Mr. Robot
https://youtu. be/NcgfoRpWLTs
“Nuestra democracia está siendo hackeada”.
En un par de semanas, quizás he tenido sobredosis de hacking. Este domingo, por ejemplo, entrevistamos a Miguel Ángel Arroyo, un hacker “bueno” como siempre lo he llamado, con el que he compartido muchas horas de charla previas a lo que para mí ha sido un descubrimiento: una serie para televisión llamada Mr. Robot. Antes ya me había zampado el documental sobre Snowden y estoy pendiente de hacerlo también con la película de Oliver Stone. Lo mismo escribo algo somatizado por todo lo visto. Pero da miedito.
Nos espían. Y ayudamos a que nos espíen. Lo ponemos muy fácil.
Los periodistas somos hackers a nuestra manera, sin saber programar y sin “mancharnos” como se dice en el argot. Aún recuerdo el primer caso de la prensa de sucesos y tribunales de la era de las nuevas tecnologías que me tocó cubrir: el de José Bretón. Apenas minutos después de saber que los niños se habían perdido, ya teníamos fotos de los pequeños sacadas del Facebook de sus padres. Conocíamos, incluso, amigos del padre precisamente por sus amistades en esta red social (con los que contactamos, por supuesto) y algunas de sus aficiones (se explotó poco por parte de determinada prensa su filiación política, que la tuvo). Después llegó la investigación policial, muy complicada, pero que aportó mucha luz gracias a la trazabilidad que se hizo de su teléfono móvil (se sabía casi al minuto dónde había estado) y por las cámaras que lo grabaron.
Hoy, cinco años después, la información que de cualquier persona tenemos en las redes sociales es muchísimo mayor. En 2011 Facebook estaba popularizándose y aunque ya había iPhones y smartphones por un tubo, todavía los dispositivos no eran tan ultramodernos como los actuales.
Ahora, casi al minuto tenemos nombres y fotos de protagonistas de actos chungos (terroristas, por ejemplo) o jóvenes desaparecidas, como el caso de Diana Quer. Sus fotos, sus amigos, su vida está en internet. Lo estaba antes de que indagáramos nosotros. La publicó ella misma. Y lo hizo a través de una red social que tiene un dueño en Estados Unidos y unos servidores también fuera de España.
El mundo que se nos viene encima va a ser complicado. Nuestra democracia, o lo que sea que tengamos, va a ser hackeada. Y lo será por nuestra culpa. Por nuestra inocencia o por nuestra ignorancia.
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