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Los pipis también vuelven al cole (I)

Tony Sanmatías

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Se alimentan de sangre humana y algunas especies pueden camuflarse cambiando de color. Solamente con nombrarlos se llena uno de picores…

Los piojos (o los pipis, como se les llama de forma insustancial), se han hecho fuertes contra los pesticidas y otros venenos para su exterminio. Y esto, en una sociedad actual, como la nuestra, ha dado pocos frutos, especialmente porque nunca se han tomado medidas preventivas para atajarlos. Una gran contradicción, pues desde siempre han sido un claro indicio de pobreza, de miseria y abandono.

Pero, ahí están, junto a todos nosotros, y no en pocas cantidades, recordándonos un pasado que se creía olvidado por completo. Y sobre todo entre nuestros niños año tras año, asistiendo junto a ellos al propio colegio. Pero, aunque estos ya familiares bichitos son los que más se ensañan con el colectivo infantil, ningún mayor estamos exentos de ellos de modo alguno.

¿Cómo son “estos amigos”? ¡Cómo infectan y se transmiten? ¿De qué se alimentan? ¿Qué problemas, además del obligado rascado, pueden ocasionar?

Los piojos, en general, a los que se les conoce con el nombre científico de , pertenecen a la familia de los , igual que a las ladillas o piojos del pubis, ambos unos diminutos insectos que miden entre dos y tres milímetros, aunque la hembra puede llegar hasta los cuatro. Su cuerpo es pequeño y deprimido, de abdomen alargado, ojos grandes, globulosos e hinchados, pico corto, patas robustas y con uñas fuertes.

Su aparato bucal está perfectamente preparado para succionar o absorber sangre, de la que solamente se alimenta. Su contagio, lo que se conoce como pediculosis, se produce por transmisión y contacto directo con personas infectadas, bien directamente de su cuerpo, o sus ropas, peines, gorros, pasadores de pelo, etc.,

Aunque el más conocido es el pipi o piojo de la cabeza, existen dos especies más entre ellos y bien diferenciadas: una, el piojo púbico o ladilla, algo más corto y aplastado, de idénticas costumbres y daños, los que se contagian por relaciones sexuales y en la utilización de W.C. contaminados; el otro, el piojo de la ropa, vive sobre personas falta de aseo y atenciones sanitarias, parasitando entre los pliegues de la ropa, para pasar, después, al cuerpo, donde pica y se alimenta de la sangre del individuo. Al picar, igual que todos los de su especie, obliga al rascado continuo, lo que puede producir llagas e infecciones graves al contagiarse por la suciedad de las uñas, de cuerpo y/o de la ropa. Puede adquirir, como forma de camuflaje, un color más claro en la raza blanca, y más oscuro en las de color.

Hoy en día, el más común de todos es el conocido como pipi o piojo de la cabeza, el llamado científicamente Pedículos capitis. Es extremadamente peligroso y dañino, tanto por su picadura al succionar sangre de la cabeza como por su rapidísima reproducción. Por su picadura, porque obliga al rascado mencionado, lo que es irritante, teniendo que tener mucho cuidado con ello, pues puede producir escoriaciones en el cuero cabelludo, amén de ciertas infecciones algo más virulentas y complicadas por la suciedad y otros contagios por las uñas. Además, puede transmitir, como sus congéneres, fiebres recurrentes y ciertas enfermedades víricas que pudieran padecer otras personas con las que anteriormente tuvieran contacto, representando otro plato fuerte con los que nos suelen invitar los piojos a los humanos. ¡Cómo para no tener precauciones y cuidados!

La extremada rapidez con las que son capaces de reproducirse es otro acentuado peligro de estos familiares bichos. El periodo de incubación es de entre 8-10 días, de forma que, cuando una cabeza ha sido infestada, el piojo hembra pondrá de 150 a 300 huevos ¡en solamente 26-28 días que dura su ciclo de puesta!

A estos huevos se les conoce como y son de color blanquecino, perfectamente visibles en cualquier color de pelo, donde queda fuertemente adherido por medio de una cementación dura que la rodea, haciendo complicada su separación. Estos huevos o suelen depositarlos, preferentemente, en zona de nuca y detrás de las orejas. Y aquí viene el peligro: en una semana salen las larvas, quienes son capaces de alcanzar la madurez sexual en los diez días siguientes. De no atajarse a tiempo, esto hará que la infestación resulte muy complicada y difícil (además de laboriosa), aún contando con productos apropiados y altamente eficaces para su exterminio y rápida anulación.

Pero, ¿cómo se contagian? ¿Cómo prevenirlos eficazmente de padecer de ellos? Hay que tener cuidado, pues tanto al inicio del curso escolar, como en los mese de marzo a mayo, son las épocas más propicias para que nuestros escolares puedan entrar en esa fatídica estadística del 60% de niños que, a juzgar por la opinión de las autoridades sanitarias, son los que estarán expuestos al contagio de piojos.

De cualquier manera, no os alarméis si observáis este contagio en vuestros hijos o en vosotros mismos, que nadie estamos exentos de ellos. Observar bien el cabello infestado, pues simplemente puede tratarse de caspa. Si es así, bastará pasar un cepillo, un peine o una simple champunada para que la caspa desaparezca. Estas partículas son finas, blancas y, casi seguro, de distintos tamaño y fácilmente anulable. Muy al contrario que las liendres, que, con lo articulado anteriormente, no se desprenderán de manera alguna del pelo a donde esté alojado, para lo que se necesitará la típica o peine de púas espesas, el que, al pasarlo por el cabello, obligará a que algunas de las liendres se desprendan. Y, ante la duda, ¡no os confiéis! Acudid al especialista- dermatólogo, quien sabrá cómo eliminarlas y el tratamiento a seguir.

No olvidar que, tal como he anotado, todos los años padecerán infestación por piojos más del 60% de nuestros escolares, los cuales tienen preferencia por los cabellos más limpios, largos y semi-largos, y de edades entre los 5 y los 14 años. Por tal motivo se recomienda la prevención adecuada, aunque su completo exterminio resulte pura utopía.

La próxima semana os daré a conocer cómo prevenirlos y erradicarlos fácilmente de las cabezas de vuestros niños. Y una preocupación menos que tendréis con vuestros niños en este curso escolar que acaban de iniciar.

¡¡Los piojos no deben de ir con ellos al cole ni a parte alguna!!

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