Extraños en el andén
El otro día me contaba una amiga que le había pasado algo súper especial y me gustaría compartirlo con vosotro para que sepaís que estas cosas todavía pasan… Resulta que el viernes pasado ella estaba volviendo a su casa después de haber estado en una cena… Como mi amiga Sandra vive en una gran ciudad, tiene que coger el metro para volver. Era tarde, algo así como la medianoche, y a esa hora pocos metros pasan ya… así que tocaba correr. Cuando llegó al andén había un chico con cara de guapito… ella se puso a preguntarle que si sabía si pasaban más trenes o no…
Él, que parecía simpatico, le contestó y le siguió el juego. Ella que venía un pelín contenta después de haber tomado alguna copa de vino que otra siguió hablando con el muchacho…
De pronto, un anuncio de megafonía indicaba que había que coger el metro en otro sitio. Tocaba correr y así ella y el extraño comenzaron a correr escaleras arriba para llegar a tiempo al otro tren…
Sin conocerse de nada, los dos corrieron a la par como si el mundo se terminase, como si fuera el amor más importante de sus vida, vibrándoles el corazón de la emoción de haber llegado a tiempo al otro tren.
Una vez subidos, en ese metro ella seguía hablando y coqueteándo con el muchacho… le parecía guapo y su temporada de autoregulada abstinencia sexual le estaba pasando factura. En una de las paradas antes de la suya, ella le preguntó su nombre, el contestó que Juan y después ella le pidió su número pensando que quizás alguna vez lo podría llamar para tomar algún vino…
Cuál fue la sorpresa de mi amiga que cuando ella se despide de el muchacho y se baja del metro y sigue andando en el andén, él se baja detrás de ella… Ella le dice algo así como que va a perder el tren y él le zampa un beso en los morros de esos de película. Acto seguido se meten en una esquina y se empiezan a magrear de lo lindo…
Mi amiga sorprendida y muy excitada pareceía una adolescente, una de esas escenas que sólo te pasan cuando tienes 15 años y “ese lote” de aquella noche te marca para siempre…una pasada…pues eso pero con 30 años… Todavía hay esperanza.
Ella le dice al chico que va a perder su último tren para llegar a casa… Él mira la hora y hace un gesto de no quererse ir pero sabe que se tiene que ir. Ella lo acompaña y se despiden con otro super beso justo cuando llega el otro tren… Increiblemente, ella se va para su casa como en la película de A 3 metros sobre el cielo… esa sensación en la que flotas…
Mi amiga lamente mucho no habérselo tirado…pero es que era un extraño y no le podía decir que lo acompañara a su casa…
Quizás lo misterioso, quizás lo bonito fue precisamente que no pasó nada más y que gracias a eso sigue siendo mágico…como dos extraños se encontraron durante 4 minutos y se fundieron en uno y nada más…
P.D. Mi amiga no se lo podia tirar entre otras cosas porque estaba sin depilar…pero de eso ya hablamos otro día…
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