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Los menores se convierten en autores y víctimas de delitos detrás de las pantallas

Aula del IES Averroes.

María Berral

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Cada vez es más común leer titulares que informan de delitos a través de internet que afectan a menores. Esto se debe a que “los jóvenes en la actualidad, tienen una muy baja percepción del riesgo en lo referente al consumo de sustancias estupefacientes y a otras adicciones sin sustancia como puede ser el uso descontrolado y abusivo de las tecnologías de información y comunicación”, ha detallado a Cordópolis, el inspector de la Policía Nacional en Córdoba, Antonio Valdivia Montilla.

En cuanto a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, los jóvenes cada vez están más expuestos al manejar a edades más tempranas estos dispositivos. “Están expuestos a multitud de delitos” como el ciberbullying, grooming o sexting, “de los que muchas veces son víctimas y otras autores”, asegura. Además, son susceptibles de entrar a “páginas inapropiadas” como pueden ser juegos online con apuestas, pornografía, compras compulsivas, adicción a Internet, adicción a juegos o video juegos en red.

Contra todo esto luchan algunos planes como el Plan Director para la Convivencia y mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus Entornos, del que Antonio Valdivia es el responsable. Este se ha llevado a cabo desde 2013 en distintos centros como el IES Averroes. Manuel Ariza, orientador de este, explica que la adicciones sin sustancias es también otro problema del alto consumo de tecnologías por parte de los menores.

Ariza reconoce que el centro está muy implicado y concienciado con la problemática, por ello informan de estos problemas “desde algunas asignaturas como en las propias tutorías con las familias”. Como ejemplo detalla que desde el departamento de matemáticas han hecho una actividad contra las adicciones sin sustancia, “han elaborado un casino para estudiar la probabilidad de ganar en estos juegos”.

Entre toda esta cantidad y variedad de delitos los más comunes son, según aclara Valvidia, “el ciberacoso o los insultos y amenazas en las redes por parte de unos menores o jóvenes a otros”. Aunque también es cada vez más común “subir a la red fotografías de índole sexual o pornográfico de chicos y chicas sin su permiso”.

De delitos físicos a digitales

El uso tan normalizado de las tecnologías entre los jóvenes ha hecho que la tipología de delitos varíe. “Los delitos en los últimos años han evolucionado de lo físico (robos con fuerza, atracos, agresiones físicas y verbales, falsificaciones y estafas) al ordenador”. Ahora la mayoría de las infracciones se cometen a través de los dispositivos digitales y sus aplicaciones. Esto hace que la estrategia de la Dirección General de la Policía, se centre en las unidades de trabajo contra la ciberdelicuencia.

María José Matas, directora del CEIP Mediterráneo, otro de los centros partícipes en el Plan Director, asegura que se nota este trabajo ya que “cada vez hay más formación y estos programas calan a los niños”. Otro de los problemas que incentiva el aumento de este tipo de delitos es que los usuarios de las tecnologías son cada vez más pequeños, por lo que estos programas se trasladan cada vez más a centros de primaria. Este es el caso del CEIP Mediterráneo en el que la Policía trabaja con los niños de quinto y sexto curso, según informa su directora.

Sin embargo a pesar de su corta edad son capaces de identificar ciertas situaciones “con los programas son capaces de decir esto me pasa a mi”, explica María José Matas. A pesar de ser pequeños y no saber el alcance del daño que puede ocasionar estas situaciones, “cuentan cuestiones como cuando hacen su grupo de Whatsapp y se saca a alguien fuera”.

La importancia de las familias

Además de la Policía y los profesores, el principal agente que puede prevenir este tipo de problemas son los padres. Desde la Policía señalan que la labor de estos es “importantísima”. En este sentido aseguran que “deben de controlar y administrar el tiempo de uso de las redes sociales de sus hijos menores” y a qué aplicaciones deben entrar, así como cuáles pueden tener en sus teléfonos. “Tienen que poner normas y reglas y los hijos deben de cumplirlas”, indican.

Por ello desde los centros llevan a cabo también la formación de los padres de manera paralela a la de sus hijos. En el Ceip Mediterráneo informan a las familias de dónde pueden navegar sus hijos así de qué pueden usar, además de “cómo tener acceso a lo que ven y hacen sus hijos en la red”, indica su directora.

Por su parte, Manuel Ariza detalla que en el IES Averroes “distintas entidades se ofrecen para dar talleres y charlas que difundimos a través de carteles e internet y también a través de una carta que le damos a los alumnos”.

Consecuencias del mal uso de internet

El acoso que sufren los menores en redes se traducen, señala Manuel Ariza, en comportamientos dentro del aula. “Un porcentaje elevadísimo de los problemas de comportamiento en los centros que surge a raíz de los móviles, un mal mensaje o un mal comentario en una red se materializa en violencia”. Para ello, desde el centro han prohibido el uso del teléfono móvil salvo que se haga con un fin didáctico.

Además, existen otras consecuencias “claras” como la comisión de delitos o el ser las propias víctimas de suplantaciones de identidad, estafas, insultos o amenazas. Asimismo, las adicciones al juego online, la pornografía, anorexia o bulimia, son otras de las señaladas por la Policía.

El director del Plan Director resalta que “no hay un perfil definido de víctimas” sino que “pueden provenir de clases sociales altas, bajas o medias”. Aunque destaca que “cada vez son más jóvenes en el uso de las redes y por lo tanto están expuestos antes a ser víctimas de delitos”. Algo que les obligó a bajar la edad de las charlas que ofrecían en centros de bachillerato hasta llegar a alumnos de primaria, como es el caso del CEIP Mediterráneo.

Las edades de los usuarios de Internet y las redes disminuyen y el número de víctimas aumenta, pero lo hace al mismo ritmo que la formación y la colaboración para informar a los más pequeños así como a sus familias de los peligros que hay detrás de la pantalla.

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