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Sandokán: “De esta crisis solo nos sacan los empresarios”

Rafael Gómez, 'Sandokán', anoche en su mitin de Córdoba | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Rafael Gómez celebra un mitin en el Sector Sur donde repite su receta de soluciones de más ayudas a la construcción para salir de la crisis en Córdoba

Rafael Gómez sigue en la campaña de 2011. Es el mismo candidato de Unión Cordobesa. Con el mismo eslogan. Con el mismo discurso. Casi la misma foto de cartel electoral. Cuatro años en el Salón de Plenos como jefe del partido líder de la oposición no han hecho mella alguna en su forma de ver el origen de los problemas de Córdoba y, por ende, de sus soluciones. Esta cosmogonía de la realidad local es sencilla. Y de manera sencilla la explica un joyero y constructor que adeuda casi 70 millones al erario público -y otros 20 al Ayuntamiento- y que ha sido condenado por cohecho en el Caso Malaya, el mayor de corrupción urbanística hasta la fecha. La receta es como sigue: “De esta crisis solo nos van a sacar los empresarios. Y tenemos que ayudarles a crear empleo. Como todos los parados proceden de los oficios de la construcción, tenemos que recuperar la construcción potenciando viviendas sociales. Todas las que podamos hacer. Y desde el Ayuntamiento tenemos que hablar con quien sea, sobre todo los bancos, para que den dinero a los empresarios y permitan que los trabajadores se coloquen con tranquilidad”, insiste a quien quiera oírle.

Anoche no fue una excepción. Sandokán, como se le conoce popularmente, repitió el mensaje en uno de los escasos mítines que está celebrando en una campaña electoral marcada por su perfil más que bajo. El mismo que ha mantenido como concejal en estos cuatro años de mandato. Pero ayer congregó a un buen puñado de sus incondicionales en el patio del Colegio Gloria Fuertes, en el Sector Sur. Muchas familias. Niños jugando al balón. Bebés en las caderas de sus madres. Y flamenco. Precedido por la actuación de un cuadro de guitarra, palmas, cante, y baile, Gómez apareció al final del espectáculo. Una suave fanfarria de sintetizador con claras reminiscencias de los ochenta sustituyó al duende. Cada cinco segundos, de manera impenitente, el cante se tornó en letanía monocorde del mensaje que preside la campaña de Unión Cordobesa -el mismo que usó en 2011- “Unión Cordobesa. Empleo y progreso”. Banda sonora para una larga escena de abrazos. De abrazos y de besos. De abrazos, de besos y de fotos con el público. Y de repente, gritos de “presidente, presidente” en un momento de despiste. Y más flashes. Y más saludos. Hasta llegar al escenario.

Gómez viste pantalón oscuro y camisa rosa de cuadros. No hay atril. No hay papeles. Sandokán coge el micro con la mano derecha y saluda a su audiencia, entre la que se encuentran sentados su esposa y dos de sus hijos. Cada consonante pronunciada golpea fuerte en el potente cuadro de altavoces que escoltan ambos lados del escenario. Algún chirrido por el acople de sonido acompaña sus eses muy sonoras. Pero Gómez no se inmuta. “He querido venir a vuestro barrio a saludaros y a deciros que hace cuatro años se hizo Ucor para cambiar las cosas. Y nos presentamos esta vez a estas elecciones para cambiar las cosas de una vez”, señaló.

El resto del discurso de Gómez apenas difirió en nada al que le llevó en 2011 a dar la gran sorpresa e irrumpir en Capitulares con cinco ediles. Una llegada que muchos temieron que hiciera realidad su grito de guerra -“¡Somos la marabunta!”- y que le aupó incluso por encima de las chepas de los cuatro concejales que PSOE e IU lograron cada unos. Un número muy alejado del que les permitió gobernar los cuatro años anteriores. La receta para esa espectacular aparición en mitad del Salón de Plenos es la misma que vuelve a usar ahora Gómez para intentar repetir la jugada. Como si nada hubiese pasado. Como si prorrogase la anterior campaña electoral. En una especie de como decíamos ayer, Gómez no se bajó del burro y apeló a los problemas de los trabajadores cordobeses para que le dieran su confianza y ayudaran a los empresarios cordobeses que, como él mismo, pasan por apuros. Y así, “entre todos, construyendo [literal y metafóricamente] ir saliendo de la crisis y vivir tranquilos”, terminó.

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