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A juicio este lunes los seis acusados por el crimen de Moreras de 2018

Policía en moreras tras la reyerta

Redacción Cordópolis

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La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba, mediante un tribunal de jurado, juzgará a partir de este lunes 20 de septiembre a los dos hermanos acusados de homicidio en la reyerta de Moreras que terminó con la vida de un joven el 8 de noviembre de 2018. Junto a los dos procesados, otras cuatro personas se sentarán en el banquillo acusados de delitos de amenazas y agresiones.

Según la calificación del Ministerio Fiscal, los padres de la víctima mortal venían arrastrando desavenencias con una vecina del bloque, resultando ésta ser la tía de los dos acusados por homicidio. Desde mediados de 2018, las relaciones con ella y con alguna de sus hermanas se habían deteriorado hasta el extremo de llegar a altercados violentas y denuncias recíprocas.

El desencadenante se produjo el 6 de noviembre, cuando la vecina denunció amenazas y lesiones hacia su hijo causadas, presuntamente, por la víctima mortal de la posterior reyerta. Tras tener conocimiento de estas amenazas y agresiones, así como de otras anteriores, la hermana de la vecina y los hijos de ésta -los dos hermanos procesados, R. R. V. y J. J. R. V, “con ánimo de vengar” las amenazas supuestamente realizadas por la víctima hacia el primo de aquéllos se desplazaron hacía la zona donde viví la víctima.

En aquel momento, J. J. R. V portaba, al menos, una cadena de eslabones metálicos y su hermano, un cuchillo de cocina. Junto con M. J. V. L. -tía de los acusados-, localizaron en un callejón al padre de la víctima, M. R. R., y fue M. J. V. L. quien “le colocó un cuchillo que portaba a la vez que le decía: 'Ve a por tu hijo, que lo voy a matar, sino te pego aquí una puñalada y te hecho las tripas fuera'”, apunta el fiscal. Además, el padre de la víctima fue agredido por los dos acusados, aunque no consta que le causaran lesiones.

Después de zafarse de ellos, M. R. R. se dirigió a su domicilio, donde comunicó los hechos a su mujer -R. R. G.-, que avisó a su hijo de lo que estaba ocurriendo para que auxiliara a su padre. La víctima se encontraba durmiendo en otro domicilio. Tras ello, “y lejos de tratar de eludir y evitar la pelea con los miembros de la otra familia”, el padre y la víctima cogieron de su casa un palo, cuchillos y un estilete. Provistos de estas armas y en compañía de la madre, bajaron al Patio Gabriel Celaya donde le esperaban los dos acusados y su tía, también armados, iniciándose la pelea.

En el transcurso de la misma, la tía de los acusados y la madre de la víctima se agredieron mutuamente, llegando la primera de ellas a hacerlo con un palo que encontró en el patio. Además, R. R. G. recibió un puñetazo de la tía de los procesados. Mientras tanto, uno de los acusados -J. J. R. V.- y el padre de la víctima forcejearon entre sí y se agredieron. Asimismo, otra persona “cuya identidad no ha sido determinada”, y con la intención de acusarle la muerte, asestó al padre de la víctima un golpe con un arma blanca en la espalda que atravesó al pleura y afectó al lóbulo pulmonar superior. Si no hubiera recibido rápidamente asistencia médica adecuada, argumenta el fiscal, “hubiera evolucionado hacia el fracaso de la función respiratoria y a su muerte”.

Por otro lado, el acusado R. R. V. y la víctima forcejearon entre sí, haciendo uso de armas blancas. En un momento dado, el procesado lo consiguió agarrar violentamente del cuello a la víctima, que intentó zafarse aunque sin conseguirlo. A R. R. V. se le cayó a suelo el cuchillo que portaba. Una vez de nuevo en su poder, propinó varios golpes con el mismo a la víctima por diversas partes del cuerpo. Mientras tanto, el joven fallecido, usando un estilete, golpeó en un brazo a R. R. V.

Antes de que la víctima cayese al suelo, su padre intentó auxiliarle, aunque no pudo hacerlo ya que el otro acusado, J. J. R. V., lo amenazó con un palo. Fue entonces cuando éste se acercó hacia donde su hermano y la víctima forcejeaban para quitarle a éste el estilete que portaba “para evitar que agrediera a su hermano y facilitar que la víctima continuara propinándole golpes con el cuchillo”.

Finalmente, el joven cayó al suelo y J. J. R. V. continuó golpeándolo. La víctima falleció a consecuencia de las heridas causadas con el cuchillo por R. R. V. Además de estas lesiones, sufrió heridas en la cabeza, en la cara, en el cuello, en el tórax y en las extremidades. En el momento de su muerte, la víctima tenía 26 años y tres niños.

Por todo ello, el Ministerio Fiscal solicita una pena de prisión de 12 años a R. R. V. y J. J. R.V por un delito de homicidio; a la tía de los acusados -M. J. V. L.-, pena de dos años de prisión por delito de amenazas al padre de la víctima tras el altercado en el callejón; a la madre de los acusados, -R. E. V .L.-, una pena de dos meses de multa a razón de diez euros al día por un delito leve de lesiones hacia la madre de la víctima; al padre de ésta, tres años de prisión por un delito de lesiones hacia el acusado J. J. R.V; y una pena de dos meses de multa a razón de diez euros diarios por un delito leve de lesiones hacia la madre de los acusados.

Además, al acusado J. J. R. V. le pide 40 días de multa a razón de diez euros al día por un delito leve de agresiones hacia el padre de la víctima mientras que para R. R. V pide dos meses de multa a razón de diez euros al día por un delito de lesiones a la madre de la víctima y otra multa por otro delito leve de agresión sin lesión al padre del joven.

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