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Su prima la 'pelá'

Alfonso Alba

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Vale. Rafael Gómez es muy gracioso. Es obvio. Tiene esa capacidad para sorprender a quien pocas cosas le pueden sorprender ya, como es una patrulla de periodistas acostumbrados a ver en Capitulares naves arder más allá de Orión.

http://youtu.be/qKpMFMiRkBI

(Pido disculpas porque si no meto el corte de Blade Runner reviento)

Volviendo. Hemos visto arder naves más allá de Orión pero no hemos visto demoler naves más allá de la Colecor. Son pocas las cosas, pues, que a una patrulla de periodistas que llevamos años escribiendo de los mismos temas irresolubles en esta ciudad (Colecor, Centro de Congresos, Ciudad de la Justicia, paro, Mezquita o Catedral) nos puedan sorprender. Pero Rafael Gómez sigue haciendo gracia (aunque en el fondo de todo no tenga ninguna). Son pocas las veces que habla pero cuando lo hace es raro no escuchar una carcajada. En esta noticia (pinche sobre la negrita) está el corte de audio de la última intervención del líder de la oposición en el Ayuntamiento de Córdoba. Si tienen paciencia escúchenlo lo que se oye de fondo: no es necesario agudizar el oído. Esas carcajadas que se escuchan son nuestras, las de los periodistas. Yo también soy capaz de escuchar tu risa, amable lector, mientras pinchas en el enlace. Es inevitable.

Pero insisto en que no tiene ni pizca de gracia. Por muchas razones, pero la principal es porque se trata de un discurso muy peligroso. Y es un discurso muy peligroso porque la esencia de todo lo que está diciendo es que le da igual la legalidad. Que a él le han puesto una multa que no piensa pagar porque construyó unas naves con un permiso que, según insinúa, era verbal. Que las naves siguen siendo suyas, a pesar de que para evitar que el Ayuntamiento se las quede fueron embargadas antes de que llegaran los técnicos municipales por el Banco Popular, con el que tiene una hipoteca. Que no piensa demoler ni un metro cuadrado, a pesar de que ese es el único camino posible para que algún día se pueda usar algo de lo construido allí.

Pero es más peligroso por algo aún peor. Esta semana, tras escuchar el audio, han sido muchos los cordobeses muy estudiados y respetados que me han dicho que Rafael Gómez ha dicho “verdades como puños”. He intentado rebatir siempre esta postura. Estos cordobeses muy estudiados y respetados me argumentan que es verdad que en Córdoba viene alguien de fuera y “le ponemos el culo” como al “Yo no soy tonto” o “los franceses” del Leroy Merlin. Puede ser pero lo dudo. Lo peligroso es ese discurso de primero los cordobeses y después los de fuera, cuando fuera se refiere a todo lo que crezca, viva o respire más allá de Villarrubia al Oeste, Alcolea al Este, Cerro Muriano al Norte y Santa Cruz al Sur. Ese discurso hiperlocalista es de lo peor del nacionalismo.

O sea y por resumir y concluir esta infumable columna: gloria para los cordobeses, aunque estos sean unos presuntos delincuentes implicados en la mayor trama de corrupción de la historia de España (no sé si les suena de algo la operación Malaya), gloria para nuestros vecinos aunque sólo pagando una multa sean capaces de acabar con el déficit del Ayuntamiento (hay que alguien que debe más de 30 millones de euros en sanciones urbanísticas en esta ciudad) y gloria para aquellos constructores locales a los que nunca le han importado los medios con tal de conseguir sus fines.

No hay más preguntas, señoría.

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