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Juan Velasco

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Desde hace semanas, en los buzones, paredes y coches de Córdoba se puede encontrar propaganda antivacunas. Concretamente, lo que se ha difundido es un volante en el que se informa de una campaña de recaudación de fondos para impulsar una demanda colectiva contra la administración por la presunta introducción de óxido de grafeno en los viales de vacunas que se están administrando.

Los pasquines (que algunos leen con atención mientras otros los arrugan y tiran) se han multiplicado en los últimos días, al igual que también ha ido creciendo el grupo promotor de la demanda en redes sociales, donde, en el momento de escribir estas líneas, suman más de 2.500 seguidores en un canal de mensajería.

Este grupo no es el primero que se organiza en Córdoba en torno al negacionismo y el rechazo a la vacuna, si bien es el primero que plantea una acción judicial contra la administración por la campaña sanitaria de inmunización contra el coronavirus. Una campaña sanitaria que, además, marcha en Córdoba a velocidad de crucero, con la provincia liderando el proceso de vacunación a nivel andaluz y con unas cifras de rechazo a la vacuna que no son preocupantes.

A pesar del más que probado efecto de las vacunas a la hora de contener el impacto en la presión asistencial, los grupos antivacunas han ido creciendo a nivel nacional y también en Andalucía y Córdoba. La prueba es la manifestación negacionista del pasado fin de semana en Sevilla, a la que acudieron varios cordobeses, como atestiguan las fotos que subieron al grupo con posterioridad.

Un informe desmentido por la Universidad de Almería

El grupo es especialmente activo en un servicio de mensajería, donde nació a principios de julio impulsando la campaña para recaudar la cantidad de 18.000 euros que estimaban suficiente para interponer una demanda colectiva.

En el mensaje de bienvenida, aclaraban que el grupo nacía “con la finalidad, de denunciar ante la justicia, las pruebas de la análitica del vial (Pfizer), realizada por el profesor Pablo Campra Madrid, doctor en Ciencias Químicas y Licenciado en Ciencias Biológicas de la Universidad de Almería, el cual dictaminó tras su análisis que es probable que la composición de esta vacuna contenga en un 90% al menos óxido de grafeno”.

El informe al que hacían alusión existe. Aunque fue rápidamente desmentido por la Universidad de Almería en un comunicado en el que indicaban que desconocían el origen del vial analizado y aclaraban que el informe no aporta datos sobre su “trazabilidad”.

En cualquier caso, para el grupo, este informe es la base de una demanda, gestionada por el bufete de abogados de uno de los impulsores, en la que piden que se examinen los viales y en el que fijaban como plazo para el fin de la recaudación el 20 de julio de 2021.

Una vez pasada dicha fecha, en el grupo se informó de que se había logrado recaudar la cantidad deseada, superando las previsiones incluso. Según aseguraron, se recolectaron aportaciones por valor de 28.690 euros en la campaña para sufragar la demanda colectiva, con “cientos de correos” desde “España, Alemania, Francia, Argentina, Colombia”.

“Queremos deciros, que todo ese dinero, será usado de la manera mas feaciente (sic) posible, porque está donado con mucho amor y cariño. Vamos a emprender las acciones pertinentes y hacer todo lo que esté en nuestra mano para llevarlas a cabo”, afirmaban desde la administración del grupo, que también pedía testimonios a personas vacunadas que hayan sufrido “secuelas, enfermedades o lesiones” tras pasar por el proceso de inmunización.

En este punto, los impulsores de esta iniciativa han dado algunos bandazos que rozaban la xenofobia o la discriminación, ya que, en varios mensajes transmitidos en grupos de negacionistas y antivacunas, pedían estos testimonios con la siguiente aclaración: “Solo para personas con nacionalidad española”.

Con posterioridad, este aviso se ha matizado (aunque en algunos grupos sigue visible y fijado), y los promotores advierten de que los testimonios a recoger solo son de “personas con residencia en España y especialmente en Andalucía por cercanía”. No obstante, a la hora de recaudar el dinero para la demanda colectiva, no se pidió en ningún caso certificado de nacionalidad ni de residencia.

Los responsables: una “coach vital” que usa el tarot y un abogado con un canal de teoría de la conspiración

¿Pero quién está detrás de este grupo? El email de contacto que se ofrece para pedir estos testimonios redirige hacia una vecina de Córdoba, nacida en Talavera de la Reina, y que afirma ser “coach vital” tras haber trabajado durante 15 años como coordinadora de estudios de mercado.

En su consultorio de coach vital, esta mujer utiliza las cartas del tarot “como herramienta para identificar” las situaciones que provocan malestar a sus clientes. “El consultante se identifica con el simbolismo de las carta y le hace ver más claramente qué es lo que le está limitando su desarrollo”, explica en su web esta mujer, una de las impulsoras del grupo antivacunas, que afirma usar también “técnicas basadas en la programación neurolingüística”. 

El otro promotor o cabecilla es un abogado cordobés que tiene desde hace tiempo un canal de teoría de la conspiración en diversas plataformas y redes sociales. Su correo es el que aparece en la cuenta de Paypal asociada para recibir las donaciones que, presuntamente, van dirigidas a la mencionada demanda.

Se trata de un letrado que lleva años promoviendo distintas teorías conspiratorias sobre temas como el 11M o los chemtrails y que, como está ocurriendo últimamente en este mundillo, ha trasladado su actividad a la plataforma Odysee, el principal canal al que se están mudando desde Youtube o Vimeo los fanáticos de la teoría de la conspiración, el negacionismo o los antivacunas (como evidencian, por ejemplo, los vídeos colgados por la asociación negacionista que ayudó a huir a dos de los estudiantes cordobeses confinados en un hotel de Mallorca, que los difundieron en esta plataforma).

Este periódico intentó durante toda la mañana del viernes contactar con el bufete de abogados que aparece reflejado como responsable de la demanda (en el que está uno de los impulsores de la misma) sin éxito, ya que, ni en el fijo ni en el móvil contestaron a las llamadas realizadas.

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