Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Lee ya nuestra portada, viernes 5/12/2025

BOLETÍN | Agua, pero no bendita

Llueve sobre los restos arqueológicos de la Ronda Norte

Juan Velasco

30 de octubre de 2025 20:07 h

0

Esta semana nos hemos enterado de que las obras de la nueva Ronda Norte son, en realidad, las obras de la vieja Ronda Oeste, y de que la cubrición “inmediata” de los restos arqueológicos era, en realidad, una cuestión de dos o tres semanas.

Ese es el plazo que dieron el miércoles desde la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía cuando el agua ya anegaba los vestigios excavados de un yacimiento único en la Península Ibérica. Se llevaba meses diciendo que había que tapar los restos. El informe de la Delegación de Cultura y Patrimonio hablaba de actuación urgente, a principios de octubre.

Sin embargo el lunes, cuando se plantaron junto al Hipercor la consejera de Fomento y el alcalde para dejar pruebas palpables de que los trabajos de la autovía van adelante, cumpliendo el plazo que prometieron, la titular de la Consejería responsable de la obra se limitó a decir que ellos custodiarían los restos de las lluvias, mientras el Ayuntamiento se encargaba de seguir con la excavación. 

24 horas después, las primeras lluvias descargaban sobre unos vestigios especialmente vulnerables a la humedad, como todo el mundo sabía. No había nada que lo evitara. Nada, de hecho, ha evitado que los restos se inundaran y, solo cuando este periódico publicó las imágenes, se anunció que se iban a tomar medidas provisionales. Llegaron bastante tarde.

Curiosamente, mientras las primeras lluvias comenzaban a golpear los muros de tierra, el catedrático Ángel Ventura y el arqueólogo Manuel Cobo participaban en una conferencia en la que se presentaron públicamente los resultados de las primeras excavaciones en la zona de la Arruzafilla. Lo jugoso estuvo, como siempre, en el turno de preguntas, cuando se puso sobre la mesa la posibilidad de que soterrar los restos significara enterrar las investigaciones.

Entonces, Ventura no se cortó y, aunque quiso trasladar su confianza en la administración tutelante (la misma Delegación de Cultura que no quiso pasar la obra por la Comisión de Patrimonio y que no ha dicho aún ni mú sobre la inundación de los restos), acabó reconociendo que es una posibilidad realista que meter un yacimiento arqueológico de tal valor bajo una autovía no sea una buena idea si realmente se quiere estudiar en el futuro.

Con la Ronda Norte sobrevuela en las cabezas de quienes conocen el patrimonio cordobés la duda de si se va a volver a cometer un “arqueocidio” como el de Cercadillas y, sobre todo, la incomprensión sobre por qué los criterios que se aplicaron para desviar una autovía en la Subbética porque apareció un cortijo romano y no se aplican cuando aparece un complejo cristiano sin parangón en la Península Ibérica.

Puede que incluso el más ateo de nuestros investigadores se esté preguntando por qué la Iglesia, que se mete en todos los berenjenales, pase olímpicamente de éste.

Rosa la lía

La semana pasada dije que podría haber algunas cositas comunes entre la película Sirat, de Oliver Laxe, y Lux, el nuevo disco de Rosalía. Aparte de que los dos están para que Joaquín Reyes les haga un Celebrities, en realidad iba más por la espiritualidad que otra cosa, porque entonces no había escuchado nada del nuevo LP de la cantante catalana, solo me basaba en un detalle de la portada.

El martes escuché y vi el videoclip de Berghain, el primer single que trasciende del disco de nuestra diva poptimista, un adelanto que, por supuestísimo, todo el fandom ha puesto por las nubes (de genialidad parriba) y que, al igual que me ocurrió con Sirat, me ha dejado un poco frío.

De hecho, mi sensación ha sido tremendamente similar: tanto el precioso videoclip de Canada como la estilizada película de Laxe son narraciones episódicas que aspiran a ser mucho más importantes de lo que realmente acaban siendo. A mi juicio, tanta ambición fracturada lastra el conjunto y ambas se acaban quedando en la superficie. Eso, en un videoclip se perdona -y el de Berghain es una maravilla-, pero a Sirat le perdono menos tanto giro.

No obstante, mi problema con lo último de Rosalía es que, musicalmente, tampoco me ha emocionado. Es que no he sentido pellizco ni con la entrada de Bjork, a la que en esta casa se idolatra. El uso operístico, la partitura clásica y la orquesta en todo su esplendor, el cambio de idiomas (alemán-español-inglés), la parte final con Yves Tumor... Me parecen grandes ideas sobre el papel y con una ejecución brillante (faltaría más con el despliegue de pasta)... Pero... Me he emocionado un total de cerocientas veces con la canción y el videoclip.

No veo porque me tiene que impactar que una artista cante sobre dios. Es más, cómo le puede impactar eso lo más mínimo a cualquier amante de la música negra, que todavía hoy sigue bebiendo de la religiosidad de la Iglesia. Y cómo me va a impactar a mí, que todavía me acuerdo que la superbanda británica Sault regaló en 2022 un disco titulado God que estaba lleno de odas al señor y la luz.

En fin, cuando llegue el resto de la obra, quizá me acabe gustando más porque es muy precipitado lanzarse a valorar una canción sin colocarla en el contexto de un disco probablemente conceptual.

Mientras tanto, prefiero ponerme Joga, de Bjork, que hace más de veinte años también usaba una partitura de cuerdas (la compuso y orquestó Eumir Deodatto) y que sí que consigue colarse en mi corazón (que no está tan magullado como el de la Rosi).

Etiquetas
stats