Carnaval en el principal espacio escénico de la ciudad. La fiesta fue a más, de hecho, gracias al ‘Coro Carnaval’, el bautismo en la modalidad de José Pepín Carrillo.

En su primer tango, el coro cantó a un amor que nació en febrero y ahí sigue muchos años después. Mucho mejor fue el segundo, “la canción del agua” que tenía una gran terminación. La agrupación recorrió muchas fuentes de Córdoba hasta que. “Y no se me puede olvidar la de la Piedra Escrita, donde cantaba Miguel”. Homenaje a Amate, siempre presente. Tras su pase la Asociación Carnavalesca entregó sus insignias de oro, este año a Pepe Gómez y Pepe Caballero.

La entrega la hicieron el alcalde de Córdoba, José María Bellido, y el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes. Por cierto, iban disfrazados de Fernando el Católico y Napoleón, respectivamente. Después, la alegría fue espectáculo gracias a ‘Borrón y cuenta nueva’, que supuso la vuelta desde Salar (Granada) de Chary West. Su primer cuplé fue interesante: hablaron de la carestía del aceite para terminar con un jersey de Bellido que se manchó. “Véndelo en Wallapop y así terminas ya El Arcángel”.

‘La velada’ o cuando todo es perfecto

En el segundo de la tanda, los granadinos devolvieron el guiño la comparsa de Javi Lonene. Y una agrupación de esta modalidad fue la encargada de completar el primer tramo de la función. Fue ‘La velada’, que de nuevo dio muestras de su calidad. Lo hizo con un pasodoble sobre la felicidad de ser madre a partir de las cicatrices que se dan en la vida, entre ellas la de cesárea. Y otro que fue una crítica a la hipocresía de la comunidad internacional ante las masacres que comete Israel en Palestina.

Lo curioso es que José Ignacio Delgado se destapó también con un cuplé brillante. De candelabros como iban sus miembros, pidieron a los espectadores que encendieran las linternas de sus móviles. “Aquí hay muchas luces, las mismas que no hemos tenido para volver a votar al alcalde”. Teatro boca abajo. Y Bellido ya en su casa. La final se detuvo durante 20 minutos para un descanso, lo que afectó a la siguiente formación. Porque a la chirigota ‘Los que van por libre’ les tocó un patio de butacas medio vacío.

O medio lleno, porque la chirigota de Losada tiró de su habitual falta de vergüenza, en el buen sentido, para cerrar una actuación cuando menos curiosa. Como curioso fue que destacaran más sus pasodobles que sus cuplés. El primero versó sobre la gente que habla mucho y no dice nada. Y en bucle, por si fuera poco. “Los que no cantan na, al final te han escrito un pasodoble”. En el segundo, les molestan las personas que hablan mientras comen, como ellos durante la mayor parte de la copla.

El regalo añadido del cuarteto

Poco a poco el auditorio perdió afluencia, pero no bajó el ambiente. Después el turno fue para la comparsa ‘Quitapenas’. Esta vez, el grupo de Suso y Marcos narró en su primer pasodoble una historia de homofobia que no concluyó precisamente bien. En el segundo, repasó las riquezas de España para sentenciar que eso es el verdadero país y no lo de Abascal. Que “eso es fascismo y no se cura”. A todo esto, el sábado hacía rato que había quedado atrás.

Ya en domingo actuó también ‘Un cuarteto de regalo’. La agrupación utilizó su parodia para contar cómo los tres cuñados protagonistas perdieron la vida y terminaron en el paraíso. Ah, Dios fue el otro gran personaje. Pero los grandes momentos llegaron en el tema libre, en el que, por cierto, participó su autor, Antonio José Cobos. Hicieron como que ensayaban para un coro y sacaron una tonadilla. “Pim, pom, pim, pim, pom”. Cinco palabras que con su ritmo repitió el público incluso tras el pase.

Cercaban ya las tres de la madrugada del domingo cuando volvió al escenario ‘Martes de Carnaval’, la comparsa escrita por Patxi Figueroba. Después de acariciar la final el pasado año, éste sí consiguió tener presencia en ella. La tanda de pasodobles, que es la esencial en la modalidad, la completaron con una copla reivindicativa y necesaria. El pasado año se cumplieron los 150 del Gran Teatro, un lugar en que los carnavaleros todavía se sienten de segunda fila. El clasismo en la cultura, que habría que borrarlo.

Ellas, un orgullo

Parecía mentira, pero la última sesión del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas se aproximaba a su conclusión. En ese punto, el penúltimo grupo en intervenir fue ‘Los Ribera Fit’, la nueva chirigota de Fleky. Su primer cuplé lo protagonizó Messi, al que no le regalaron precisamente piropos y que de ser cojo podría ser bombo en Semana Santa. En el segundo, hicieron un truco de magia en que guardaban rodajas de un bocadillo en un bolsillo y lo que aparecía era un chorizo. A buen entendedor, dicen.

Ya habían transcurrido bastantes horas del domingo cuando ‘Yo que soy tan guapa y artista’ tuvo el deber de cerrar el certamen. La agrupación con autoría de Julito Horcas brilló en las tablas con su estupenda composición vocal. Su primer pasodoble fue el tercero que se pudo escuchar sobre los militares fallecidos en Cerro Muriano. Y en el segundo, letra para quitarse el sombrero. Habladurías sobre los conjuntos femeninos, triste pero los hay aún. Ellas contestaron como se merece con letra de Tania Civantos.

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