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2019: el año en que votamos peligrosamente

Elecciones 10N en un colegio electoral de Córdoba | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Cuando acabó el 2018, los cordobeses ya sabían que algo iba a cambiar en la Junta de Andalucía. El PP, Ciudadanos y Vox llevaban semanas negociando intensamente para pactar un acuerdo de gobierno que convirtiese a Juanma Moreno en presidente de la Junta. El 2 de diciembre del 2018, los andaluces habían decidido no seguir dándole históricas mayorías de gobierno al PSOE y la derecha sumaba. Arrancaba así un año en el que la protagonista iba a ser la urna electoral a la que el ciudadano le iba a coger un cariño especial.

Cuando los cordobeses se estaban comiendo las uvas del 2019 no sabían que ese iba a ser el año de la inestabilidad política, que iban a tener que votar dos veces más para elegir a sus diputados en el Congreso y a sus cuatro representantes en el Senado, que también tendrían que decidir qué iba a pasar en el Ayuntamiento e incluso en el Parlamento Europeo. Y que iban a cerrar el año con la extraña sensación de que a lo mejor, más pronto que tarde, iban a tener que volver a votar.

Pero sobre todo, acabarían el año con la extraña sensación de que se había votado peligrosamente. De que por primera vez la discusión política se abroncaba como nunca en 40 años de democracia, cómo había partidos que empezaban a decirse cosas más altas que las otras, y cómo, quizás, se estaba empezando a votar peligrosamente.

2019 empezó como una especie de prólogo en Andalucía a lo que vendría después en España. El PP y Ciudadanos se ponían de acuerdo con Vox. Ciudadanos negó hasta la extenuación que pactase nada con la derecha de la derecha, y que quien lo había firmado había sido el PP. El pacto cuajó. Y el esquema se repitió después en las autonómicas y municipales de mayo: el PP, Ciudadanos y Vox, “las tres derechas”, como las bautizó la vicepresidenta Carmen Calvo, sumaban en muchas autonomías y ayuntamientos. Tras los tiras y aflojas que ya ocurrieron en Andalucía, las tres derechas acabaron pactando.

El PSOE y Ciudadanos, que también sumaban, no pactaron en ningún sitio, y finalmente lo que acabó ocurriendo es que Vox, en las elecciones generales que se repitieron en noviembre, acabó devorando a los naranjas, Albert Rivera dimitiendo, y creando una crisis sin precedentes en esta joven formación política.

El vuelco en Capitulares

En clave local, 2019 es el año de José María Bellido. El popular, uno de los políticos más veteranos de Capitulares pese a su juventud (43 años), se convirtió en el tercer alcalde del PP en Córdoba en la historia de la democracia. Eso sí, Bellido es, de los tres, el alcalde del PP con menos votos y concejales, y el primero que tiene que compartir gobierno con un segundo socio (Ciudadanos) y necesitar de los votos de un tercero (Vox), una situación muy a la andaluza.

En mayo, los cordobeses optaron por el PP como lista más votado e hicieron que la suma de la izquierda, que encabezaba Isabel Ambrosio para repetir como alcaldesa y Pedro García como primer teniente de alcalde, fuese imposible. El vuelco supuso un auténtico desembarco del PP y Ciudadanos en el Ayuntamiento. Los populares intentan no repetir los errores del mandato 2011-2015, que les llevaron a perder una histórica mayoría absoluta. Los naranjas, a tocar gobierno por vez primera. El PP ha impuesto su experiencia, ocupando prácticamente todos los puestos clave de la administración local, salvo Gestión y Turismo. Ciudadanos está pagando cara su inexperiencia, con los primeros roces importantes con la Intervención General, y con una situación descontrolada en el Imdeco (con clubs que no cobran subvenciones) y un atasco en Gestión que impide sacar adelante nuevos contratos.

2019 será el año también en el que la izquierda cordobesa lo perdió casi todo. La Junta de Andalucía ya no es territorio PSOE. El Ayuntamiento ha quedado muy lejos de su alcance. Y el PSOE controla gracias a un pacto con IU la Diputación, especialmente gracias a unos resultados espectaculares en la provincia; y de momento la Subdelegación del Gobierno, que sigue en funciones.

La sombra de los ERE es alargada

Y desde luego 2019 será históricamente recordado por una sentencia: la condena a dos expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñan, por el megafraude de los ERE. El fallo, además, tuvo sacudidas cordobesas. El interventor general de la Junta, cordobés de Puente Genil, fue el único exculpado en la macrocausa, y los jueces consideraron que cumplió con su deber de informar al gobierno andaluz de que no lo estaba haciendo bien.

