Mensaje en un zapato rojo
Las Tendillas acoge la emulación de una obra contemporánea de la mexicana Elina Chauvet como reflexión contra la violencia machista
En la escena de un crimen, o en el lugar donde se ha producido una agresión machista, todos los objetos le hablan de alguna u otra manera al investigador. La forma en que están cuando llega al lugar, el lugar sobre el que reposan, los restos que puedan conservar siempre dicen algo. Uno de los objetos que más mensaje aporta es precisamente los zapatos, principalmente de la víctima. De hecho, en las televisiones o en los periódicos, cuando se muestra la escena de un crimen los gráficos casi siempre se centran en ese zapato que un día sostuvo un pie que estuvo lleno de vida.
Ayer, la plaza de las Tendillas se llenó de zapatos rojos y vacíos. A un lado y otro de la estatua del Gran Capitán, un grupo de mujeres emuló la instalación creada por la artista mexicana Elina Chauvet que pretende visibilizar y reflexionar sobre la violencia hacia las mujeres, sobre la impunidad de los crímenes de género y sobre el derecho a la justicia y reparación. Y allí estaban dos centenares de pares de zapatos de mujer, de distinto modelo, pero todos con el mismo color: rojo.
Más allá de algún despistado, nadie osaba traspasar esa especie de barrera psicológica que suponía estar dentro de una obra contemporánea de tanto significado. Es como si cada par de zapatos hubiese pertenecido a una mujer asesinada, y arriba hubiese una especie de halo que impidiese pasar por encima.
Sin embargo, muchas personas se acercaban en silencio al interior de la obra, armadas con un papel y un bolígrafo. De forma anónima, dejaban mensajes dentro de los zapatos contra la violencia machista. La tinta de algunos mensajes también era roja, el color de la sangre de un crimen.
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