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Churras, merinas y camisetas

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Redacción Cordópolis

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En estos tiempos extraños hay cosas que nunca entenderé. Bueno, en todos los tiempos. Una de las que más es un intento de mezclar el deporte con cualquier otra cosa. La política, la religión o hasta la economía.

Sabemos qué significa el fútbol hoy día, algo que va más allá de una pasión. O una pasión que se convierte en un negocio. Bueno, así es el nuevo capitalismo, hacen negocio con nosotros generándonos unas necesidades que cuando nos las venden hasta nos satisfacen. Así es el fútbol, pero a lo bestia.

Esta semana, el nuevo Córdoba Club de Fútbol (o la Sociedad Anónima Deportiva que tiene provisionalmente la autorización judicial para usar esta marca) presentó las camisetas de la temporada. Es uno de los actos comerciales más importantes de cada año. Cada club suele sacar una buena tajada de ingresos de la venta de camisetas, que renueva año a año. El acto se desarrolló en el Patio de los Naranjos con la presencia de invitados (no eran pocos) pero con cero periodistas por unos supuestos criterios sanitarios. Ajá.

La presentación la pudimos seguir por la televisión del Cabildo (¿?), en una realización que dejó bastante que desear y a la que no le faltaron marchas de Semana Santa (por cierto, todas de la Semana Santa de Sevilla), sevillanas y discursos. Las camisetas, muy bonitas todas. Pero me llamó la atención la tercera equipación, que es un claro guiño a los que de verdad son los propietarios del club (aunque sea de manera provisional).

Las equipaciones del Córdoba llevan una pequeña bandera de España en el cuello por detrás, algo que se puso de moda hace años entre los equipos españoles que jugaban competiciones europeas. Incluso la de los porteros es una especie de bandera de España gigante. Vale, ya lo hemos pillado, el Córdoba es un club español. Pero, ejem, ¿y la tercera? Solo hay que poner en Google bandera de Bahrein y salir de dudas.

El Córdoba debería ser el club de los cordobeses. Ya he escrito muchas veces lo que me gusta ese regreso al fútbol popular, que están haciendo en otras ciudades y que tan buenos resultados está dando en otros países europeos. Ahí está la gesta de los Unionistas de esta temporada, por ejemplo.

Pero que a nadie se le olvide que por muchas banderas de España que le pongan a la camiseta o por muchas marchas de Semana Santa que suenen en la presentación de las camisetas el Córdoba es hoy, de manera provisional, un equipo del hijo del rey de Bahrein.

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