La historia de un matrimonio separado en dos centros de mayores tras 65 años juntos
La historia de Antonio Romero y Encarna Aranda es uno de esos relatos que cuesta imaginar por su dureza y tristeza. La ha desvelado El Español en un amplio reportaje en el que narra la vida separada de la pareja en dos residencias. Tras 65 años de matrimonio, el colapso que sufren los centros de mayores de la comarca de Los Pedroches ha llevado a separar a esta pareja que ve cómo pasan los días y aquella distancia que nunca imaginaron, hoy es más cierta que nunca.
Antonio y Encarna apenas saben lo que es separarse, pero el pasado mes de noviembre esa triste realidad llegó a sus vidas. Las dificultades propias de la edad -91 y 93 años- llevaron al único hijo de la pareja, Basilio Romero, a buscar una residencia en la que estuvieran bien atendidos durante todo el día. La única opción fue un geriátrico en la que el precio de ambas plazas rondaban los 2.300 euros, tal y como explica Basilio a El Español. Sin embargo, hace apenas dos meses que Encarna vive sola sin su marido en Alcaracejos, en la residencia de mayores Antonio Mansilla. La Junta de Andalucía sólo ha podido asignarle plaza a ella. A diez kilómetros, en la residencia de Dos Torres, continúa también en soledad Antonio.
Fuentes del Gobierno andaluz han explicado a Cordópolis que desde que la pareja solicitó estar juntos en una misma residencia se han “iniciado los trámites oportunos”. Sin embargo, la solución todavía no ha llegado y Antonio y Encarna siguen sin verse. La Junta de Andalucía ha asegurado, aún así, que “en unos días, la pareja estará otra vez junta”.
La falta de recursos está provocando que la historia de Antonio y Encarna se repita en cada zona de esta comarca de Córdoba que, como han explicado desde la Plataforma Ciudadana en Defensa Derechos de Personas Mayores y Dependientes, está colapsada ante la falta de plazas en residencias públicas y privadas. Una de las promotoras de la plataforma, María José Vázquez, explica en profundidad la situación “real” que están viviendo “los mayores”. “En Pozoblanco hay muchas personas distribuidas en residencias porque no hay plazas públicas ni privadas. Desde la plataforma se planteó la construcción de una nueva residencia pero no si no se aumentan las plazas concertadas, esto no se puede hacer”, señala Vázquez.
Cuenta que “la mayoría de las personas” que están viviendo esta situación tan dramática son extrabajadores del campo que cobran entre “600 y 700 euros”. O personas con pensiones contributivas o de viudedad cuyo importe es tan mínimo que nos les permite pagar una residencia o una persona que les preste una atención integral. “A la comarca le hacen falta muchas plazas concertadas que puedan ser concedidas a aquellas personas que tienen unas pensiones módicas y que no pueden pagar más”, apunta Vázquez, que asegura que hay personas “que están poniendo a la venta sus casas” para poder sufragar los gastos que supone una plaza en una residencia.
Vázquez descubrió el año pasado el calvario que supone encontrar una plaza en una residencia que se ajuste a los ingresos disponibles. “Cuando se entra en este ámbito se conocen muchos más casos porque, incluso, hay personas que están en sus casas sin poder hacer la comida o sin poder asearse porque aún no le han valorado su grado para la Ley de la Dependencia”, cuenta.
En este sentido, también denuncia la tardanza por parte de la Junta de Andalucía para resolver las valoraciones de aquellas personas que piden ser amparadas bajo esta legislación. Por ello, la plataforma pide “un plan especial de intervención para la comarca para que sean valorados en tiempo récord todos los expedientes abiertos”. “Lo único que queremos es que a estas personas se le den unos recursos para que estén mínimamente atendidos. Hay personas que se mueren esperando ser valoradas bajo esta ley y es una pena muy grande”, concluye.
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