La sentencia de los ERE ha tenido una importancia telúrica en el otrora fortísimo PSOE andaluz y cordobés. El despacho de la avenida del Aeropuerto era tan poderoso como el que ocupaba cualquier político en cualquier administración. Hoy, los cambios en las elecciones han desplazado a muchos socialistas de cargos públicos, y además ahora tienen que gestionar la consecuencia de una sentencia que ha dinamitado discursos e intentos de regeneración. Está por ver qué ocurrirá con Susana Díaz después de que se forme (si se logra) gobierno en España. Y si su futuro tiene consecuencias también para el socialismo cordobés.

El auge de la derecha de la derecha

2019 es un año histórico también para un partido que hace cuatro años sacaba cuatro veces votos menos que los animalistas: Vox. La “derecha de la derecha” en España ha obtenido unos históricos resultados en Córdoba. En las pasadas elecciones generales de noviembre, llegaron a ser la primera fuerza política en votos en Lucena, y la segunda en muchos municipios. En Córdoba capital fueron terceros, por delante de históricas formaciones como IU, que gobernó la ciudad en el pasado.

La llegada de Vox lo ha cambiado todo. La derecha en Córdoba sigue siendo del PP, pero cada vez menos. Los populares siguen marcando la política pero Vox dicta el nuevo discurso, que pasa por cuestionar pactos ciudadanos como la condena unánime a la violencia de género. Su papel el pasado 28-N ha dejado imágenes inéditas en Córdoba.

Las mismas polémicas, los mismos proyectos

El año de transición política y la falta de presupuestos generales, además de años de vacas flacas, ha provocado que en 2019 la ciudad de Córdoba no haya visto culminar prácticamente ningún proyecto histórico. La ciudad no tiene aún un Centro de Exposiciones y Ferias porque el del Parque Joyero sigue con las obras paradas, aunque sí que logró reestrenar el Palacio de Congresos de la calle Torrijos. Al menos, su primera fase. Se acaba de adjudicar la segunda.

Más allá, sigue sin resolverse la situación jurídica de la Mezquita Catedral de Córdoba, un histórico monumento que carece de plan director cuando ya acaba el año 2019. Y la polémica sobre cómo se tienen que llamar tres calles de Córdoba ha hecho que el Pleno se parta por la mitad. José Cruz Conde es ahora Foro Romano pero próximamente será Cruz Conde a secas; Conde de Vallellano es ahora avenida del Flamenco pero próximamente será Vallellano a secas; y la derecha se ha sumado a la moda de cambiar nombres, y quiere que la zona verde de los Llanos del Pretorio se llame ahora Plaza de España.

Las dudas sobre la economía

A pesar de la falta de gobierno, la economía en Córdoba no se ha resentido, a pesar de las incertidumbres. El paro no se ha vuelto a desplomar, sino que se mantiene. La economía crece por encima del 2%, unos niveles superiores a la media europea. Y los salarios empiezan a recuperarse, aunque sin excesos.

Eso sí, Córdoba afronta un drama: la provincia y ya la capital no dejan de perder población. Los habitantes son cada vez más mayores y las personas en edad de trabajar son menos porque muchos emigran a otras ciudad y otros directamente se jubilan. Esta circunstancia aporta más incertidumbres a la economía cordobesa, que sin embargo, y contra todo pronóstico, resiste.

Más procesiones que nunca

2019 también ha sido el año en el que se han echado a la calle más procesiones que nunca. A la Semana Santa se han unido una multitud de salidas extraordinarias que culminó en verano con una Magna Nazarena que llenó de pasos el interior de la Mezquita Catedral. La constante presencia de cofradías en la calle en casi cualquier fin de semana del año ha hecho que el Ayuntamiento empiece a plantearse que hay que regular la actividad.

El gobierno de izquierdas anterior fue el que trasladó la carrera oficial al entorno de la Mezquita Catedral, que en 2019 se ha consolidado ya sin que los palcos se apoyen sobre el monumento. El gobierno de derechas será el que se encargue de regular todas estas salidas extraordinarias.

El turismo se desborda

A falta de datos definitivos, 2019 puede ser el año que marco un nuevo récord: que Córdoba superó a 2017 en número de turistas. A pesar del calor, en la ciudad siguen brotando apartamentos turísticos y hoteles como setas, lo que se traduce en que el sector goza de buena salud. Eso sí, comienza a haber signos de agotamiento, sobre todo en una saturación en el casco histórico, donde en determinadas fechas no caben más turistas.

2020 marcará la futura tendencia del turismo en Córdoba: ¿más pernoctaciones a cambio de menos visitantes o un turismo de aluvión que hace insoportable la ciudad? Este será uno de los grandes asuntos del futuro, y que han marcado el año que ahora acaba.

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