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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

La independencia y los contrapoderes

Sede del Tribunal Constitucional.

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Para ser juez del Tribunal Constitucional no hace falta tener un gran currículum, haber puesto unas sentencias que hayan sentado jurisprudencia o haber sido el primero de su promoción, como mínimo. Para llegar a lo más alto de la carrera judicial solo hace falta ser juez y amigo de un partido político. Lo hemos visto esta semana y lo llevamos viendo desde el principio de la restauración democrática.

El caso del Constitucional es, quizás, el máximo exponente de una partitocracia que acaba con un sacrosanto principio democrático: el contrapoder. Pero desde luego no es el único. Políticos de todas las instituciones se acaban poniendo de acuerdo para nombrar a un Defensor del Pueblo equis o, en el caso del Ayuntamiento de Córdoba, a los miembros del Consejo Social a los que se le acaba de ocurrir que los patinetes tienen que pagar impuestos. Tampoco es que para estar en determinados lugares estas personas tengan que tener unos méritos específicos (sí unos mínimos, claro). Solo conocer a alguien.

La meritocracia o el ascensor social son, por tanto, dos argumentos muy liberales y muy falsos. Estudiar mucho no te va a convertir en un juez del Tribunal Constitucional, ni en Defensor del Pueblo o en presidente del Consejo Social. Y es probable que ejercer de contrapoder, de los de verdad, de los que se meten en líos por defender lo que creen que es justo, no te va a ayudar a prosperar en la vida o en tu profesión, más bien al contrario.

En España es muy difícil ser independiente, sobre todo porque al final cuando se aceptan determinados cargos o puestos se le acaba debiendo un favor a alguien. Y todos sabemos cómo empieza El Padrino. “Algún día, que quizá nunca llegue, te pediré que hagas algo por mí. Pero hasta ese día, considera esto como un recuerdo de la boda de mi hija”.

Aún recuerdo las asambleas del 15M en las que se denunciaba, precisamente, este tipo de prácticas, ese sistema por el que se elegía al Poder Judicial (el más importante de todos) o al presidente de RTVE. Una década después, todo sigue igual. Y no tiene pinta de que vaya a cambiar.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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