El colegio Colón, pionero en Córdoba en impartir la lengua de signos como asignatura
El Colegio Colón de Córdoba capital es el primer centro educativo de la provincia en impartir la asignatura de lengua de signos, una materia lectiva más que no diferente a las de Matemáticas o Educación Fisica. A día de hoy, en el Colón cuentan con distintas clases en las que la lengua de signos se imparte a tiempo completo.
Para ello, ha sido importante la implicación de las familias y los niños con discapacidad auditiva que forman parte del colegio. No obstante, haya o no haya alumnado sordo en clase, la asignatura se ha incorporado a las de tercero y cuarto de primaria como cualquier otra asignatura evaluable.
Durante muchos años, el Colegio Colón lleva integrando alumnos con discapacidad auditiva. Pero fue en 2007 cuando se inició un proyecto que se caracterizaba por unir la lengua de signos y la lengua oral. Durante este tiempo se comienza a introducir la figura de la cotutora, la maestra signante, que utiliza la lengua de signos para todas las asignaturas y que está a tiempo completo en la clase, ayudando de esta forma al alumno sordo a no perder ningún apunte a lo largo de las distintas clases.
Además de dar el apoyo al alumno con discapacidad auditiva, los demás estudiantes pueden aprender este sistema de comunicación que les ayuda a comprender mejor la lengua oral y les abre un abanico de posibilidades para comunicarse.
María del Mar Molina, profesora del Colegio Colón, explica que “con esta dinámica, los niños oyentes se beneficiaban de la lengua de signos”. ¿Qué vieron cuando comenzaron a enseñar la lengua de signos? Pues que en las clases que no había niños sordos notaban esa carencia, ya que por los pasillos o en el patio comentaban que habían aprendido esa lengua y les llamaba la atención.
Otros de los hechos a destacar es que la inclusión también está presente en los actos festivos; por ejemplo comenta Molina que, desde el propio centro, durante el día de Andalucía, tanto el equipo docente como los alumnos aprendieron el himno de Andalucía en lengua de signos, un hecho muy singular que llamó mucho la atención.
Cordópolis ha realizado una visita por todas las clases en las que hay alumnos sordos y por consiguientes cotutoras. Nada más entrar, el saludo que dió la bienvenida es un buenos días señalando la fecha de hoy en lengua de signos. “Las cotutoras comienzan desde infantil de tres años hasta sexto de primaria”. Seis clases que cuentan con un personal muy concienciado con la causa: María del Mar Molina, Elena Pedraza, Teresa Escalante, Gloria Torres, María del Campo Montero y Elena Ortega.
Se trata de un equipo de seis mujeres que ha derribado la barrera del sonido para ejecutar clases bilingües, orales y visuales. Unas maestras muy comprometidas, ya que alguna vive la lengua de signos de una forma muy personal. María del Mar es CODA, hija oyente de padres sordos y, como ha comentado, la lengua de signos es su lengua materna. Las demás integrantes de este grupo la han aprendido en las distintas asociaciones que imparten lecciones sobre esta lengua visual.
En estas clases, la comunicación no es problema. El CEIP Colón es un centro que expone la lengua de signos por cada rincón. En los pasillos se puede apreciar como las clases están señaladas con tarjetas que muestran el número de estas. ¿Alguna vez has podido leer la palabra “secretaría” en un imagen? En esta escuela es el pan de cada día. Tanto alumnos como profesores, además de llamarlos por su nombre, puedes comunicarte con él a través de su signo. Un signo que se le atribuye por características físicas o personales.
Este periódico ha conocido a alumnos cuyo signo hace referencia a su pelo rizado, su afición a las consolas y, en algunos casos, hasta su amor por los gatos. En este colegio la lengua oral y la lengua visual se complementan a la perfección. Una de las características más emotivas con las que cuenta el Colón es “que aquí el alumnado no es diferente, no es raro, no se siente aislado y, lo más importante, aquí todos se enteran de todo”, señala María del Mar.
Pero esto no es todo, el centro también cuenta con Arabia Serrano y Raquel Serrano, una maestra de pedagogía terapéutica y una técnica de integración social, ambas sordas, y que han podido vivir desde muy cerca el desarrollo de esta iniciativa. Como ha recalcado Arabia: “a mí me de pequeña me enseñaron a leer los labios. Sí, me hubiera gustado que la lengua de signos hubiera sido fundamental. A los sordos nos pasa que los conceptos nos facilitan más las imágenes, necesitamos lo visual. Yo tenía muchas dificultades. Lo que sí quiero destacar es la diferencia entre intérpretes y cotutoras. Yo en la universidad tenía un intérprete que interpretaba al profesor, pero la figura de la cotutora te ayuda mejor a comprender ya que son maestras también”.
En estas aulas conviven las dos lenguas y tiene como meta principal ampliarse en los demás cursos. Se favorece la inclusión ya que los alumnos están integrados en una misma clase. “Aquí la inclusión es real”, añade Molina.
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