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Días de pandereta y zambombá

Marian Castro

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Me he fijado que cada vez se toca menos la pandereta, la zambomba y no se cantan villancicos en las comidas y reuniones de estas fiestas navideñas con amigos o familiares (excepto en Televisión Española que siguen con el Telepasión y Raphael en Nochebuena). De hecho, se están olvidando las letras, esas estrofas imposibles en muchas ocasiones y carentes de rima, de algunos de esos cantos populares propios de nuestra tradición. Las nuevas generaciones ven uno de estos instrumentos tradicionales navideños, o la sinfonía de notas musicales que sacamos de una botella de anís La Cordobesa y nos miran con cara de marcianos. Si quieren

música navideña la buscan en el Spotify que ya tienen un bonito playlist con los mejores éxitos en inglés. Pero me he fijado bien en algunas letrillas de los villancicos y creo que tantas décadas después siguen retratando la España de hoy, eso de... “San José cómo te apañaste para cortarte un... con los alicates”, encierra tanta metáfora como verdad en su afirmación. “Ande, ande, ande la marimorena... ” un retrato del actual panorama político, o aquel que tanto repite mi abuela: “en el cielo no hay gobierno, San José tenía una novia y se la quitó San Pedro...”.

Será que en la España de hoy hay auténticos profesionales en tocar la pandereta y cantar el tamborilero en debates televisivos y del Congreso... Ya saben a qué me refiero. O será que ya tengo cortocircuito mental de pensar tanto en política, pactos y gobiernos. Esta Navidad hemos cambiado la zambombá por el zambombazo electoral y el pestiño de campaña y post-elecciones que nos estamos tragando. ¡Menudo empacho tengo ya! No me han quedado ganas ni de chuparle los bigotes y las cabezas a las gambas. 

Ya llega el momento de hacer la lista de propósitos (a incumplir) de Año Nuevo. Va el primero: el próximo año me pongo a dieta de monsergas y eslóganes políticos porque tengo los “triglicéridos” por las nubes después de tantas campañas electorales consecutivas. Y de paso armaré mi propio playlist de Spotify con otras verdades que deben cantarse bien alto para recordar de dónde venimos.

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