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Sin primarias, el PSOE inicia nueva etapa marcada por el enfado 'sanchista'

Antonio Ruiz, que va a ser nombrado nuevo secretario general del PSOE de Córdoba sube al estrado en el último Comité Provincial. Sentada, de rojo, Teba Roldán, que aspiraba a ser candidata en las primarias pero no ha alcanzado los avales suficientes | TONI BLANCO

Manuel J. Albert

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Cuando Antonio Ruiz sea nombrado flamante secretario general del PSOE cordobés va a tener que afrontar una tarea, junto con su número dos, Rafaela Crespín, nada fácil. Siguiendo la terminología puesta de moda por la presidenta de la Junta y líder de los socialista andaluces, Susana Díaz, a Ruiz y a Crespín les va a tocar coger aguja e hilo para coser un partido que en Córdoba ha vuelto a dejar ver sus costuras con el enfado de la minoría sanchistas.

En el entorno de la actual dirección socialista provincial se da por hecho que el nuevo secretario general y la nueva secretaria de Organización cumplen con el perfil de “perseverantes” en su capacidad de “diálogo para ”atemperar los ánimos hasta que las aguas se calmen“, señalan.

Les aguarda una dura tarea. El conato de primarias ha dejado muy mal sabor de boca a los partidarios de Teba Roldán. La precandidata a la secretaria general aspiraba, como mínimo, a ponérselo un poco más complicado al aparato del partido, de corte susanista.

Roldán se presentó como encarnación de la corriente militante que en primavera aupó a Pedro Sánchez en su retorno al frente del PSOE federal. Aquello dio impulso para que distintas voces críticas con la dirección volviesen a asomar e iniciasen una incipiente organización en torno a las tesis defendidas por Sánchez en su guerra sin cuartel con Susana Díaz -con el grueso del PSOE andaluz y, por ende, del aparato cordobés- para reconquistar el liderazgo socialista tras ser apartado hace un año.

En las aún escuetas filas sanchistas de Córdoba se esperaba que aquella catarsis política vivida en Madrid en el último congreso federal tuviese al menos la oportunidad, si no de repetirse, al menos sí de ser escuchada en las urnas de las primarias cordobesas. Sus problemas empezaron cuando los órganos competentes del PSOE andaluz decidieron que el número de avales mínimo para emprender la carrera sería un 20% de la militancia de cada provincia. Una cifra sensiblemente mayor al 3% que se exigió de manera extraordinaria en el caso federal y que permitió a Pedro Sánchez presentarse sin problemas.

No obstante, los sanchistas aceptaron las reglas del juego, aún con quejas. Y se lanzaron a buscar el 20% de los avales. El sábado por la noche, cuando ya sabían que esa meta se había frustrado al validar el ajustado número de acreditaciones conseguidas, denunciaron las trabas que se habían encontrado y avisaron de que pensaban llevar el asuntó a la comisión de garantías.

La primera idea del equipo de Roldán era ir directamente al Federal pero desde el entorno de la dirección actual se les corrige: tendrán que recurrir antes al provincial y la siguiente y última parada sería la comisión de garantías regional. Nada de Federal.

Sea como fuere, los próximos días pueden reavivarse -incluso agudizarse- las tensiones internas. Una etapa que va a poner a prueba la capacidad de diálogo y de acercamiento del aparato susanista a sus críticos y partidarios de Sánchez. Como pincelada, en la primera nota de prensa que emitieron tras conocer su victoria de facto, el equipo de Ruiz directamente nombró a éste, ya, secretario general -queda más de un mes para su nombramiento oficial- y obvió toda referencia a la otra precandidatura derrotada.

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