¡Bienvenido míster jeque!
El principal síntoma de una ciudad adormecida es cuando la mayoría espera que los problemas los arreglen siempre otros. Por eso se aplaude hasta que sangran las manos a esos terceros que llegan como auténticos salvadores de la patria, en los que después se canalizan todas las esperanzas y frustraciones.
El fútbol, al fin y al cabo, casi siempre depende de terceros. Te puede gustar mucho tu equipo, pero tú no eres el que tiene que empujar a la pelotita hasta la red contraria. Eso lo hace un tipo vestido de corto, al que tú animas hasta la extenuación y criticas cuando falla. O cuando falla mucho. Pero claro, hay términos medios.
La afición del Córdoba CF, y gran parte de la ciudad, aspiró siempre a la llegada de un jeque al que los petrodólares le saliesen por las orejas para que su equipo jugase algún día la Champions League. Tanto fue así que a Carlos González, antaño máximo accionista, en su día se le apodó como “el jeque” entre la afición. Y a su sucesor, Jesús León, como “el jeque tieso”. Pues bien, ahora ha llegado un jeque de verdad. De los que usan turbante, de los que tiene sangre real y de los que tiene dinero a cascoporro gracias a las enormes reservas de petróleo que hay en su país, Baréin.
El príncipe Nasser Bin Hamad, de Baréin, fue el que colgó en su storie de Instagram el nombramiento de los nuevos mandatarios blanquiverdes. La propia embajada en España del país del Golfo Pérsico así lo recogió. Y se ponía fin a la incógnita de quién estaba detrás de Infinity, ese fondo soberano, que se ha quedado con la unidad productiva Córdoba Club de Fútbol.
El príncipe Nasser no es cualquiera. Además de triatleta, es comandante de las fuerzas armadas de su país (la disidencia no habla precisamente bien de él) y presidente del comité olímpico de Baréin. Es responsable de las inversiones deportivas del país, que organiza un prestigioso premio de Fórmula Uno, que tiene uno de los equipos ciclistas con más presupuesto de la UCI (el Bahrain McLaren) y que ahora tiene un equipo de fútbol en España, pero en Segunda B.
En Córdoba, insisto, siempre se pensó que tarde o temprano acabaría llegando un jeque de los de verdad. Pregunten a cualquier árabe de cualquier parte del mundo si saben dónde está Córdoba. Rápidamente la encajan en el mapa. Hagan lo mismo con Bilbao. Sorpresa. No tienen ni idea de dónde está.
Pues el jeque ya ha llegado y tiene la pinta de muchos: es militar, no se anda por las ramas y es ultradeportista, además de estar forrado. Sorprende cómo ciertos sectores muy conservadores de la ciudad le han abierto las puertas de par en par. Y más que lo hagan aquellos que tratan de negar que el máximo esplendor de esta ciudad llegó precisamente durante la dominación islámica. Poderoso caballero es Don Dinero.
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