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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

Pura lujuria. “Averiguao”

Desnudo femenino de Egon Schiele | PINTEREST

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Andaba indecisa con el tema de hoy cuando me dije ¡“Averiguao”! ¡Si no es fácil elegir, un resumen! 

El obispo de Solsona, ese exorcista poseído, el cazador cazado; el que decía que había señoras que al comulgar y darles la ostia, gritaban poseídas; ese que señalaba que en verano las mujeres van muy destapadas; el que vestido de púrpura no paraba de dar mítines “indepes” del brazo de Quim Torra -silencio de la curia-; ese de carita de galán de telenovela juvenil ha sido poseído por el diablo en forma de mujer. Siempre la mujer la culpable. Y ésta, además, psicóloga y escritora de novelas erotico-satánicas, ahora objeto de culto por esas narraciones de cabalgadas demoniacas, chupadas que van y lamidas que vienen y sexos inflamados por la lujuria. Pero lo sorprendente es que con estos mimbres el Sr. Omella nos pida “no hacer una novela morbosa”. O que cierta prensa afirme que el propio Papa le pidió hasta dos veces al obispo someterse a un “contra exorcismo”. Y es que, amigos, la simpleza de que el sexo le gusta a cualquiera y que lo antinatural es lo contrario, sigue sin pillarlo la Iglesia. Prefieren culpar al demonio, eso sí, con forma de mujer. !Me río yo del sórdido y casposo fenómeno andaluz del Palmar de Troya, frente al culebrón de exorcismo lujurioso catalán que se avecina!. En todos sitios cuecen habas.

Y de pronto salta la tremenda noticia del joven gay que la otra prensa señalaba como víctima del odio por su condición sexual. Vejado, agredido y marcado a sangre y fuego con la palabra maricón en su propio culo. Los pelos de punta se me pusieron, pero no tanto como la cara de imbécil que se me quedó cuando resultó que todo era mentira. Noticias sin contraste y de nuevo la simple lujuria de fondo. Y es que la jodienda, amigos, a más hurtadilla, menos enmienda. 

La ceremonia purificadora, la hoguera de brujas con los libros de Tintín, Asterix o Lucky Luke por racistas, discriminatorios y hasta salvajes sexualmente - !y dale!-, por mandato del Consejo Escolar de colegios católicos de Canadá, ha sido ya la rebomba.

Pues “averiguao”, sin “d” y con “o”, honda. Ese verbo que tantas satisfacciones nos da, ese parche lingüístico cordobés que sirve para un roto y para un descosido. Elástico, poliédrico, multifuncional. Mágico. Que se rompe algo y llega el técnico, “señora, averiguao”; que quieres que te busquen información “oye averíguame el teléfono de mengano”; que hay que comprar, decidir, da igual, “ya he averiguao las entradas” o “me tengo que averiguar el traje de novia”. 

Y hoy también nos sirve, porque al final es que el obispo se ha “averiguao” a la psicóloga… y viceversa; que el gay mentirosillo y su lujuria menudo lío han “averiguao”; y que quemar la memoria con raseros de hoy no “averigua” una mejor educación. La historia es historia. Y así estamos. ¡Pues averiguao!

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Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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