La cruda realidad de la competencia
Sé que muchos me diréis que soy un iluso. ¡Que qué es lo que pensaba yo que era el mundo de la empresa! Pues sí, la verdad es que sí. No es que me haya pillado de sorpresa, pero eso no quita que me siga pareciendo sorprendente. No es mi filosofía de vida, y por supuesto menos aún de empresa, quizás por eso no soy rico (risas y más risas).
Está claro que cuando creamos una empresa y nos embarcamos en este maravilloso mundo, uno de los aspectos más crudos y reales es que da igual el sector en el que entres, habrá competencia. Vale, haré un paréntesis aquí no vaya a ser que me salgan los puristas. Está claro que aquel que cree un producto o servicio en “océano azul” no tendrá ese problema. Pero como esto no está al alcance de todos, y como siempre
digo, el tejido empresarial está lleno de nuestras “microminipymes”, es aquí donde
hablamos, en el mundo de los “océanos rojos” o por lo menos, “coloraitos” (si alguien no me entiende que me escriba y dedicamos un post a este tema).
Pues bien, la competencia siempre va a estar. Vieja o nueva. Asúmelo. Pero sí es cierto que soy de la teoría de que es bueno conocerla, pero no debe marcar las pautas de la estrategia de nuestras empresas. Debemos ser capaces de trabajar y demostrar que nuestra valía como empresa va más allá de lo que haga el resto. Nuestro cliente debe querer trabajar con nosotros por nuestros valores, nuestras capacidades, nuestra forma de interaccionar con él, y todos aquellos aspectos que sean de valor tangible como empresa.
Pero hay empresas que no trabajan así, y eso me da coraje lo reconozco. No es nada ilegal ni parecido, es simplemente una forma de trabajar que no me gusta.
Si estás en un sector, y un cliente trabaja con otra empresa, tienes varias opciones: ofrecerte, pasar propuesta, esperar a que un día te llamen, etc.
Pero eso de acercarte a un cliente, desprestigiar la empresa con la que está trabajando, sacar los posibles (o los que tú dices que son) fallos, con tal de que el cliente dude y se vaya contigo. No me parece una actitud muy ética la verdad. Que sí, que está a la orden del día y que es la libertad de mercado, eso está claro, pero que a mí no me parece ético.
Si el cliente te va a buscar a ti, estando aún con la otra empresa, es diferente. No es una situación cómoda pero no ha sido por tus acciones y quizás si por lo que decíamos antes, tu trabajo ha hablado por ti y por eso el cliente va a buscarte.
Me habréis escuchado decirlo muchas veces, pero prefiero una y mil veces ir con la cabeza alta saludando a clientes, ex clientes y proveedores, que tener que agachar la cabeza o cruzar de acera por miedo a encontrarme con alguien al que se la jugué. Y por supuesto no soy perfecto, ni BUMM es el paraíso empresarial, nuestras cosas hemos tenido también. Y siempre he intentado que acabasen de la mejor forma posible, aunque fuera difícil.
También hago aquí una crítica al cliente, recordad que todos somos clientes y proveedores en nuestras empresas. Si usamos las ofertas para subastar al mejor postor, estamos jugando con fuego. Hay que creer en la profesionalidad de nuestras empresas y cuando se oferta algo pensar que nos lo están haciendo en el mejor ratio/tiempo/trabajo posible. Todo lo que sea usar una para que otros lo mejoren y apretar en precios, por ejemplo, es distorsionar la realidad de ese profesional. No se puede ser así de verdad.
Pero me sigo encontrando con que la vida empresarial es así, aunque me resisto a ello. Seguiré con la parte idílica de intentar que mis clientes nos aprecien y que las empresas del sector nos respetemos unos a otros. Probablemente estaré perdiendo mucho de mi tiempo, pero seguiré yendo felizmente por la calle. Y tú, si tú, ¿puedes decir lo mismo?
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