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La cuenca del Guadalquivir, en “prealerta” por la sequía

Imagen de archivo de un grupo de agricultores preparando la tierra | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Este viernes, miles de agricultores han protestado en Jaén. La mayoría eran olivareros que pedían a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) que abriese ya el grifo de los pantanos y autorizase un riego excepcional para salvar, en la medida que se pueda, la campaña del olivar. Mientras, el río grande de Andalucía languidece. En Córdoba, muchos turistas ven cómo estos días sería fácil vadear el río casi sin mojarse los pies por la zona baja del Puente Romano. Un pequeño caño en uno de los vanos del histórico puente cordobés es el único testigo visible de que el río sigue fluyendo, que se mueve.

La situación no es grave, pero empieza a ser preocupante. La cuenca del Guadalquivir está en “prealerta” por sequía, según los indicadores de la Confederación, que cada quincena elabora un informe sobre su situación. La sequía se mide a través de un indicador entre uno y cero, donde uno indica una saturación del suelo total (se forman escorrentías) y cero es prácticamente el desierto. Actualmente, la situación global de la cuenca es de 0,47.

De momento, la sequía no es dramática, pero preocupa. Los pantanos tienen agua tras una primavera de 2018 que fue realmente excepcional en lluvia. Sin embargo, están 20 puntos por debajo de la media de la última década.

Aunque curiosamente la reserva de agua ha aumentado en los últimos meses en los embalses de la provincia, éste ha sido uno de los inviernos más secos en un siglo, según adelantó el Colectivo Meteofreak.

Según los protocolos de la Confederación del Guadalquivir, el estado de prealerta significa que “el sistema dispone de reservas para atender a la demanda durante tres años con los criterios de garantía del Plan Hidrológico si se da la sequía de referencia y se aplican las medidas previstas en este Plan de Sequía”. Es decir, el agua para el consumo de agua potable está más que garantizada, al igual que para el uso agrícola. Eso sí, los ingenieros tienen que empezar a mirar por los embalses.

La comisión de desembalse se adelanta

Habitualmente la comisión de desembalse viene celebrándose en mayo, pero en esta ocasión se ha adelantado al mes de abril, concretamente al 2 de abril. Según ha informado el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, “automáticamente” a partir de esa comisión de desembalse donde se decidirá cuál va a ser la dotación de agua para los riegos ordinarios y extraordinarios será cuando comience a gestionarse el tema de los riegos extraordinarios que “este año y gracias a la intermediación de UPA, se ha adelantado cuatro o cinco meses para presentar la petición”.

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