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La Plataforma Comisión de la Verdad de Córdoba celebra un acto simbólico y coloca de fotografías de víctimas desaparecidas en las vallas que delimitan la fosa en la que actualmente interviene el equipo técnico

Carmen Reina

10 de diciembre de 2023 13:41 h

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Araceli Jarobo, Manuel Tarazona, Gonzalo Ansío, Enrique Vallejo, José Bernal, Reneé Lafont, Luis Raya, Joaquín García, José María Albariño, Domingo Cuevas... Y así decenas de nombres más junto a sus fotografías, colgadas en el perímetro de las fosa de personas represaliadas que se excava actualmente en el cementerio de La Salud de Córdoba. En este camposanto y en el de San Rafael fueron arrojados los cuerpos de más de 4.000 víctimas de la represión franquista y, este domingo, Día Internacional de los Derechos Humanos, el recuerdo eterno de sus familiares y colectivos memorialistas se ha sumado a la esperanza por los trabajos que ya buscan sus restos.

“Las fotografías son la encarnación de la memoria (...) Guardadas en el pecho, en una cajita o en un cajón, fueron el escudo protector y mantuvieron la conexión permanente con sus viudas e hijos. Sobrevivieron al tiempo para convertirse en objetos de interacción, de diálogo permanente, en altares iluminados por la memoria y el recuerdo. Hoy se exponen aquí para continuar manteniendo viva esa memoria”.

Una a una, las fotografías en blanco y negro de las víctimas han dibujado la valla que perimetra las carpas bajo las que se desarrollan las excavaciones y que ya han alcanzado el nivel de enterramiento de los represaliados. Al lado, familiares muy mayores que llevan ocho décadas buscando los restos de sus seres queridos. “Ya vamos quedando muy pocos”, se lamentan, por la tardanza en poder buscarlos.

La “verdad, justicia y reparación” tantas veces reclamada resuena también en este día en el cementerio, porque aunque las labores de excavación de las fosas ya se han iniciado, como decía una portavoz de la Plataforma Comisión de la Verdad, “ahora es cuando empieza todo”.

Recuperación de los restos e identificación

Empieza todo lo que han esperado durante décadas, conocer dónde están los restos de sus seres queridos -“víctimas de un genocidio”- y poder recuperarlos e identificarlos con el ADN de los familiares. “Pero llegará un día y ya está pasando, que no va a haber nadie con quien contrastar esas muestras”, lamentan por la espera, que lleva aparejada la muerte de los familiares más directos.

La esperanza se abre bajo las carpas, donde el equipo de Themis Córdoba, la empresa encargada de realizar estos trabajos y conformada por una veintena de especialistas -entre antropólogos, sociólogos, arqueólogos, historiadores, topógrafos, cartógrafos y conservadores, entre otros-, trabaja actualmente en el cuadro de la Virgen de los Dolores del cementerio de La Salud, con dos excavaciones en paralelo donde los sondeos ya confirmaron la presencia de represaliados.

Hasta ahora, han podido excavar y extraer los restos de una treintena de enterramientos normalizados posteriores a la represión, que se encontraban en una de las zonas delimitadas en estos trabajos, por encima del nivel donde se encuentran las víctimas del franquismo. En la otra zona de trabajo en paralelo, ahondan al mismo nivel, y estarán en disposición ya de desenterrar los restos de personas represaliadas que fueron asesinadas y arrojadas a las fosas en sacas de varias víctimas.

Precisamente hace poco más de dos años, en octubre de 2021, las excavaciones en el cuadro de la Virgen de los Dolores del cementerio de La Salud de Córdoba hallaron, bajo metro y sesenta centímetros de terreno, los restos de al menos trece personas, asesinadas y arrojadas unas encima de otras, confirmando la aparición de una gran fosa común de represaliados de la Guerra Civil. Sondeos como ese y los del cementerio de San Rafael arrojaron certeza sobre la realidad que testimonios orales y escritos, además de pruebas fotográficas, habían descrito: más de 4.000 personas fueron represaliadas y asesinadas durante la Guerra Civil y el franquismo en Córdoba, y arrojadas en su día a fosas comunes de ambos camposantos.

Ahora, 87 años después del inicio de aquel horror, las familias esperan que las exhumaciones de sus seres queridos ya estén cerca.

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