El nuevo sistema antiincendios de la Mezquita se instalará en la cubierta del Coro, la mayor estructura de madera del templo
Apenas 12 horas después del incendio en la Mezquita-Catedral, el deán-presidente del Cabildo Catedralicio de Córdoba -Joaquín Alberto Nieva Mezquita- se reunía con los medios de comunicación para informar del primer balance de daños tras el siniestro. En una extensa comparecencia, Nieva anunció que la previsión del Cabildo es que en el mes de octubre se instale en el monumento un avanzado sistema contra incendios basado en agua nebulizada como el que, aseguró, hay ya en Notre Dame, que en 2019 fue devorada por las llamas. Según ha podido conocer este medio, este sistema se instalará en la cubierta del Coro, la estructura de madera de mayor envergadura del edificio y la que presenta una posición más complicada en caso de un incendio.
Así aparece en el Plan Director de la Mezquita Catedral, redactado en 2020 y que fue presentado en diciembre de 2021 a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, pero aún no está aprobado definitivamente. En ese documento, esta actuación se estableció como prioritaria y se presupuestó en unos 150.000 euros, según la memoria anual de 2024, dada a conocer recientemente. El objetivo de la misma es dar respuesta a un “hipotético incendio” en la cubierta del Coro y que debe hacerse desde el interior del edificio. ¿Por qué? Por la distancia que separa al Coro de las calles circundantes al monumento, lo que “imposibilita la acción de los camiones moto-bombas de los bomberos.
Actualmente, y para minimizar los riesgos -porque no existe la amenaza cero- la cubierta del Coro carece de instalación eléctrica y de líneas que abastezcan a otras zonas para minimizar riesgos. Aunque en 2003 se extendió una instalación hidráulica de extinción de incendios con cuatro hidrantes en el cimborrio del Crucero, la presión de 2,026 Kg/cm² resultante de su elevada altura y las pérdidas de carga del trazado “no es suficiente” para extinguir un fuego en los puntos más alejados.
Ya entonces, el Cabildo se refería al dramático suceso que sufrió Notre Dame; un hecho que “ha subrayado no solo las dificultades para extinguir incendios en estructuras elevadas, sino también los peligros de usar grandes cantidades de agua, que podrían arruinar la bóveda que cubre el Coro y amplificar los daños”.
Para abordar estas deficiencias y proteger este valioso patrimonio, en 2020, el Cabildo dio los primeros pasos para proyectar un sistema de extinción mediante “agua nebulizada”. Este sistema se compone de pequeños rociadores nebulizadores, conocidos como sprinklers, que se activarían al romperse un bulbo por un aumento de temperatura. Cada sprinkler es capaz de extinguir un incendio en un área determinada en pocos minutos. La gran ventaja de esta tecnología es que la cantidad de agua utilizada sería muy reducida, usando solo 38 litros/minuto en comparación con los 240 litros/minuto de un rociador normal, y su aplicación se concentraría precisamente en el lugar necesario.
Sin embargo, este sistema de rociadores automáticos requiere una “mayor presión de agua” de la que proporciona la red municipal para ser efectivo. Por tanto, el proyecto de instalación que, previsiblemente, se conocerá en octubre, deberá resolver la ubicación tanto de los sprinklers como de un “grupo de bombas para garantizar la presión necesaria”, así como la ejecución de un “depósito o aljibe” para asegurar que las bombas no trabajen en vacío.
Hay que recordar, tal y como apunta el Plan Director, que en enero de 2020 se descubrió un cuarto de bombeo subterráneo en el Patio de los Naranjos junto al aljibe de Almanzor. Este espacio corresponde a una instalación de extinción de incendios diseñada por el arquitecto José María Rodríguez Cano en 1932. Queda por ver si en este espacio se colocará el depósito y las bombas necesarias, siendo crucial para el desarrollo del proyecto que garantizará la extinción de un hipotético incendio en estas cubiertas.
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