Guaco, compañero de fútbol, de trabajo y los ojos de su dueño durante 12 años
Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre; que se lo pregunten a Carmelo Garrido, quien asegura que prefiere antes a sus compañeros de cuatro patas que a algunas personas. Y es que, Guaco, su perro, además de ser su mascota, su amigo y su compañero de trabajo, es también sus ojos.
Con tan solo 3 años y tras 18 operaciones, Carmelo perdió totalmente la visión, por lo que realizó sus estudios en Madrid en uno de los centros de la ONCE, donde empezó a trabajar con 20 años. Con esta edad, solicitó un perro guía, según aclara, para ver qué encontraba, “por capricho y curiosidad”, ya que sentía que no tenía la necesidad porque se movía bien con su bastón. “Es tanto lo que te da un perro guía y lo poco que te hace falta para hacerlos felices, que merece la pena”, indica.
Sin embargo, señala que hasta que no lo pruebas “no ves lo que es capaz de hacer y no eres consciente de la ayuda que te da”. Carmelo siempre ha ido con su bastón, incluso a jugar a fútbol sala, ahora Guaco es su compañero también en la pista. Pero con casi 12 años, ya “va teniendo problemas de artrosis”, aunque “trabaja como un campeón”, alaba Carmelo.
Al igual que sus dueños, los perros guías también tienen su edad de jubilación, “con 12 años más o menos, la ONCE los va jubilando”, y sus dueños tienen tres opciones, según detalla Carmelo, quedárselo ellos mismos como perro de compañía, darle una familia o devolverlo a la ONCE, que “en la escuela del perro guía tiene una sección para los perros jubilados”.
Carmelo agradece a cada cliente de la ONCE que con tan solo un cupón aporte su grano de arena para que ellos puedan tener a estos animales que “son bastante caros, un perro guía cuesta entorno a 35.000 euros”, indica Carmelo.
La movilidad del bastón es muy diferente porque “tienes que ir tocando todo, y ese trabajo el perro te lo evita”, pero a pesar de esto Carmelo no olvida el bastón. “Cada vez la sociedad se va concienciando más, pero todavía queda mucho por mejorar, el reconocer el perro guía, seguimos teniendo dificultades en algunos sitios, todavía queda mucho por avanzar”.
El proceso de adiestramiento y solicitud
En Córdoba hay 14 perros guías en activo; 166 en Andalucía, según datos de la Escuela del Perro Guía, que reparte entorno a los 120 perros al año en España. Cristina Ruiz, es una de las instructoras que trabajan con estos perros, por lo que conoce de primera mano el trabajo y el proceso que siguen para su adiestramiento y su asignación al usuario.
Según detalla, el perro llega después de haber estado alrededor de un año con una familia de acogida. Tras esto, les hacen las correspondientes pruebas clínicas “para ver si es apto en tema de temperamento y en capacidad para guiar”. Una vez que ha recibido el visto bueno, el perro pasa por varias fases, primero, recibe un entrenamiento “en el que aprende lo básico, a llevar una velocidad, una posición adelantada o ser obediente”, entre otros.
Después se continúa con la fase de instrucción, hasta que “alcanza el nivel de trabajo, pararse en bordillos, evitar obstáculos, coger la responsabilidad de guiar, e incluso desobedecer la orden de cruzar si viene un coche”, detalla Cristina. Cuando el perro ha pasado estas fases, se le empieza a buscar el usuario que mejor se adapte a él.
A los solicitantes se les hace varias pruebas, una médico “su capacidad física”, psicológica “si emocionalmente es capaz de cuidar al perro y hacerse responsable de él”; social, “las condiciones que tiene, su entorno familiar”. Algo que según señala Cristina “es importantísimo para buscar el perro adecuado”. Y, por último, un test de orientación y movilidad, “para ver la autonomía de la persona, si es independiente con el bastón o su forma de caminar”.
Cuando han encontrado “el mejor usuario para el perro”, tienen un periodo entorno a los seis meses para su adaptación y, realizan, según detalla Cristina, un curso para que aprendan mutuamente y se adapten el uno al otro. Debido a la alta demanda de solicitudes, la lista de espera está en torno a los tres años y medio.
Avanzar y no distraer al perro
Carmelo señala un aspecto importante que deben conocer los ciudadanos, y es que, es esencial que no distraigan al perro mientras trabaja. “Muchas veces me dicen ¡Ay!, ¿puedo tocarlo?, y les digo sí, pero me paro para que Guaco se siente”, indica. Ya que si el perro está en movimiento podría distraerlo de su camino y los obstáculos.
La movilidad del bastón es muy diferente porque “tienes que ir tocando todo, y ese trabajo el perro te lo evita”, pero a pesar de esto Carmelo no olvida el bastón. “Cada vez la sociedad se va concienciando más, pero todavía queda mucho por mejorar, seguimos teniendo dificultades en algunos sitios, todavía queda mucho por avanzar”, indica. Un camino en el que estarán conducidos por sus fieles amigos de cuatro patas.
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