La Colada, el embalse que está casi lleno y del que no se puede beber en plena sequía
Tras la histórica sequía de los años noventa, los alcaldes de Los Pedroches y el Valle del Guadiato, además de la comarca manchega de Almadén, certificaron que la zona tenía un enorme déficit hídrico y que las infraestructuras de reserva de agua eran claramente insuficientes. Las restricciones al abastecimiento fueron críticas. En Villanueva de Córdoba, por ejemplo, en el año 1994 los vecinos llegaron a tener agua solo tres horas al día.
Tras aquella crisis tremenda, se urgió a la construcción de un segundo embalse que llegase, incluso, a superar al de Sierra Boyera. Los alcaldes se manifestaron, las diputaciones de Córdoba y Ciudad Real libraron hasta partidas económicas y finalmente el Gobierno de España aprobó, a través de la empresa pública Acuasur, hoy Acuaes, la construcción de La Colada. El lugar elegido pertenece a la cuenca del Guadiana, a la confluencia de los ríos Guadamatilla y Guadarramilla, entre los términos municipales de Belalcázar y El Viso. La presa comenzó a construirse en 2001 y se acabó en 2006, tras una inversión superior a los 12 millones de euros. El embalse se llenó y hoy está al 70% de su capacidad. Pero de su agua no se puede beber. Al menos, no lo pueden hacer los vecinos del norte de la provincia de Córdoba. En 2008, con el estallido de la crisis económica, se paralizó la construcción de los kilómetros de tuberías que deberían llevar el agua de La Colada hasta la estación de tratamiento de agua potable de Sierra Boyera.
La Colada es hoy una playa. Ese es el único uso que le pueden dar los vecinos del norte de la provincia de Córdoba. No así los de Almadén, en Ciudad Real. La Junta de Castilla La Mancha sí que construyó los casi 40 kilómetros de tuberías que conducen el agua de La Colada hasta la estación de agua potable de Almadén. Eso sí, el sistema aún no funciona, pero fuentes de la Confederación Hidrográfica del Guadiana aseguran que su puesta en uso es “inminente”. Mientras, los vecinos de Los Pedroches y del Valle del Guadiato miran a La Colada con extrañeza y observan cómo probablemente y si no llueve volverán a sufrir restricciones cuando tienen en su comarca un embalse con agua suficiente como para garantizar el abastecimiento durante un par de años.
Ahora mismo, en La Colada hay 40,4 hectómetros cúbicos de agua. En Sierra Boyera quedan 9,7 hectómetros. Esta pasada semana, la Comisión de Desembalse del Guadalquivir informó de unas obras de emergencia para evitar que se vacíe Sierra Boyera: una conexión con Puente Nuevo. Pero hay otro problema: las obras no durarán menos de diez meses. Es decir, si sigue sin llover, si la primavera no es muy húmeda, habrá restricciones de agua en Los Pedroches y el Valle del Guadiato. Son más de 70.000 personas las que viven en la zona.
Para que la comarca pueda beber agua de La Colada deben pasar aún al menos un par de años. La Junta de Andalucía retomó en 2020 un proyecto abandonado en 2008, la construcción de toda la red secundaria de tuberías. El proyecto se adjudicó en agosto del año pasado. La empresa adjudicataria, según informaba la Junta, tenía un plazo de 14 meses para redactar el proyecto de obra. Es decir, lo tendría acabado en el próximo mes de octubre. Después, tiene que pasar un periodo de estudio y exposición pública, antes de que de nuevo el gobierno andaluz lo saque a contratación para que puedan comenzar, esta vez de verdad, las obras.
Es decir, apurando mucho los plazos, es imposible que los vecinos del norte de la provincia de Córdoba puedan usar La Colada precisamente cuando más lo van a necesitar, después del próximo verano.
La Colada no solo llega tarde para los vecinos, también para los ganaderos. Los Pedroches tiene una de las grandes cabañas ganaderas de Andalucía y los animales tienen que beber todos los días. De hecho, beben más cuando más calor hacen, por lo que en los próximos meses necesitarán muchos más recursos. La empresa provincial Emproacsa estudió con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir la construcción de pozos de emergencia para buscar agua, literalmente, debajo de las piedras. Los Pedroches y el Guadiato se sostienen sobre una enorme corteza mineral.
Pero agua no hay. El Instituto Geológico Minero de España (IGME) ha estudiado la zona y ha aseverado que en el subsuelo de la comarca no hay agua suficiente como para garantizar el abastecimiento que podría dejar de dar Sierra Boyera, según informó la Confederación a los regantes el miércoles pasado. La alternativa, como en los años noventa, será la de llevar agua a donde haga falta con camiones cisterna. Y eso es algo que al final es muy caro.
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