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Y si no TE come...¡eso que te ahorras¡

Juana Guerrero

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No hay cabeza que se asome al carrito de una criatura que acto seguido no le pregunte a la madre o padre corresponsable eso de "¿es buena?". Ehmm…¿Buena?, pues aun no tiene lo suficientemente desarrollado el sistema locomotor como para atentar contra nadie, aunque, algún lanzamiento de chupete quizá pudiera catalogarse como agresión. La gente se refiere a que si duerme y come, preceptos que harán bondadosa a la criatura a ojos del mundo. Que digo yo, que eso de que el dormir sea un indicador de la bondad es forzar un poco las cosas, ¿no?, porque hay retoños que despiertos parecen pertenecer al eje del mal.

Y lo de comer….¡que obsesión  tiene la gente con que los niños coman¡. Y cuando digo “coman” me refiero a que engullan en cantidades industriales para que se críen bien gorditos, que eso es signo de salud. Ni que estuviéramos en la Postguerra. -“¿El niño TE come?¿El niño TE come?”-.  ¿Cómo?, (tomas literalmente el comentario en la borágine de la depresión postparto, en la que no te sorprende pensar en que puedes tener un bebé caníbal), ¿materfagia? (en tu delirio, llegas incluso a inventar vocablos, cual Quijote), ¿acabará devorándome?. No, no llegará a hasta ese punto, aunque hay retoñoss que parece que quisieran empezar el banquete materno por la zona mamaria a juzgar por cómo dejan los pezones de sus dadoras de vida.

Señora, señor, si a usted le interesa saber si el niño come lo suficiente como para afrontar con idoneidad ese reto del crecimiento que me obliga semanalmente a quitarle el dobladillo a sus pantalones, no hace falta que moleste con sus preguntas, tengo un truco: observar el peso de los progenitores:

Así, si han engordado es porque su criatura come menos que un gorrión y son ellos quienes se comen todo lo que deja en el plato (por no tirarlo…que hay quien pasa muchas necesidades, y ¿crees que comiéndotelo tú les solucionarás algo?), o bien porque come tan despacito que tu sistema nervioso algo más brioso te lleva a echarle una manita para acabar cuanto antes con la irritante escena en la que tras introducirse un trocito minúsculo de carne en la boca la va paseando de un carrillo a otro, hasta que acaba no triturado sino licuado antes de pasar a la garganta. Esta familia es víctima del método de cuchareo “esta para papá, esta para mamá, y esta para…” ¡para mamá, también¡ porque no hay quien meta en su boca la cuchara.

Por otra parte, si se observa en los progenitores un descenso drástico de peso, puede deberse o bien a que el pequeño bípedo ya anda y hacen detrás de él todos los días la Maratón de Nueva York, o bien a que la criatura ya come sólidos y no sólo se come lo que hay en su plato, sino que no deja de introducir furtivamente sus deditos en los platos ajenos, de tal modo que como te descuides acaba de tanto rebañar con el pan con las impresiones de la vajilla de La Cartuja.

Seguro que a todos y todas nos suena esa frase de madre de las de antes que decía: “ yo prefiero verlo a él comer antes que comer yo. Disfruto más…”  JA  JA  JA. Señora decimonónica, usted que tanto daño nos ha hecho a las mu´malas madres actuales con descendientes glotones y a nuestra paupérrima dieta, tengo que decirle que el placer generado por sus papilas gustativas en la zona del paladar con el transitar de una loncha de jamón gran reserva, no lo equipara viendo a su niño en la misma situación. como mucho se le saltará una lágrima pero no será precisamente de felicidad. No se engañe y no nos engañe, ¡que no es la única que come a escondidas¡. Yo para conseguir no desnutrirme como cuando la criatura está en la guardería, de tal modo que el desayuno lo hago tarde (pero me lo aseguro) y el almuerzo es más bien british, a la una. Eso me obliga a estar muerta de hambre a media tarde por lo que la cena es parecida a un campeonato americano de comedores de pasteles. Hay que comer más rápido que el adversario. Gracias a esta estrategia he engordado dos kilos desde que han acabado las vacaciones escolares. ¿Y saben que es lo que realmente fastidia, además de quedarte con hambre?, que esos mismos alimentos se los pones en un plato para él y no los quiere, que quiere los tuyos…

Yo no sé si en verdad eso de que los vástagos coman poquito es tan malo (las personas más longevas del planeta reconocen tener una alimentación escasísima). Y además…, si no te come, eso que te ahorras, porque un glotón es un agujero asegurado en tu economía, yo hago compras como si en mi casa viviera un equipo de rugby. Supongo que la virtud, como dijera aquél, está en el justo medio.

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