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¿Por qué lo haces?

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Enrique Merino

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En esta vida somos responsables de nuestros actos. Esa es una realidad inmutable. Coloquialmente se suele hablar de tercera de Ley de Newton: “Toda acción tiene su reacción” (me sale la vena de Químico, esto es hasta un milagro a veces). Pero, en verdad, Newton elaboró tres leyes fundamentales de la Física. Y la tercera, posiblemente la más completa en nuestra vida, dice así: “A cada acción siempre se opone una reacción igual pero de sentido contrario”.

Es decir, a toda acción que realicemos habrá una opuesta de igual magnitud, pero en dirección contraria a la que nosotros hemos realizado. Y si lo traducimos a nuestra vida: si golpeas, ten por seguro que te la van a devolver. Así que más vale que estés preparado. Pues el mundo de la empresa no es diferente.

Me da igual cómo lo apliques. Al final, todo vuelve. Lo único que quizás a Newton se le escapo fue la temporalidad de la reacción: a veces es inmediata pero otras veces puede tardar días, meses, o años. No significa que seamos rencorosos, es simplemente que hay acciones que puede ser que su reacción/repercusión no llegue hasta bien pasado un tiempo. Eso es incontrolable.

Si en el día a día no eres consecuente con estos aspectos básicos, es más que probable que con el tiempo se te puedan ir acumulando la situaciones en las que te vengan devueltas esas reacciones de igual magnitud a las acciones que tú hiciste, pero con un sentido contrario que no estés preparado para soportar.

Sé que muchos estaréis diciendo: “¿Pero qué está contando este?”. Pues algo que probablemente más de uno nunca se haya parado a pensar.

¿Cómo os despedisteis de la empresa en la que estábais cuando os hicieron una oferta para iros a otra? ¿Bien? ¿Mal?

¿Cómo has tratado a ese miembro de tu equipo al que le has tenido que decir que ya no cuentas con él? ¿Te has preocupado por él? ¿Has mostrado interés en ayudarle?

¿Cómo dejaste de trabajar con ese proveedor al que tuviste que abandonar por otro? ¿Lo hiciste con tacto y explicándole el porqué esperando poder volver a llamarle?

La vida da muchísimas vueltas. Quizás en esa empresa de la que te fuiste tengas que volver a llamar a sus puertas para pedir ayuda. O a lo mejor ese compañero al que tuviste que despedir acabe trabajando para un cliente al que llegas a visitar y te lo encuentras. O ese proveedor con el que dejaste de trabajar te trae un día un gran cliente.

No podemos actuar según impulsos o, al menos, hemos de ser conscientes y conocedores de que esas actuaciones por nuestra parte pueden tener esa “reacción de igual magnitud y sentido contrario”. Y creedme, la vida es así, y el mundo profesional no se escapa a él.

Así que, ¿por qué lo haces? ¿Lo haces sin darte cuenta? Lo dudo. ¿Lo haces adrede? Mal asunto. Como dice mi hija, tienes el corazón sucio. ¿Lo haces pensando que no habrá consecuencias? Te equivocas, aquí te lo he explicado.

Y estoy cada vez más convencido de este planteamiento. Hace ya tiempo que lo vengo defendiendo en mi empresa, y sé que muchas veces salgo perdiendo porque quienes no tienen esta misma visión e idea de la vida me ganan por goleada por experiencia y formas, pero sinceramente sigo teniendo la conciencia tranquila. Puede ser que alguno piense que no está de acuerdo conmigo o mi planteamiento, pero lo respeto. Es decisión de cada uno.

Para hoy tenia preparada otra entrada, pero en la última semana me han ocurrido algunos acontecimientos que me han hecho recapacitar. He tenido encuentros y desencuentros con clientes y personas que andaban muy alejados de esta idea que aquí transmito. Y que estoy convencido de que son grandes desconocedores de Newton y sus leyes. Y en algunos casos, hasta de educación y saber estar.

Pero el colmo del tomate lo he vivido esta sábado pasado, en la Magna de Córdoba. Mira que no suelo entrar en polémicas, pero con el permiso de los “supertacañones” de Cordópolis, voy a dar mi opinión. Y prometo que no voy a entrar en religión, afición cofrade, fervor popular, bloqueo de calles, turismo, etc. Simplemente voy a decírtelo a ti.

¿Por qué lo haces?

Grabar a escondidas, ocultando el teléfono, para luego publicarlo en un canal de redes sociales para poder generar mal ambiente, sinceramente, me parece deleznable (si quieres uso un adjetivo que entiendas). No seré yo el que defienda a un capataz ni su actuación, pero sí defiendo que esa acción no ayuda a una Hermandad, a tu Hermandad según tú. Si no estas de acuerdo con las decisiones que se hayan tomado en los últimos meses, como muchos podemos no estarlo, hay vías oficiales para expresar ese descontento. Pero grabar así, para que todo el mundo cofrade lo vea, sacado de contexto y sin una explicación previa... Es muy feo, te repito. ¿Por qué lo haces? Y voy más allá. ¿Qué buscabas con ello? Aún me lo estoy preguntando. Quizás generar polémica y buscar el “aplauso” fácil.

Pues creo que la Tercera Ley ha hecho su aparición contigo, porque encima te has jactado de ello en otra red social. Ahora toda tu familia está señalada, la Córdoba Cofrade (la auténtica, la verdadera) no ha hecho más que criticar tu acción, defender a la cuadrilla, al capataz y al momento (pues momentos peores se han vivido, créeme, y no por eso fueron peores personas ni mucho menos).

Pero la Tercera Ley sigue su curso. Ahora media Andalucía cofrade sabe que en Córdoba hay un Misterio poderoso, que a las órdenes de un capataz de fuera hizo dignamente su traslado a la Mezquita Catedral para la exposición magna. Con una cuadrilla fantástica, apoyada por costaleros de Palio, por costaleros de fuera. Acordándonos muchos, yo incluido, de quienes estuvieron delante durante 24 años (yo entre ellos durante 13), pero jamás ellos quisieron herir a su Hermandad como tú lo has querido hacer. Nuevamente te pregunto, pero cambiando el tiempo verbal (también te lo puedo explicar, no hay problema). ¿Por qué lo hiciste? Y sigue la Tercera Ley. Ahora hay una cuadrilla más unida aún, que se defiende y revuelve para apoyar a dos costaleros que están sufriendo horrores porque por un pequeño fallo (habitual en el mundo del costal, a lo mejor es que esto también te lo tenemos que explicar) se ha señalado a su Hermandad. Unos hermanos costaleros que nadie los ha obligado a estar ahí y lo hacen por devoción, amistad, pasión y querencia a un oficio, el ser costalero, que tú seguro no entiendes ni te han inculcado.

Pero que sepas que la Tercera Ley no se va a detener aquí, y este domingo 22 la cuadrilla va a estar más fuerte aún, demostrando que está por encima de personas como tú, que no miden el alcance de sus acciones. Te invito a que vuelvas a ir a vernos y que subas un buen video, que seguro que algo bien hacemos para ti.

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