Los MIR se 'acuestan' en el Puente Romano
Los médicos residentes alcanzan su sexta jornada de huelga con una protesta por la zona turística de la ciudad
Muchos tienen ya cara de cansados. Arrastran ojeras y algunos hasta los pies. Los Médicos Internos Residentes (MIR) de Córdoba han alcanzado esta mañana su sexta jornada de una huelga en la que no están parando. Tras protestar, encerrarse en el hospital y protagonizar una donación masiva de sangre, entre otras acciones, los MIR se han acostado esta mañana en el Puente Romano de Córdoba y han llevado sus manifestaciones a las zonas turísticas de la ciudad.
Los turistas les hacían fotos (y muchos se retrataban con ellos) mientras los residentes dormían su pequeña siesta y bloqueaban, de forma momentánea, el tránsito por la pasarela más famosa del Guadalquivir. Su protesta recorrió todo el entorno de la Mezquita con una fuerte pitada y cacerolada.
La huelga de residentes ha comenzado a notarse ya en los centros sanitarios. En el hospital Reina Sofía, donde el seguimiento está siendo superior al 85%, muchos médicos con plaza comienzan a verse desbordados. La huelga que han convocado los MIR es indefinida y las primeras jornadas del paro se pudo normalizar la asistencia sanitaria cambiando algunos turnos. Pero los turnos han empezado a agotarse, según relatan fuentes del hospital cordobés.
Los residentes se quejan de ser la mano de obra barata que sustenta el Sistema Andaluz de Salud. De hecho, el secretario general del Sindicato Médico en Córdoba, José Luis Navas, cree que la huelga va a poner a prueba todo el engranaje asistencial y terminará reflejando “la gran falta de plantilla que realmente existe, ya que se suple todo con los residentes, mucho más baratos”. El sindicato apoya las reivindicaciones de los residentes en todos sus aspectos.
El futuro que aguarda a los médicos especialistas una vez terminen su formación es sombrío. Hace años que no se convocan oposiciones para formar parte del cuerpo de funcionarios especialistas. Por otro lado, el cupo de médicos eventuales se está reduciendo, cerrando una de las puertas laborales más precarias pero realistas. “Ello empuja a dos salidas: o a volver a presentarse al MIR una y otra vez para ir encadenando residencias con tal de trabajar o a ir a la medicina privada o, simplemente, a emigrar”, señala Navas.
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