Las restricciones de agua se multiplican en el sur de Córdoba por el aumento del consumo
El 18 de junio del año pasado, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir activó la fase de emergencia en el embalse de Iznájar. El mayor pantano de Andalucía estaba por debajo del 20% de su capacidad, que es enorme, y tocaba ahorrar agua. La fase de emergencia señala que como medida preventiva se tiene que reducir en un 10% el volumen de agua que se libera del embalse para el abastecimiento humano. La Empresa Provincial de Aguas de Córdoba (Emproacsa) envió información a todos los ayuntamientos que a su vez publicaron bandos dirigidos a sus ciudadanos con el objetivo de que ahorrasen agua o vendrían restricciones. Pero el consumo no ha bajado ese 10% y, por tanto, los ayuntamientos han tenido que empezar a tomar medidas drásticas y a aplicar cortes nocturnos para evitar males mayores.
Desde la gran sequía de mediados de los años noventa no había tantos municipios del sur de la provincia de Córdoba con problemas de abastecimiento. Y en esta ocasión no es por falta de agua (en Iznájar hay de sobra y de hecho el embalse se abrirá para regadíos extraordinarios) sino por el elevado consumo humano. No hay datos exactos, salvo en Priego de Córdoba, donde su Ayuntamiento ha reconocido que el consumo no solo no ha bajado sino que se ha incrementado en un 9% en los últimos años. Y eso ha provocado que se hayan tenido que aplicar las primeras restricciones en varias aldeas y poblaciones diseminadas del municipio.
Lucena es el segundo municipio con más habitantes de la provincia de Córdoba y el núcleo urbano más importante donde desde esta semana se están aplicando restricciones. Este mismo miércoles, su Ayuntamiento ha anunciado que incrementaba las horas de los cortes de agua nocturnos y señalaba la razón. Desde la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Iznájar solo se suministran 16 horas de agua al día. Con la cantidad que llega a los depósitos no da para que se llenen. De hecho se han llegado a casi vaciar, lo que puede acabar provocando averías en la red, algo que Aguas de Lucena no quiere que ocurra. Y es por eso por lo que se ha decidido que entre las 23:00 y las 7:00 de la mañana de los días laborales, y entre las 00:00 y las 8:00 de los fines de semana, se corte el agua que se sirve a los domicilios, para dar tiempo a que se llenen los depósitos.
Exactamente lo mismo está ocurriendo en una zona de La Carlota. Las viviendas que dependen del depósito Cerro Palomo, en Santaella, sufren restricciones nocturnas de agua. Este depósito es incapaz de recuperarse con un 10% menos de agua. Para evitar que se vacíe en momentos puntuales y se produzcan averías se corta el suministro de madrugada.
El caso de Priego de Córdoba es algo distinto. Este municipio tiene a su cargo varios diseminados y aldeas, que dependen de pozos propios y manantiales para beber. Estos acuíferos naturales se están secando y el Ayuntamiento ha detectado que el consumo tampoco se ha reducido. Por eso se ha restringido el agua en las aldeas de Los Villares, El Poleo y Las Higueras.
Mientras, casi todos los ayuntamientos del sur de la provincia de Córdoba están aprobando medidas para reducir el consumo en sus municipios. Entre ellos están prohibiendo el riego de jardines, están cerrando el grifo de las fuentes ornamentales o cancelando el baldeo de las calles para la limpieza viaria. Aparte se apela a la responsabilidad de los vecinos, a los que se les pide que no rieguen sus huertos con agua potable o que no llenen sus piscinas.
Iznájar, al 18,6% de su capacidad
El embalse de Iznájar está al 18,6% de su capacidad. Sus dimensiones son colosales, por lo que todavía retiene 171 hectómetros cúbicos de agua en su interior. El pasado lunes, el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes, visitó la ETAP de Iznájar y allí aseguró que cada año salen del embalse 13 hectómetros cúbicos de agua que se tratan y que se distribuyen entre 200.000 cordobeses que viven al sur del Guadalquivir. Es decir, en el embalse quedaría agua más que de sobra para varios años.
Pero Iznájar es un embalse también de regadío. Este año tiene comprometido un riego extraordinario para abastecer a los regantes del Genil-Cabra y también a los de los cítricos de Palma del Río. De su agua depende que sobrevivan sus cultivos, especialmente los leñosos. Aparte, su infraestructura es muy antigua y está deteriorada.
De hecho, no toda el agua que hay en Iznájar se podría potabilizar. Actualmente, Emproacsa utiliza el carbón activo para hacer potable el agua de Iznájar, con una alta concentración de nitratos procedentes de las escorrentías de las miles de hectáreas de olivar que le rodean. Mientras menos agua haya las concentraciones serán más altas. Se estima que por debajo del 10% de la capacidad del embalse será muy complicado potabilizar el agua. En 2005 ya hubo que prohibir el consumo de agua a 200.000 personas durante una semana por la presencia de terbutilazina, un fertilizante. Pero en aquella ocasión el carbón activo funcionó.
Es lo contrario de lo que ocurre en el norte de la provincia de Córdoba, que lleva tres meses sin poder consumir el agua que sale de los grifos. En este caso el problema está en el agua de La Colada, con alta presencia de cianobacterias, provocadas por los residuos que llegan a su embalse. La ETAP de Sierra Boyera no tiene capacidad para potabilizar el agua y la Junta optó por prohibir su consumo.
La ETAP del embalse de Iznájar está situada en Rute y es la mayor potabilizadora gestionada por la Empresa Provincial de Aguas de Córdoba, dependiente de la Diputación de Córdoba. Esta infraestructura fue construida inicialmente en 1973 para dar servicio a seis municipios del sur de la provincia los cuales constituían el Consorcio de Abastecimiento de Agua de la Zona Sur, ya desaparecido. En 1976 se amplió el servicio a 15 municipios más. La última ampliación fue finalizada en marzo de 2018, dotándola de una capacidad de tratamiento de 100.000 metros cúbicos al día, o lo que es lo mismo, de 1.200 litros por segundo.
0