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ROMERÍA
Otro festivo peregrinar hasta el Santuario de Linares

Romería de la Virgen de Linares

Rafael Ávalos

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Aunque la celebración tiene lugar desde abril, Córdoba vive intensamente, ya de lleno, su Mayo Festivo. Tras las Cruces y mientras se desarrollan los concursos de Patios y de Rejas y Balcones, el primer domingo de su mes por excelencia la ciudad disfruta de la segunda de sus populares romerías. Es la de Linares, en honor a Nuestra Señora de la Purísima Concepción, que es una de las devociones más antiguas e importantes de la capital. De hecho, la tradicional peregrinación al santuario que cobija a la imagen tiene un origen muy lejano en el tiempo.

Como siempre, ha sido el primer domingo de mayo, éste, cuando se ha desarrollado la romería de Linares. Olvidados los tiempos de pandemia de Covid-19, la cita recobra poco a poco su vitalidad. La muestra de ello ha sido la alegría con que se ha vivido la jornada en esta ocasión, en que ha tenido lugar el trayecto desde el centro de Córdoba hasta el Santuario de Linares. Por supuesto, no ha faltado el colorido, la música y el buen ambiente, rasgos principales de la celebración antes de la convivencia junto al templo al que se acude año tras año.

Después de la bendición a los romeros en la Mezquita Catedral, el camino hasta las afueras de la capital ha comenzado sobre las nueve de la mañana. El punto de partida ha sido la avenida República Argentina, desde donde han comenzado su tránsito por la ciudad hasta su destino centenares de personas a pie, a caballo o, como no puede ser de otra forma, en carrozas. Todo para rendir culto a la Purísima Concepción, talla coronada canónicamente en 2011, y gozar además de un día con buenos alimentos y mejor compañía en un entorno magnífico.

“Cordobesa de mi amor, hoy se alegran los pinares con tu gracia y tu candor para llevarte una flor”. Así expresó el compositor Ramón Medina el significado que para la ciudad tiene la Virgen de Linares. Se trata de un extracto de Cordobesita. En efecto, no han sido pocas las flores que se han llevado a la imagen, en las coloridas carrozas sin ir más lejos, en un camino que ha sido el primer punto lúdico de una jornada en la que, por supuesto, no ha faltado el apartado religioso. A las doce del mediodía se ha celebrado en el santuario la misa con motivo del segundo día de triduo de la cofradía.

Lo cierto es que la devoción por Nuestra Señora de la Purísima Concepción viene de muy atrás. Cuenta la historia que la imagen fue portada por Fernando III el ‘Santo’, rey de Castilla, a su entrada en Córdoba cuando la conquistó. Ocurrieron estos hechos en 1236.

El caso es que el monarca decidió hacer parada con sus fuerzas donde hoy se erige el templo que custodia a la Virgen, entonces un torreón árabe destinado a labor defensiva. En ese punto se erigió mucho después el santuario, que se convirtió en lugar de peregrinación para visitar a la ‘Conquistadora’, que es como se conoce, por las circunstancias relatadas, a la talla.

Fue durante el segundo cuarto de ese siglo XIII cuando el obispo Don Pascual decidió promocionar el culto a la Virgen. Ordenó la visita anual al santuario, una vez constituyó la primera hermandad. Ésta se fundó en torno a las personas que de modo caritativo ayudaban a los enfermos del antiguo hospital de La Lámpara, que se situaba en la calle del Amparo. El centro estaba dedicado, especialmente, al cuidado y la curación de las prostitutas. Con todo, no fue hasta las centurias del XVI y XVII cuando dio inicio la celebración que llega a la actualidad.

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