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Un japonés en el corazón del anarquismo andaluz

Un grupo de anarquistas de la CNT-FAI con un vehículo armado durante los primeros meses de la Guerra Civil.

Aristóteles Moreno

22 de marzo de 2024 19:38 h

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La pregunta cae por su propio peso. ¿Qué diablos hace un japonés estudiando el movimiento anarquista andaluz? La respuesta la formula el propio Masaya Watanabe sentado en una silla de plástico del patio del Círculo Cultural Juan XXIII donde acaba de presentar La Andalucía libertaria. Son las 21.40 del jueves. Y, mientras Watanabe disecciona uno de los fenómenos más sorprendentes de la historia contemporánea europea, los tambores y las trompetas de una procesión se cuelan por los muros como preludio de la Semana Santa.

El hispanista japonés llegó al anarquismo andaluz a través de la obra de Juan Díaz del Moral. Y, a su vez, llegó al notario e historiador cordobés atraído por los movimientos campesinos de principios del siglo XX. En el origen estaban los enigmas de la Guerra Civil española y su poder de atracción sobre cientos de historiadores, escritores, poetas y periodistas de medio mundo. De Japón, por lo visto, también. Watanabe había leído a Hemingway y el autor americano le despertó la curiosidad por aquella carnicería fratricida que anticipó la gran conflagración europea, ideológica y bélica, de nuestro tiempo.

“La Guerra Civil española es uno de los acontecimientos más importantes y trágicos del siglo pasado”, asegura el historiador japonés con un verbo pausado y calmo, que casi se pierde entre el fragor cofrade que envuelve el barrio de San Pedro. Watanabe pisó España por primera vez en 1987. Y se encontró con un país “muy rico cultural y espiritualmente”. Tanto que al año siguiente se estableció en Sevilla, y después en Málaga, hasta 1995.

Un año antes, en 1994, el hispanista apareció en Castro del Río una noche lluviosa. Un grupo de especialistas se habían dado cita en el pueblo cordobés para examinar el papel de los movimientos sociales y jornaleros en los prolegómenos de la Guerra Civil. Todavía no había emergido el fenómeno memorialista, pero aún quedaban vivos muchos testigos directos del golpe militar franquista y la atroz represión subsiguiente. Masaya Watanabe pudo conversar con ellos, según recuerda el profesor Antonio Barragán, amigo y prologuista de la obra del hispanista nipón.

Castro del Río no era un pueblo cualquiera. Junto con Bujalance había sido el epicentro de la explosión campesina libertaria que se expandió por el campo andaluz en las primeras décadas del siglo XX como fuerza emancipadora de una España empobrecida, analfabeta y sometida al yugo latifundista del sur. En estas tierras emergió lo que Watanabe describe como el “anarquismo puro”, que transitó paulatinamente hacia el anarcosindicalismo y las demandas laborales concretas. “La FAI adoptó una estrategia para frenar el posibilismo sindicalista y tuvo una actitud beligerante en Castro del Río”, precisó Watanabe en su conferencia. En los primeros días del golpe militar, más de diez municipios de Córdoba, liderados por militantes ácratas, pusieron en marcha un inaudito proyecto de comunismo libertario, que apenas resistió unas cuantas semanas.

El anarquismo ha sido uno de los grandes enigmas de la historia contemporánea española, a ojos de Watanabe. “Es un fenómeno peculiar de España”, afirma en conversación con Cordópolis. Su pasión por Díaz del Moral lo empujó al estudio de las revueltas campesinas de principios de siglo. Pero su fascinación por el movimiento libertario tuvo un impulso decisivo tras un encuentro personal con Abel Paz, historiador autodidacta, militante anarcosindicalista y biógrafo del mítico combatiente Buenaventura Durruti. “Me impresionaron sus obras”, reconoce.

En todos estos años, se ha sumergido en las bibliotecas y archivos españoles con la tenacidad de un japonés. Todo ese esfuerzo investigador de más de tres décadas está impreso en indescifrables caracteres asiáticos, cuyo voluminoso libro nos muestra sonriente el profesor Barragán. Es la tesis doctoral de Watanabe, que vio la luz en la Universidad de Waseda (Tokio) en 2015. De aquel colosal trabajo académico, ha nacido ahora La Andalucía libertaria, ya en un formato más divulgativo y condensado, publicado por la editorial cordobesa Utopía. “El libro es metodológicamente impecable y cuenta con un apoyo científico excepcional”, señaló el historiador cordobés en la presentación.

El investigador japonés intenta responder a una de las interrogantes planteadas por la historiografía: ¿cómo es posible que emergiera con tanta fuerza en España y Andalucía el anarquismo cuando en Europa ya estaba en declive? “Las masas se encontraban forzadamente fuera del juego político en una de las tierras más sufridas”, explica Watanabe. “Y el anarquismo es la expresión más directa del sentimiento de los campesinos”, por encima de otros movimientos sociales contestatarios.

La Guerra Civil es uno de los acontecimientos más importantes y trágicos del siglo pasado

Masaya Watanabe Historiador japonés

Más allá del sindicalismo reformista, que buscaba mejorar las inhumanas condiciones de vida del campesinado, el movimiento libertario se impuso otra misión, en opinión de Watanabe: “Rechazar la legitimidad del latifundismo”. El anarquismo puro no aceptaba el juego parlamentario y su objetivo era la eliminación del Estado y el fin de las desigualdades. Pero la II República acometió una tibia reforma agraria que decepcionó profundamente a las masas campesinas, que esperaban transformaciones de calado en la estructura latifundista de la tierra.

“Era una República burguesa”, argumenta Watanabe. “El propio Azaña era propietario de un pequeño terreno en Alcalá de Henares. Al principio, no tenía ningún interés en la reforma agraria, aunque cambió drásticamente de actitud después de la sanjurjada”, señala en relación al fallido golpe militar del general José Sanjurjo de agosto de 1932. Y, a juicio del historiador japonés, la irresuelta cuestión agraria acabó gravitando decisivamente sobre la rebelión militar del 36 que liquidó la primera experiencia democrática de la historia de España a sangre y fuego.

El pujante movimiento anarquista se diluyó como un azucarillo tras la Guerra Civil. La CNT y la FAI desaparecieron del mapa político español y ya no pudieron levantar cabeza ni tras la restauración democrática de los setenta. ¿Cuál es la clave de su hundimiento? “La represión”, contesta Watanabe. Y aclara: “El PCE tenía una red organizativa, pero el anarquismo no”. Así se esfumó el penúltimo reducto ácrata de la historia contemporánea.

Han pasado ochenta años y para el profesor de historia japonés, España sigue siendo un laberinto, tal como describió Gerald Brenan en un trascendental libro publicado en 1943. “Viajo mucho por España y todavía hay muchas cosas que no logro entender”, reflexiona con una leve sonrisa y una voz sosegada entre el estruendo cofrade que se cuela por el muro del patio.

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